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-Y así es como se calcula...-El intercomunicador interrumpió a la maestra.

Todos los estudiantes, que estaban algunos durmiendo, otros pensando en que harían al salir, unos cuantos contando cada segundo de la insoportable clase y un reducido grupo atendiendo en clase; salieron de su ensimismamiento y escucharon atentos a su directo. Algunos con curiosidad, otros esperando a que el parte que seguramente fuera a dar no fuera para ellos y otros con ansia de cotilleos, pero todos agradecidos de que la clase se pausase por unos segundos. La profesora Midstage a veces era irritante en su voz y manera de explicar y su forma de evaluar a los exámenes injusta. Así que los alumnos agradecían un descanso que probablemente atrasara los exámenes unos días

-Aquí les habla su director, Steve Cuck, vayan todos los alumnos de la clase 10-A al gimnasio.

Los alumnos de dicha clase se levantaron y corrieron hacia el lugar indicado. No porque tuvieran prisa, ni por respeto al director, sino porque no soportaban más a Midstage.

Ann cerró su cuaderno de matemáticas, donde estaba dibujando formas fálicas en una hoja en blanco, y se dirigió al gimnasio.

El gimnasio que estaba en la planta baja, cruzando el patio, era una estancia amplia y altamente iluminada; s
Sus gradas, sucias por los desperdicios dejados por los estudiantes, estaban totalmente ocupadas.

Se hizo hueco entre dos animadoras de noveno año y se alisó la falda.

Hubo un sonido agudo al encender el micrófono, los focos se encendieron y el director salió de detrás de las cortinas.

-Bienvenidos alumnos...-Dio su típico discurso insulso alabando al centro y su dirección de este entre otras cosas para convencer a los alumnos que sigan pagando esa basura de instituto.-Tengo el placer...-"El placer de llenarte el bolsillo" pensó.- de presentarles a vuestra nueva compañera: Flora Madison.

Las cortinas se abrieron. Tras ellas había una chica de pelo castaño, ojos verdes y mejillas rosadas.

Steve le hizo un gesto para que se acercara al micrófono.

-Em... Hola- Dijo tímida.

El director le quitó el micrófono y siguió hablando.

Tras presentarla el director abandonó el gimnasio.

La campana del recreo sonó.

Los chicos se lanzaron a hablar con ella mientras que Ann se dirigió al baño.

Entró, se lavó las manos y se encerró en un cubículo.

Se sentó en la tapa a escuchar.

No había nadie.

Se levantó y se bajó las bragas, se volvió a sentar y orinó.

Se secó con papel higiénico y rebuscó en su mochila.

De ella sacó el consolador.

Lo observó, medía dieciocho centímetros de largo y nueve de ancho y tenía relieves que hacían de venas.

Lo lubricó con la boca y se lo introdujo en la vagina.

A pesar que había echado el pestillo alguien consiguió abrir la puerta.

La muchacha sorprendida y sonrojada no era nadie más que Flora Madison, la nueva alumna. Esta se quedó mirando impactada y al darse cuenta de eso se dio la vuelta murmurando que lo sentía.

Ann se levantó y se subió las bragas y se colocó bien la falda avergonzada.

-Lo siento, lo siento, lo siento...-Murmuraba desesperada.-Esto, lo siento.

Ann se disculpó por no echar el pestillo, aunque ella pensaba que sí lo había echado.

-Da igual es natural, no te juzgo, pero siento haberte visto en tu momento íntimo.-Pensó.-Yo... Yo también lo hago- Mintió- A veces.

-Tranquila, no pasa nada. Simplemente no se lo cuentes a nadie. Supongo que ya te habrá hablado medio insti y estarás harta de presentaciones, pero me presento igualmente, soy Ann Mcdick.

-Que va, todos los chicos se me han presentado, pero no confío en sus intenciones. Busco una amiga, pero de momento no he encontrado.-Levantó la mano para intentar estrechar la de Ann, pero la retiró.- Soy Flora, encantada igualmente.

-Supongo que puedo ser tu amiga.- Sacó el teléfono de la mochila.- Este es mi número.- Le mostró la pantalla y ella lo anotó en el suyo.

Salieron del baño y se dirigieron a clase.

En cuanto entraron al aula los chicos se abalanzaron a hablar con Flora. Ella los apartó.

-Lo siento, no me interesa.

Las chicas empezaron a susurrarse entre ellas mientras que los chicos mascullaban ofendidos.

El más alto de ellos, un chico de pelo moreno y ojos grises se acercó violentamente a Flora.

-Serás zorra, como te atreves a rechazarme.-Alzó el puño.

Lanzó el puñetazo.

Flora le paró el puño con el interior de la mano.

-No.

Torció la mano y la cara sonriente de Adrien se tornó en una de dolor.

-Furcia.

Intentó zafarse y lanzar otro puñetazo.

La nueva estudiante le arreó una patada en el costado de la cabeza.

-No vuelvas a intentarlo.

-Bollera de mierda.

Alzó el pie dispuesta a pisarle.

-¿Has dicho algo?

Adrien se calló.

Flora se retiró.

Se sentó junto a Ann.

Las chicas murmuraron que había sido increíble.

-¿Dónde has aprendido eso?-Preguntó Natalia, la mejor amiga de Ann.

-Tomé clases de artes marciales a los cinco años.

-¿No crees que deberíamos invitarla a la fiesta de esta noche?-Dijo Natalia todavía encantada.-Por cierto, soy Natalia pero puedes llamarme Nat.

-Encantada Nat.

Natalia no sabía por qué pero se sonrojó.

-¿Por cierto de qué fiesta habláis.?-Preguntó.

Ann contestó.

-Esta noche hay fiesta de pijamas en casa de Nat. Veremos pelis románticas, de esas tontas y cursis, y comeremos helado.

-¿Puedo ir?-Dijo con miedo de sonar aprovechada.

-Claro, pero trae una tarrina de helado.

-Claro traeré mi favorito, el de oreo.

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