Flora estaba feliz, su vida iba viento en popa: había conocido al amor de su vida, solo quedaban dos objetivos que asesinar y poco a poco se sentía mejor; Solo había una cosa que la preocupaba: la policía estaba investigando el caso y por si fuera poco su suegro era el que lo llevaba.
-Señor oscuro, dueño de mi vida y mi futuro, por favor no me obligues a matar a John, Ann nunca me lo perdonaría.-Rezó.
El ser recibió su plegaria y sonrió. Si se cumplía o no dependía solamnte de John, él era el sujeto de La Prueba. Y como un inteligente ratoncillo estaba logrando llegar al queso al final del laberinto.
“El podría ser la cura.”-Pensó el ángel.
-¿No tienes algo que hacer?
-Quiero esperar a qué Ann vuelva del instituto.- Contestó Flora.
-No volverá hasta dentro de tres horas. Recuerda el trato, no querrás decepcionarme.
-Claro, Mi Luz.
Disparó y apareció frente al bar de Sam.
Aquel bar, dispuesto en las afueras de la Ciudad vecina.
En aquel barrio marginal, lleno de fascistas y delincuentes, el lugar más famoso, tanto por sus cañas como por los trapicheos, era el bar de Sam.
Respiró hondo y entró.
Disparó para cambiar a su aspecto original.
Invocó una espada.
Tras pasar la puerta y verla dos ancianos se le burlaron.
-¿Adónde te crees que vas, Lancelot?
Un hombre barrigón y claramente ebrio dijo después.
-¿Esa no es XVB2335?
-Sí, creo que sí. Parece que podremos disfrutar de su culito.-Dijo un tercero.
Flora empuñó la espada.
-Niña, esa espada es de juguete, no hay forma que una niña esquelética como tú pueda levantar una de verdad.
-¿Ah, sí?
Le cortó la cabeza de un tajo y los demás gritaron.
Todos en ese bar habían comprado el video y se habían encargado de difundirlo por medios ilegales.
Empezó la masacre.
Un hombre le intentó lanzar una silla. Está la atrapó en el aire y la devolvió clavándole una pata en el cuello al hombre.
Otro imbécil se le intentó abalanzar encima, Flora solo movió la espada y el cerdo se empaló solo.
El camarero intentó sacar una pistola. Flora disparó y este apretó el gatillo sobre sí mismo.Una vez finalizada la masacre se marchó y llamo desde un teléfono público a la policía , no quería que nadie se encontrara con esa escena.
El jefe Heavens fue personalmente al despacho de John a pedirle un favor.
-¿Sí?
-¿Has pensado ya mi propuesta?
-No pienso entrar en el mundo de la política.
-Por eso te he traído una propuesta alternativa.-Sonrió.
-Te escucho.
-Necesito un guardaespaldas en mis mítines. Y ¿quien mejor que tú?
-Es lo mínimo que puedo hacer.
“Por qué me siento mal por tí y tu hija.”- Quería añadir.
Y técnicamente había averiguado el abuso a su hija gracias a él.
-Vale, el mitin es hoy a las ocho de la tarde en la plaza del ayuntamiento. Presenta tu placa.
-Entendido.
Entonces sonó el teléfono.
Lo descolgó un agente.
-Dice que ha habido una matanza en el bar de Sam.
-Que no nos molesten.-Dijo otro uniformado.- Nadie se atreve a entrar en ese barrio, ni aquel maldito bar.
-Muy bien, no tenéis que preocuparos, iré yo.-Zanjó John.
-Ten cuidado -Dijo Sally.
-Yamamoto me cubrirá las espaldas.
Condujeron con las luces puestas, así que llegaron en cuarenta minutos.
Entraron en el bar.
Lo primero que se fijaron era en el suelo pegajoso, estaba cubierto de sangre. Luego en el olor a tripas y heces de las víctimas.
Echó un vistazo rápido: nadie había sobrevivido.
-Satoshi llama a los forenses.-Dijo aunque a simple vista la causa de la muerte era obvia.
Sospechaba que esa gente fueran las nuevas víctimas de “El Ángel” pues ese barrio refugiaba a todo tipo de delincuentes y las violaciones sucedían a plena luz del día en cualquier calle.
De pronto un cuerpo se movió tosiendo sangre.
-Fue ella.-Dijo.
-¿Quién?
-Una niña, XVB2335 era su código. Conseguí arrebatarle esto…
Dio su último aliento.
En su mano, ahora sin vida, había un colgante. Uno que le resultaba familiar a John.
Era igual que el de Flora. Y además había dicho una niña.
“No puede ser ella”-Pensó.-”¿Verdad?”
Claro que lo era, pero no lo veía claro en ese momento.
Llamó a comisaría.
-Necesito que Lopez busque en el USB lo siguiente…-Le dio el código.
Miró el reloj eran las siete y media.Un vez en el ayuntamiento, apenas contaba con dos minutos, se abrió paso entre la multitud y le enseñó su placa a los seguridad.
-Pase.
Vio al jefe Heavens probándose un traje
Este se giró.
-¿Me queda bien?
-Como un guante señor.
-Gracias, debería subirte el sueldo por eso.
-No se ofenda, quiero que me suba el sueldo, pero debe ser humilde.
-Y una mierda, voy a ser presidente de esta ciudad y lo sabes bien.
-Eso espero.
Entró un sirviente.
-Ya es la hora.
Subieron al escenario.
-Den la bienvenida al candidato a alcalde y ministro de justicia, Dave Heavens -Anunció el DJ.
Se plantó frente a la multitud y empezó a dar su discurso.
Entonces se levantó una mano entre el público.
-Espere al turno de preguntas -Dijo el alcalde
-¿Es usted el actual jefe de la policía estatal?-Le ignoró
-Sí y agradecería que no hubieran más interrupciones.
-¿Y usted ha ordenado la masacre del bar de Sam?
-¿Qué? Por supuesto que no.
-Todos los maderos mienten, todos deben morir.
Entonces sacó un revolver.
John corrió a cubrir a Heavens, pero fue demasiado tarde.
Una bala se estrelló en el pulmón derecho de Dave.
John lo arrastró a cubierto mientras el hombre escapaba.
Le tomó el pulso.
-Llamad a una ambulancia.- Ordenó.
ESTÁS LEYENDO
Dispara
Mystery / ThrillerUna misteriosa ola de asesinatos levanta las sospechas de dos policías. Pero ¿Qu'r pasaría si persiguieran, tanto los policías como el culpable, el mismo objetivo?: limpiar la ciudad de delincuentes sexuales.