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Una semana después de quedar con Flora y Natalia, Ann despertó. No había vuelto a tener aquel sueño sino que soñaba sobre todo con mensajes de texto de Bob ,cada noche soñaba con mensajes subidos de tono, pero nunca tan explícitos como el que había recibiría esa misma mañana dos minutos después.

Se desperezó y apagó el despertador.

"Que extraño"

Eran las nueve y media y no la había despertado su padre, el autobús escolar había pasado hacía un cuarto de hora.

Se asomó al cuarto de su padre: estaba en el quinto sueño.

Se vistió a toda prisa, agarró el móvil, se colocó la mochila en la espalda y corrió a intentar pillar el autobús público que llevaba al instituto. En él revisó sus correos, su Instagram y sus mensajes. En estos últimos había uno reciente de Bob.

Lo abrió.

Lo cerró rápidamente ante la juzgante mirada de una señora con pinta de conservadora.

Era una foto de su miembro.

Al instante recibió otro mensaje.

Este rezaba: "Te toca"

Apagó el móvil y bajó en su parada.

Frente a la entrada del colegio comprobó la hora en el teléfono y corrió hacia la clase.

Abrió la puerta justo cuando la profesora de Biología repasaba las funciones del aparato de Golgi. Esta se giró indignada, la miró de arriba a abajo juzgándola por llevar el top mal puesto por las prisas, dejando ver una tira del sujetador y la regañó con voz severa:

-Señorita Mcdick, llega tarde. Le tendré que poner una hora de castigo en la tarde e informar a su padre.

Se sentó en su pupitre llena de rabia e indignación, pero no la mostró, no quería darle esa victoria.

La clase prosiguió y le pidió a Natalia los apuntes de la explicación que se había perdido.

Esta se la dio una vez en el recreo. Ahí mismo, tras copiar la información, se reunieron con Flora en una esquina del patio, junto a la pista de volleyball.

-¿Qué te pasa, te noto nerviosa?-Preguntó Natalia.

Flora llevaba todo el día preguntándose lo mismo, pero no quería usar su poder para escarbar en su mente.

-Es que no sé si contarlo...

-Venga, va.-Animó Nat.

Flora no quería presionarla, pero tenía un mal presentimiento, así que disparó tímidamente:
-Si es importante que lo diga.-Le dijo mentalmente al ser e hizo el gesto de disparar con la mano que tenía a su espalda.

El ser no respondió: invisible(menos para ella), Intangible(O al menos nunca lo había visto interactuar con el mundo humano), impasible y sobre todo incansable.

Sabía que aquel disparo no tenía nada que ver con su trato ni su cometido, pero quería probar cuán paciente era aquel ente.

Ann habló:

-Pues he estado hablando con Bob y...-Se interrumpió sonrojada.

-¿Y?-Forzó la respuesta Natalia expectante.

-Digamos que me ha enviado una foto.

-¿Qué tipo de foto?-Interrogó su amiga.

Aunque Flora ya sabía a qué tipo de foto se refería.

-Una de su miembro.-Contestó Ann tímidamente, como si esas palabras fueran parte de un maleficio en latín y estuvieran prohibidas en todo el mundo pues podrían desatar el fin de este.

-¿De su qué? Putos hombres. Son todos unos cerdos.

Flora estaba en su mundo, pensando que ojalá lo máximo que pudiera hacer un hombre contra una mujer fuera enviar una foto de sus, con suerte, catorce centímetros.

Y al mismo tiempo surgió otra pregunta en su inconsciente, una que se formaría poco a poco y la incomodaría el resto de la semana.

El sábado se abrió una cuenta en todas las webs principales de internet, incluyendo el internet oscuro.

Ahí investigó su duda: Si habría algún rastro de su pasado.

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