Capítulo 112.

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-Joe –Le habló Deva, y el castaño no la atendía –Joe –Insistió y él abrió los ojos.

-¿Qué pasa, bonita?

-Tengo hambre.

-¿Qué?

-Bueno, tenemos hambre.

Joe se incorporó un poco, tomó su celular y revisó la hora.

-Bonita, son las 03:14 a.m.

-Lo sé, pero tengo antojo.

-¿Qué se te antojó?

-Unas papas sabor jalapeño con leche condensada.

Él soltó una pequeña carcajada y luego suspiró.

-¿Otra vez antojo raro?

-Sí.

-Bien, iré a algún súper mercado 24h –Se levantó y buscó una sudadera.

-Gracias, eres el mejor papá.

-Pero me vas a dar, curiosamente esa combinación sabe bien.

-Claro.

Joe tomó su billetera y salió de la habitación, cuando salió del hotel la tranquilidad era algo que no había, pero en ciudades como Miami eso era prácticamente imposible.

Afortunadamente, previo que Deva pudiese tener antojos, por lo que en su celular ya tenía marcados los lugares cercanos a los que podía ir.

Veinte minutos más tarde, volvió a la habitación y la pelinegra ya lo esperaba ansiosa.

-Joe, solo tenías que traer unas papas y una leche condensada, ¿Por qué traes una bolsa enorme?

-Porque te conozco, tendrás más antojos así que prefiero estar preparado –Dejó la bolsa en un sillón y luego sacó lo que su embarazada deseaba y se acercó a la cama.

Abrió la lata de leche condesada y luego la bolsa de papas, tomó una, la sumergió ligeramente y luego se la dio en la boca a la pelinegra.

-Sé que es raro, pero es muy bueno –Comentó ella y Joe rio mientras también comía.

Sin nada que decir, siguieron comiendo mientras el sonido de las olas era lo único que rompía el silencio, hasta que se terminaron la bolsa de papas.

Deva tomó un poco de leche en su dedo y lo embarró en los labios de Joe para luego acercarse y besarlo, mientras limpiaba aquel dulce con sus labios y lengua.

-Me encanta cuando haces eso –Suspiró el castaño.

-¿Sabes de qué tengo antojo ahora?

-¿De qué?

-De ti.

Lo tomó de la nuca y comenzó a besarlo con desesperación.

La pareja se acomodó de modo en que ella terminó a ahorcajadas sobre él y balanceando sus caderas para sentir fricción entre sus intimidades.

El castaño bajó sus besos a su cuello y ella empezó a jadear.

Joe apretó el trasero de su novia y siguió bajando los besos hasta llegar al valle de sus senos, los cuales, ya habían empezado a crecer y él estaba más que encantado con eso.

Bajó los tirantes del camisón que ella llevaba y de inmediato comenzó a besarlos y lamerlos, atendiendo a ambos como se debía ya que Deva también había empezado a ser más sensible de esa zona.

-Quiero montarte –Pidió entre gemidos.

El quarterback se separó ligeramente, levantó sus caderas para poder bajar su ropa y la pelinegra de inmediato comenzó a masturbar su erección.

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