Capítulo 41.

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20 de Julio 2022.
Le Castellet, Francia.

Deva llegó a la propiedad de Vania y sonrió cuando su mejor amiga la recibió.

-Señorita popular por fin llegó.

-No exageres.

-¿Qué no exagere? En dos semanas has cubierto eventos como la semana de alta costura, el gp de Austria y el abierto de tenis de Hamburgo ¿En serio no eres popular?

-Es solo trabajo.

-Y si tienes trabajo es porque todos te quieren.

Ambas entraron a la villa francesa y se relajaron un rato en la sala de estar.

-En fin ¿Qué tal te fue en la semana de descanso?

-De maravilla, Lewis y yo hemos estado aquí todos estos días.

-¿Pronto seré tía?

-Quisieras, pero no, tengo el implante por lo que no sabes lo genial que es coger libremente.

-Felicidades, al menos tú puedes.

-¿Celosa?

-Seguramente lo que voy a decir es porque estoy en pleno periodo, pero sí, sí estoy celosa.

-¿Cómo van las cosas con Joe?

-Supongo que bien -Suspiró un poco cansada.

-No te escuchas convencida.

-Es solo que es extraño, antes a pesar de que estábamos distanciados hablábamos mucho, pero ahora que entrena es difícil, literalmente nuestras conversaciones no pasan de más de cinco mensajes y eso, siempre los respondemos en diferentes días, además mi trabajo también me impide hablar mucho por mensaje.

-¿Estás bien? -Preguntó Vania al ver a su amiga con los ojos llenos de lágrimas.

-No -Respondió y se soltó a llorar.

-Oh nena -Se acercó a su amiga y la abrazó -¿Pero estás así por tu periodo o porque en serio es muy difícil?

-Creo que son mis hormonas, pero en serio lo extraño mucho.

-¿Por qué no lo llamas?

-Porque allá apenas es medio día y su campamento es de 10:00 a.m. a 05:00 p.m. -Lloriqueó con más fuerza.

-Okey, ¿Por qué mejor no tratamos de distraerte? ¿Quieres que veamos una película?

-Sí.

-¿Comedia romántica o romance de época?

-Romance de época.

-Vale, haré que nos traigan helado y algunos chocolates ¿De acuerdo?

-Gracias Van, eres la mejor.

Aquella tarde la pelinegra solo se la pasó pensando en su novio y en lo mucho que lo extrañaba, por lo que vio su agenda y lloró más al saber que tenía días muy ocupados por delante.

Al día siguiente Deva estaba sufriendo, los cólicos la estaban matando pero aún así tuvo que alistarse para el primer día en el circuito.

-¿Segura que estarás bien? -Le preguntó su amiga una vez que bajaron del auto para entrar al paddock.

-Sí, aunque admito que odio este circuito.

-Oye, más respeto, es una de mis carreras locales.

-Eso lo sé, pero aquí siempre hace mucho calor.

-Estamos en pleno verano francés.

-Por eso prefiero Austria.

-Sí tu lo dices, en fin, es hora de trabajar.

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