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Alguien tocó el timbre de la puerta principal.

Ann se levantó de la cama y se cubrió la ropa interior vistiéndose con el pijama.

Bajó las escaleras.

Recordó que hacía menos de un mes estaba desayunando ahí con su hermana y su padre, este parecía preocupado, se preguntó si la razón tenía que ver con el secreto que ocultaban él y Satoshi.

"¿Alguien estuvo a punto de descubrirlo?

No habían hecho nada malo, pero no era algo precisamente legal. Así que se preocupaba de las represalias que podrían tener si se destapara.

Por eso tenía como norma no hablar de su incidente ni del secreto de su padre delante de Claire.

Abrió la puerta.

-Hola.-Dijo Natalia.

-Hola.-Dijo Ann tímidamente no hablaba con ella desde aquel día.

-¿Qué tal? ¿Ya te encuentras mejor?

Ann negó con la cabeza.

-Tengo un poco de fiebre todavía.

-Ah, es verdad casi se me olvida.-Dijo y se puso una mascarilla.- No me acordaba de lo incómodas que eran. ¿Puedo pasar?-Preguntó.

"No"- Quería responderle, era su mejor amiga, pero si entraba podría descubrir a Flora en la habitación de invitados y haría demasiadas preguntas.

-¿Puedo?-Insistió.

Ann le hizo un gesto para que pasara.

Subieron a la habitación.

Ahí Ann se sentó en su cama y Nat se quedó de pie incómodamente en la puerta.

Se quitó la mascarilla.

-¿Qué haces?

-No me creo lo del Covid, a ti te ha pasado algo.

"Mierda"

-¿Qué dices?

-Te conozco desde hace años, no te obligaré a decirlo, pero si necesitas hablar con alguien te escucharé.

-Vale, lo que tu digas.

-Sí, eso. Sigamos con la farsa del Covid si te hace sentir mejor.

Así era, no quería traerle problemas, así que no le explicó a lo que sobrevivió.

Hubo un silencio incómodo.

-Bueno, creo que me debería ir. Que te mejores.-Dijo y Ann se levantó para acompañarla a la puerta.

La puerta de al lado se abrió.

"Mierda"

Nat se sonrojó.

-Hola.-Saludó a Flora.

-Hola.

Nat se acercó a Ann y le susurró al oído.

-¿Ha dormido aquí? ¿Habéis....?

Ann se apresuró a acallarla.

-No.- Dijo tajante.

Nat abandonó la casa.

Flora tuvo un sueño esa noche, el mismo sueño desde hacía un mes: estaba en su antigua cama tapada hasta arriba, su madre se había marchado después de leerle su novela favorita, "Orgullo Y Prejuicio", y le había dicho que si rezaba lo suficiente conseguiría su propio Señor Darcy, pero lo que no sabía es que ella no quería eso: ella soñaba con su Propia Elizabeth Bennet.

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