PROLOGO

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Un paso hacia la derecha...

La primera danza es sencilla, descuidada y sobre todo del color de los polos de la Tierra, indiferente y ajeno. Ella los mira y descansa aliviada, porque sabe que sigue siendo de Ella, que solo es un baile y solo es momentáneo.

Dos pasos hacia delante...

La segunda danza llega más rápido de lo que Ella pensó. Con una mirada tímida, los pasos cuidadosos y el color de las plantas más verdes de los mundos que ambas coordinan. Ella tiembla y se tambalea, como intentando detener que la planta florezca, que crezca, que madure, incluso que se marchite, porque entonces significaría, que tuvo presencia suficiente para completar su curso natural y lograrlo con éxito.

Tres pasos hacia la izquierda...

Pero Ella se detiene a la mitad de su decisión cuando el vals inicia nuevamente y ambos se desplazan por el cielo, sin miedo, sin cuidado, sin timidez. Solo colores, melodías y sensaciones que se desplazan por el cielo. Como el más hermoso arco iris, pero para Ella, tantos colores se volvían más y más opacos, porque sus ojos se rehusaban a aceptar que la estaba perdiendo, que ya no era de Ella.

Cuatro pasos hacia atrás...

La última danza concluye cuando Él besa su mano y ambos se despiden con una melancolía que Ella jamás tuvo cuando estaban juntas, cuando se despedían cada día y cada noche, cuando se ocultaban tras la Luna y tras el Sol, cuando una dormía en la luz y la otra despertaba en la sombra. Y aunque bailasen toda la existencia, Ella sabía que los pasos de ambas no coordinarían, porque ambas habían creado a las Almas Gemelas, ellas no lo son, no lo eran y jamás lo serían.

Océano de Huesos {Los Dones de la Muerte I}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora