XXVIII: PROMESA DE ORO

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Sabrina tamborileó las uñas formando una melodía pegajosa del momento. Observó a ambos con el ceño fruncido y a Jin le dirigía a veces las peores miradas que encontraba. Su viejo compañero de entrenamiento, su viejo hermanito mayor y a quien tal vez odiaba más en el mundo, porque era demasiado parecido a la Muerte, tanto que le causaba repulsión.

Entonces Jin comenzó a explicarle con calma y de la mejor forma que encontró, pero Sabrina lo detuvo en la explicación de la desaparición de la Muerte, levantando la mano y bebiendo cerveza con limón.

— Ya te dije, que no podría importarme menos — decretó ella.

—A ver, es que no es asunto de que te interese o no — interrumpió Jin —, es un asunto de un fin del mundo.

—Ay, pues yo te veo muy tranquilito, imbécil.

—Dioses, deja de ser una puta egoísta.

—Tú déjame putas en paz.

—Uy — intervino Marina —, que bonito tu tatuaje. ¿Es henna?

Sabrina se confundió lo suficiente para mirar a Marina e ignorar a Jin, lo cual consiguió el cometido de la morena, quien sonrió y de la mejor forma que encontró para manipular emocionalmente a Sabrina, explicándole y resumiéndole lo que probablemente era más relevante para ella, Ari.

— Ari esta perdida — declaró.

—Lleva perdida toda la vida — declaró sarcástica.

— La Vida se la ha llevado — respondió Jin —. Al limbo.

Sabrina frunció el ceño y pidió detalles a profundidad, pero cuando Jin le explicó su papel en la misión, la castaña arrugó la nariz y negó nerviosa. Jin intentó encontrar una forma de convencerla, pero Sabrina continuó negando molesta y bebió de la cerveza con molestia.

— No me puedo ver involucrada. No demasiado — explicó moviendo la pierna de arriba a bajo con nerviosismo.

— ¿Por qué? — preguntó Marina mirando la pierna.

— Yo ya escapé de eso, no quiero volver jamás.

—Lo dices de una forma demasiado dramática — contratacó Jin.

—¿Dramática? Yo fui la que estuvo atrapada en el Limbo, no tú, no sabes lo que es.

— Solo necesitamos tu memoria para completar la llama al limbo y que nos lleves a la entrada del mismo — intervino nuevamente Marina.

— Viven engañados — respondió Sabrina —, yo no soy quien creen que soy.

—Una mestiza, no tiene demasiada ciencia o profundidad — agregó Jin.

—Es que eso no existe — escupió Sabrina —, son cuentos de ella, no existe tal cosa como un mestizo. O eres o no eres hijo.

—Tienes dones de ambas — atacó Jin —. No mientas.

—Dios, que cegado estas — se frustró Sabrina —. Yo no soy la hija de la Vida que la Muerte buscaba ocultar de él.

— Bueno, solo ayúdanos a completar la llama — se adentró Marina a la negociación —. No te conozco, Sabrina Sallow. Pero conozco a Ari, y se que fuiste demasiado importante en su vida. Y estoy casi segura de que lo fue para ti también.

Sabrina suspiró derrotada y lanzó el cuerpo hacia atrás pegando la espalda al respaldo. Dejó de lado la cerveza y accedió a dejarlos entrar con la condición de ella fuese con ellos para cuidar que veían de su vida, y además, Jin tampoco podría ir, Jin se puso de pie haciendo el ruido necesario para hacerla reaccionar, molesto más que nada.

Océano de Huesos {Los Dones de la Muerte I}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora