X: CRÁNEOS DORADOS

1.6K 162 6
                                    


Anotando varios nombres en una libreta, por la mañana del primero de junio, Ari repitió en voz alta las dos descripciones faltantes, mirando a Marina, quien asintió aceptando con que ella era la siguiente, a lo que analizó su mente buscando alguna personas con las descripciones. Jin opinó que se centrase en la que hablaba de una flor, obedeciendo Marina concretó a dos personas, ambas de origen colombiano, músicos y en ciudades brillantes como para simular estrellas. Andrea Santiago, su vecina de la infancia y prometida de su hermano; y Roberta Montes, su exnovia. Una en España y otra en Francia, ambas de intercambio.

Ideando, Ari elevó una ceja y señaló con el dedo el último renglón, "La segunda con el café en las venas, la música en el corazón y el destino sellado por un río contaminado entre miles de estrellas falsas. Comprometida el océano de la flor."

—La única comprometida es... Andrea — murmuró Ari apretando los dedos de los pies sobre las sandalias.

—¿Con quien? — tuvo Jin curiosidad.

—Con mi hermano — respondió Marina.

—Tiene sentido — aseguró Jin —, el nombre de Marino coincide con el océano, y Marina con la flor.

—¿Por qué soy la flor?

—La Muerte nos tiene apodos a todos, tu eres su Flor — explicó él.

—¿Por qué?

—No es relevante.

Marina resopló por la secrecía constante de él, pero decidió no pelear demasiado y señaló que Andrea estaba en Paris de intercambio, viviendo con un grupo de roomies. Jin preguntó que hacía en Paris estando comprometida a Marino y si no era posible que primero volviese a Cuervo por la noticia de él, Ari interrumpió moviendo la silla de golpe y anunció que se daría una ducha antes de viajar por las sombras.

Marina le explicó con pocos detalles que para Ari era difícil el tema, casi imposible. Ella y su hermano había estado juntos por alrededor de tres años, Almas Gemelas, bromeó ella haciendo sonreír a Jin. Entonces Marina lo vio prepararse un segundo sándwich haciéndolo sonreír cuando untó crema en la primera tapa.

— De tanto que me miras — susurró él —, comienzo a creer que te gusto.

Marina se carcajeó rodando los ojos y negó con la nariz arrugada simulando asco.

—Quisieras.

—¿Entonces?

—Tengo siempre dudas.

—A lo mejor puedo responderlas.

Él rio al ver la expresión de la chica y se inclinó hacía delante para tenderle el trozo con crema que la vio añorar. Marina lo tomó dándole una gran mordida sin quitarle de encima la vista al rubio que al terminar de preparar su segundo plato.

— Cuando dices hermanas — comenzó ella refiriéndose a las veces en que Jin las llamó a ambas, hermanas de la muerte —, ¿Es por qué somos hermanas de sangre...? — dudó ella.

— No, claro que no — negó él y extrañamente, eso tranquilizó a Marina —. No tenéis ningún lazo sanguíneo. Se les llama de esa forma porque comparten una misma fuente de poder.

— ¿Por qué eres el que sabe de todo esto? — la pregunta de Marina hizo que él enarcara una ceja y sonriera confundido —. Lo que quiero decir es, ¿fuiste elegido por la muerte al ser el primero...?

— ¿Te hubiese gustado haber sido tu?

Marina negó, pero no estaba del todo decidida al hacer esto. Tal vez hubiera sido bueno saber porque era diferente sin sentirse como una loca o una bruja. Jin dio una mordida lo suficiente grande para llegar a la mitad del sándwich.

Océano de Huesos {Los Dones de la Muerte I}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora