27

12 17 0
                                    

Flora guardó silencio en el trayecto hacia comisaría en el coche patrulla.
Las esposas le quedaban grandes, pero no intentó escapar. Se sentía culpable.
El ser le dijo que le arrebataría los poderes si revivía a alguien, ojalá hubiera podido hacerlo, pero no le dijo que él se desvanecería junto a ellos. Le había cogido cariño, después de todo el debía la vida. Hablando de deber también le debía mucho a Ann, ella le dio un motivo para vivir, si no la hubiera conocido se hubiera suicidado tras acabar con su misión. Y ahora había perdido todo: había perdido al amor de su vida, por su culpa había muerto su joven cuñada y encima no había completado su objetivo.
Pero ya daba igual, la venganza daba igual. Solo quería morir. Deseaba que la condenaran a la silla eléctrica o incluso que los policías le dieran una paliza y la mataran
En otras palabras quería cumplir su destino inicial.
Recordó cómo había llegado hasta ahí:

Susy Heavens era una niña dulce y su madre la amaba con toda su alma. Su padre se podía decir que también, pero a su forma, o eso quería creer.
Él era un drogadicto que le debía dinero a la mafia Latina del pueblo vecino.
Volvía a casa con moretones y oliendo a fango.
Un día volvió con una dosis de heroína y se la chutó.
-Me han dado un ultimátum, sí no pago mañana me matarán.- Murmuró probablemente para sí mismo.
Entonces cómo si de un ángel se tratara llegó su salvación, y también la perdición de otras muchas personas.
-Papi, ¿Te puedo ayudar a que esos malos no he hagan daño?- Preguntó desde su inocencia.
Este pensó en su mente entumecida por la droga.
-Creo que sí.-Dijo.-Mañana no irás al colegio. Pero no le digas nada a tu madre.
Su padre se retiró e hizo una larga llamada.
Al día siguiente vinieron unos hombres: Pablo, su mafia, Samuels…
Entraron  y un hombre menudo y viejo colocó el trípode y encendió la cámara.
-Papi,¿Quieres son?-Pregunto asustada.
-Alguien que nos dará mucho dinero si juegas con ellos
-¿Que tipo de juego?
Entonces uno de los hombres la agarró de la cabeza y la lanzó al suelo.

Una vez los hombres se marcharon.
Su padre entró a las habitación con un fajo de billetes.
La vio sangrando en el suelo con la cara desencajada de dolor.
-Somos ricos.- Exclamó.
Pablo que volvió a aparecer dijo lo siguiente:
-Te daremos dos millones más si nos entregas a tu hija, a parte de un kilo de fentanilo
Entonces su madre entró por la puerta.
Intentó gritar y atacar al hombre que suponía había violado a su hija y su marido intentaba detenerle.
Pablo sacó un pistola y en un segundo le disparó tres veces en el pecho.
-Putas mujeres, siempre interrumpiendo los negocios.-Dijo y su padre y él se retiraron a la cocina a negociar.
Susy sentía el asqueroso néctar de los hombres recorriendo su interior.
Sí no le habían mentido en clase tendría un hijo de esos monstruos.
Así que metió la mano en su abusada vagina y se arrancó el útero.
“No pienso nunca tener un niño como recuerdo de esos cerdos”
Entonces empezó a rezar a Dios y al ver que este no escuchaba o al menos no existía, pues ningún dios bondadoso dejaría que pasara aquella inhumanidad, rezó al ser oscuro.
Entonces una luz inundó la sala.
Un ángel con las alas envueltas en fuego descendió frente a ella.
-¿Tú que me has invocado y ofrecido una parte de tí como sacrificio. Déjame ayudarte.
La sanó y se le presentó.
-Soy Lucifer, el ángel más poderoso, o lo era hasta que mi padre me desterró. Cómo ha hecho contigo ese infraser. Te propongo un trato: necesito almas para alimentarme de su dolor. Tú solo hazlos sufrir hasta la muerte y yo me encargo de torturarlos eternamente.
-¿Cómo?-Dijo aunque haría lo imposible para lograrlo.
-Te brindaré mi poder. Solo hay una limitación, no puedes revivir a nadie
-¿Pero mamá?
-Tu madre está ahora en un lugar mejor.

Flora llegó a la celda.
John la arrojó dentro y se golpeó con la cama de piedra.
Gimió de dolor, pero John ni se inmutó.
Se fue sin más.

DisparaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora