31. Cómo animales

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Narrador Omnisciente

No pasaron más de tres días para que Liam encontrara el mejor hospital de Monterrey. Tampoco para que Alex se pusiera en contacto con ellos y obtener la autorización de su doctor para empezar su quimioterapia. Justo hoy es eso.

Rivers se levantó temprano, que ya es mucho, para acompañar a Alex al hospital, o más que acompañar diría llevar, cómo las mamás que llevan a sus hijos al kinder. Hasta un poquito más intensa, al grado de no haberlo dejado manejar.

Rivers: quita esa cara amor —dijo sin despegar la vista del camino.

Alex: sigo sin entender como me convenciste de dejarte manejar mi coche —iba de brazos cruzados super indignado.

Rivers: no te convencí, te obligué a pasarte al asiento de copiloto

Alex: puedo manejar

Rivers: no me interesa, deja de hacer berrinche

Nunca vas a ver a Alex cediendo el orgullo y aceptando que en realidad le gusta como Samy se preocupa por él, pero así es, le fascina.

Rivers: ¿cuánto tiempo crees que lleve?

Alex: el doctor dice que las sesiones de quimio duran entre una hora y una hora y media, estaremos en casa a tiempo para que prendas directo

Rivers: me la van a mentar por dejarlos tanto tiempo —su comentario hizo reír al chico sentado a su lado.

Llegaron al hospital y se bajaron juntos. Por lo general los hospitales no son lugares que den buenas vibras, y casi nunca se califican como "bonitos", pero este lo era. La sala de espera no se veía tétrica, ni siquiera incómoda.

Rivers: órale —miró al rededor.

Alex: se ve que vale lo que cuesta

Rivers: deja de quejarte Alexander —lo regañó.

Alex: no me estoy quejando amor sólo dije que- —estaba justificándose con su novia cuando una doctora los interrumpió.

X: perdón por interrumpir, ¿Alexander Bassett?

Alex: mucho gusto —extendió la mano para saludarla.

X: soy la doctora Fernanda, ¿estás aquí por la quimio, verdad?

Alex: si señora

Dra: los familiares esperan en esta sala, acompáñame tu enfermero te está esperando

El chico se inclinó para darle un beso en la mejilla a Rivers antes de seguir a la doctora hacia su primera sesión.

Alex: ay wey, tengo un enfermero —le dijo al oído y ella rió.

Rivers: aquí te espero

Alex: te amo —tomó la mano de Rivers y dejó un beso en el dorso rápidamente para luego echarse a correr detrás de la doctora.

Lo llevó a una sala con sillones individuales, cinco para ser exactos. Un librero y varias cosas para entretenerse como una baraja de cartas, una pelota de tenis, un cubo Rubik, etc. Un chico joven de cabello corto y castaño claro estaba sentado hojeando una revista sin ponerle mucha atención, hasta que la voz de la doctora lo sacó de su aburrimiento.

Dra: buenos días señor

X: que bueno, ya estoy harto de leer estas revistas llenas de chismes de señora —levantó la mirada y se dio cuenta de la presencia de Alex.

Alex: hola

X: no me lo creo —dijo con una sonrisa como si le hubieran dado la mejor sorpresa de su vida— ¡Un ser humano que no usa bata!

Perderme - Rivers GGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora