XI: DANZA DORADA

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La gala se llevó a cabo por la noche del dos de junio. Todas las personas en mascaras y hablando un idioma que solo Jin pudo entender en su totalidad. Era parte de su naturaleza hablar cualquier lengua romance, no solo por capricho de su madre por aprenderlo, sino porque su padre se lo había heredado.

Jin se distrajo cuando Marina le pidió le tradujese algo que escuchó, pero Ari se ocupó de buscar con suma atención a Andrea, que con indicaciones de Jin de que la reconocería por tener el alma vacía y el aura como la de Ryu, la logró encontrar en el fondo del salón junto a una chica de largo cabello oscuro y piel tostada.

Caminó con lentitud hasta Andrea, hasta que vio que la prometida de Marino besó en los labios a la chica de cabellos oscuros. Con una pasión notoria, casi erótica, a Ari le hirvió el pecho de la rabia que comenzó a sentir. Sentía ganas incontrolables de golpear a la hija única de los Santiago, y cuando la desconocida se alejó dando una nalgada a Andrea, Ari corrió sin medida hasta ella.

Marina quiso seguirla, pero cuando Jin notó que algunas miradas se habían puesto en su amiga de cabellos blancos, le susurró a Marina que lo mejor sería confiar en ella por el momento, que si causaban mucho revuelo los sacarían y no conseguirían nada, ella se jactó de sus habilidades, a lo que él negó explicándole que no podían revelar sus origines divinos en países como aquel que tenían clausulas de cero involucramiento con la situación de angyas.

La música comenzó a resonar por el gran salón y las parejas se unieron al centro para comenzar con el show voluntario. Jin la jaló por la mano sin aviso previo y cuando encontró su lugar perfecto, le colocó la otra mano en la cintura, susurrándole que solo le siguiese el paso. Mirándole los pies para entender que hacer, murmuró que él era demasiado bueno en bailes tan pomposos como aquel, causándole una risa.

Jin murmuró que le recordaba a su infancia donde tuvo que aprender bailes de estilo cuando iba a los bailes de los amigos de sus padres. Le dio un giro a Marina quien con una sonrisa se divirtió por la fuerza de él y casi sentirlo como una pirueta de juego en vez de una de danza. Volviendo a colocarle las manos sobre los hombros, lo miró dándose cuenta de que le recordaba de forma vaga a un niño actor de la película favorita de su madre, el La Sombra del Mar.

Él sonrió con una expresión juguetona y admitió ser el mismísimo niño protagonista, incluso dándole como dato curioso que tuvo que dejar la escuela un tiempo por rodar la película. Marina abrió la boca con sorpresa. No lo había buscado en internet como Ari se lo había sugerido porque no tenía ni siquiera como, pero cuando reveló si ser el niño estrella, conectó los puntos sobre quien era Jin de Aragón.

—¿Cuántos secretos ocultas, Jin De Aragón? — preguntó ella con seriedad.

Jin no quitó su sonrisa juguetona, dándole otro giro la volvió a pegar a su pecho para susurrarle en el oído.

—No demasiados, solo no habéis logrado conocerme.

Como si de un reto de hubiese tratado, Marina lo tomó como una motivación para sacar más de lo que era Jin y el mundo de la Vida y Muerte, se inclinó para pegarse al oído de él y le aseguró que descubriría cada uno de sus misterios, haciéndolo reír. La primera danza termina y ambos se dan una reverencia pequeña para seguir la temática, haciéndolos sonreír.

Ari llamó con la mano a ambos, acercándose hasta ella que junto a Andrea, parecían igual de molestas, Marina no pudo determinar cual lo estaba más. Andrea escupió con la mirada a Jin y anunció que había llegado a un acuerdo con Ariadna Cuervo para seguirlos a donde lo desearan, pero a cambio no solo se le daría su deseo, sino que tenía que ver a Marino antes de conocer a su padre creador.

Océano de Huesos {Los Dones de la Muerte I}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora