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John tuvo a Flora en una celda de aislamiento.
Sólo permitía a Manuel  darle de comer cada tres horas y tenía prohibido hablarle.
Habían pasado tres días desde la muerte de Claire.
Ese día era el funeral de la pequeña.
Ese día John llevaba un traje negro y Ann un vestido de luto del mismo color.
Esta lloraba.
-¿Por qué?-Dijo golpeando el ataúd.- ¿Y por qué te llevaste también a Flora?
John no le había contado la verdad, simplemente le dijo que la habían asesinado y secuestrado el cuerpo.
Esa excusa le haría menos daño que saber que su hermana murió por culpa de su novia, que además era una asesina en serie.
El padre Publio empezó su sermón.
-Señor, ten piedad de esta alma…
Entonces se oyeron gritos y John no pudo creer lo que vio.
El cuerpo de Claire había recuperado la vida y se había levantado del ataúd.
A pesar de estar en esa situación funesta Claire lucía la más feliz de las sonrisas.
John corrió a recogerla, pues no podía caminar bien sin tras tanto tiempo sin mover las piernas.
-Papá, he visto el cielo.
-¿Y como es, pequeña?
-Es precioso. Dios me ha dicho que el destino de Flora depende de tí.
Eso descolocó a John. Él no creía en lo paranormal, pero en ese instante agradeció a Dios y a lo que sea que fuera Flora.
-Cuida a tu hermana, tengo algo que hacer.-Le dijo a su hija mayor.
Subió al coche, llamó a Satoshi y llegó a comisaría.
Ahí se juntaron y llevaron a Flora a la sala de interrogatorios.
-Debo agradecerte, en el caso de que haya sido tú, por haber ayudado a mi hija. Aunque no sé tú método, creo que hay algo paranormal en tí.
Satoshi habló:
-Queremos saber tus motivos y tú método. Confesar te ayudará en el juicio.
Flora les contó todo.
-¿Así que puedes huir cuando quieras?
-No, ya he perdido los poderes, el límite de este poder era revivir personas.
John habló por fin.
-Lamento oír tu historia, y gracias por revivir a Claire.Te debo un favor, te ayudaré a salir, sólo espera unas horas. Por cierto,¿ Usaste tus poderes para enamorar a mi hija?
-Yo nunca haría eso.
-Entendido.- Decía la verdad, tenía el presentimiento.

John subió a sus hijas al coche y aparcó en el hospital de NorthYach.
-Esperad aquí
Se apeó.
Cogió un bidón pequeño de gasolina del maletero y lo ocultó tras la chaqueta.
Se acercó al mostrador.
-Vengo a ver a Dave Heavens.
-Necesita autorización por obvias razones.
Le enseñó la placa.
-Adelante.
Subió al ascensor y bajó en la planta seis.
Entró en la habitación sesenta y seis.
Ahí estaba el muy cerdo.
“Y pensar que me caía bien, incluso lo consideré un padre en mis inicios en la policía”
Se acercó.
-Llegó tu hora, saludos de El Ángel.
Dijo y lo empapó en gasolina y le prendió fuego.
-Un pequeño adelanto de lo que te espera.-Dijo y se fue.
Le mando un mensaje a Sally: “ Sal del trabajo, ahora.”
Subió al coche y se marchó a toda prisa.
-¿Papá que pasa?-Preguntó Ann.
Le contó la verdad
Ann se quedó asimilándolo en silencio.
-Ann, ponte en el asiento de conductor, si sube Flora huid lo más lejos que podáis.
-¿Y tú?
-Solo importa ella.-Dijo solemne.
Agarró su arma y entró a su lugar de trabajo, el último lugar donde estaría.
Disparó al agente más cercano. Luego a otro y así se abrió paso hacia las celdas.
Las custodiaba Manuel
-Lo siento.-Dijo y vacío su cargador en su pecho antes de que pudiera decir nada. Solo le dedicó una mirada de decepción.
Entró en el calabozo y abrió la puerta.
-Huye.-Le dijo a Flora y está corrió.
John iba a volver al coche.
Pero se sentía culpable.
Se llevó la pistola a la sien.
-John.-Dijo una voz asustada.- ¿Qué has hecho?
-Lo que tenía que hacer.
-Lo siento, John.-Le apuntó.
-No lo sientas.-Se despidió.
Disparó y todo se fundió a negro.

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