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Flora y Ann se pasaron todo el trayecto de camino a casa hablando animadamente e intercambiando besos.
Cuando atravesaron la puerta principal de la casa Flora estampó a Ann contra la pared y la besó profundamente.
“Dios mío, me encanta el sabor de su boca “
Ann le correspondió uniendo sus lenguas. Está colocó sus manos sobre las caderas de Flora.
Esta se apartó incómoda.
-Yo… Lo siento.-Se disculpó Ann.
-No pasa nada.-Contestó Flora.-De verdad que me gustaría ser normal.
-Ya eres normal.
Flora se sonrojó.
-Ya me entiendes, te amo y me gustaría hacerlo contigo.
-Tú a tu ritmo. No pasa nada.
A Flora se le ocurrió una idea.
Dudó si decirlo.
-¿Qué tal si te veo desnuda? A si a lo mejor veo que no es para tanto y se me va los nervios.
Ann consideró los pros y los contras de su propuesta.
Por una parte se sentía mal por su cuerpo.
Pero por otra quería ayudar a su pareja, si podía llamarla así a superar su trauma y quien sabe quizás ella pudiera sanar también su herida.
Aceptó.
La tomó de la mano y la guío escaleras arriba. La dejó frente a la puerta de la habitación.
-Espera aquí.-Dijo y cerró la puerta tras de sí.
Rebuscó entre su mejor lencería en su escondite secreto
-Puedes pasar.-Exclamó.
-¿Segura?
-Claro.
Entró con cierta timidez
Se sonrojó a la vez que abría la boca.
Ann estaba preciosa.
mucho más de lo que imaginaba y mucho más de lo que ella sería jamás.
Ann llevaba un sujetador rojo de encaje semipermanente y la braga de encaje que compró junto a ella.
“Parece que fue ayer”
De pronto de sintió insignificante. Cómo una adolescente normal, en su primera vez, que se enfrentaba a una situación que la abrumaba. Cómo encontrar una vampiresa sexy y que te ofrezca pasar junto a ella la eternidad: a pesar del peligro, su corazón le ordenaba que se dejara morder.
Ann al ver su indecisión se acercó sensualmente, tomó su mano con gentileza y la llevó a su pecho izquierdo.
-¿Lo notas?
Flora asintió
-Mi corazón está así por tu amor, y el calor que sientes es fruto de este.
-¿Qué debo hacer?
-Toca, siente y sobre todo disfruta.-Indicó pacientemente.
Flora empezó a amasar los pechos de su amante, primero suavemente y conforme se iban erizando sus pezones con más ansia.
Ann se desabrochó el sostén y descubrió sus pechos ante la mirada maravillada de Flora.
-Wow.-Exclamó.
-¿Eso es todo lo que tienes que decir?-Se rió.
-Son preciosos.-La admiró mientras su cabeza se acercaba.-¿Puedo?
-Claro.
Flora atrapó uno de sus pezones con sus labios y mordió suavemente.
Ann gimió.
-Te amo.
-Yo también.-Contestó y le agarró suavemente la cabeza hacia su otro pecho.
Esta succionó con pasión.
Flora ya verdaderamente excitada fue bajando por su abdomen.
Llegó a su parte inferior.
Uso sus dientes para bajar la ropa interior.
Disfrutó del lascivo aroma de su excitación .
Le agarró el trasero y hundió su boca en su húmeda intimidad perfectamente depilada.
Lamió mientras Ann gemía.
Unos intensos minutos después Ann llegó al esperado orgasmo.
Cuando se recuperó Ann se sentó en la cama a descansar.
-¿Que te ha parecido?
-Creo que estoy lista para algo más -Confesó Flora.
-Perfecto. Por qué yo me he quedado con ganas de más.
Flora se quitó la camisa naranja y las botas.
-Lo siento si son pequeñas.-Dijo avergonzada.
-Tienen el tamaño perfecto.
Luego se quitó los pantalones, revelando la humedad de su ropa interior.
-¿Ya estás tan mojada? Si todavía no te he tocado.
Apartó la mirada
avergonzada.
-Es hora de que te devuelva el favor.-Dijo y gateó en la cama hasta estar sobre ella.
Le quitó la ropa interior con la boca.
-Mmmm.-Dijo al saborearla.
Cerró las piernas.
-No te avergüences es hermosa y no voy a hacerte nada que no quieras.-La tranquilizó.
Asintió y separó poco a poco las piernas.
-Iré despacio, avísame si necesitas que pare.
Cómo ya estaba lo suficientemente lubricada introdujo poco a poco el dedo índice.
-¿Vas bien? ¿Te duele?
Negó con la cabeza.
-Muy bien, cualquier cosa recuerda decírmelo.
Asintió.
Introdujo también el dedo corazón.
Flora gimió.
-Perdón, te he hecho daño.
-No, no quiero que pares.
Al oírlo esto Ann comenzó a mover sus dedos dentro y fuera de Flora y a doblar estos estimulando su punto G.
Cuando estaba a punto de venirse Ann paró.
-¿Qué?-Preguntó Flora desesperada.
-Espera un momento.
Se quitó de su posición y se trasladó tras de Flora.
Entonces Flora se dio cuenta de que frente a ella había un espejo de pie.
Cerró los ojos.
-Abrelos cariño, quiero que veas cómo te corres por primera vez.
Abrió los ojos insegura y la vista le fascinó: Ann desnuda tras de ella acariciando su cabeza y con su otra mano le masturbaba.
Entonces gritó y vio el paraíso ante ella
-Ah,Ah,Ah, te amo, te amo.
-Ya lo sé, ya lo sé.-Susurró Ann tranquilizándola pero a la vez potenciando la sensación que la embriagaba.
Ann rebuscó en un cajón de su cómoda y sacó un dildo.
-¿Te acuerdas?
-Cuando nos conocimos, que recuerdos.
-¿Quieres usarlo conmigo?
-Claro.
Entonces se abrió la puerta.
-¿Estáis bien? He oído un grito.-Dijo el padre de Ann.
Intentaron taparse con las sábanas, pero era demasiado tarde
-Ay, Ann. Menos mal que tu hermana se ha ido a dormir pronto. Y me debéis una explicación.-Dijo severo.

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