30. En todo

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Narra Rivers

Claro que no fue lo que esperaba. Esperaba literalmente cualquier cosa menos esto y si me preguntan, no tengo la menor idea de donde saqué valor para darle ánimos a Alex. Ni siquiera sé como chingados me siento.

Él ha intentado actuar lo más normal posible, pero no le funciona demasiado.

¿Cómo es que no lo vi antes?

La mañana siguiente hablamos y él decidió que no quería que fuera un secreto para nadie, ni para amigos y mucho menos para su familia. Así que se los dijo en el desayuno.

Ama: no mames

Ari: con eso no se juega wey

Rivers: no es juego Ari —intervine antes de que Alex lo hiciera.

Las caras de todos expresaban una sola cosa: el miedo. Ari y Ama se pusieron a llorar. Juan y Filis empezaron a hacerle preguntas a mi novio que trataba de responderlas todas.

Juan: ¿vas a tomar quimioterapia?

Alex: supongo, Liam dijo que va a mandarme las opciones de tratamiento pero seguramente será quimio

Filis: ¿y cómo te sientes? ¿Estás bien?

Alex: si, algo cansado pero bien —sonrió levemente.

Las dos hermanas me miraban sólo a mi, limpiándose las lágrimas. Me conocen y eso me hacía sentir chiquita, cómo cuando ves a un niño que se acaba de caer y sabes que si lo miras más de 5 segundos fijamente se va a soltar a llorar. No lo hice.

Ama: ¿y la boda? —dijo mirándonos a ambos.

Alex: no vamos cambiar nada —tomó mi mano sobre la mesa— Samy y yo nos vamos a casar

Filis: ¿no crees que sería buena idea pausarlo mientras estás en tratamiento?

Todos estaban confundidos. Seguir con la boda cuando nos acabamos de enterar de que Alex está enfermo no sonaba como la mejor decisión, y les doy la razón. Yo tampoco sé si es buena idea, pero es lo que Alex quiere y lo que yo quiero es que esté bien.

Alex: puedo hacer las dos cosas

Juan: ¿wey? —me dijo a mi, esperando que le dijera algo a Alex. Todos lo esperaban, pero no lo hice.

Rivers: ya lo decidimos —miré a Alex e intenté sonreírle.

¿Lo decidimos? Mmm no. Nunca acepté o negué nada, pero tampoco tuve mucho tiempo de construir mi opinión al respecto. Todo pasó tan rápido que no me detuve ni a pensar.

Ese fue nuestro último día de vacaciones. Intentamos disfrutarlo, pero era imposible no pensar y sobre pensar. Usualmente Alex se da cuenta cuando estoy perdida en mis pensamientos y me ayuda a salir de ahí; esta vez él estaba más perdido que nadie.

Volvimos a Monterrey, cada quien a su respectiva casa.

Cuando Alex y yo llegamos a la nuestra le dije que iba a darme un baño y él asintió. Me bañé esa misma mañana, pero agradezco que no lo haya recordado. Necesitaba un espacio en el que no pudiera verme, al menos un rato. Fue suficiente con cerrar la puerta del baño para soltarme a llorar, con una mano cubriendo mi boca para no hacer ruido. Si yo estoy así de mal, no me imagino a Alex y lo que menos necesita ahora es una preocupación más.

[...]

Narra Alex

Samy está mal. Lo sé, la conozco, y no saben como me encantaría saber como remediarlo, poder prometerle que todo va a estar bien, pero no puedo ni siquiera prometérmelo a mi mismo.

Perderme - Rivers GGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora