Capítulo 115.

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12 de Mayo 2022.
Cincinnati, Ohio.

El torneo de golf en beneficio a la fundación de Joe por fin había llegado, por lo que la pareja iba de camino al club campestre con el que habían hecho convenido.

Deva iba dormida en el auto e inconscientemente abrazando su vientre, mientras que el castaño estaba totalmente concentrado en el camino.

A decir verdad, aquella semana había sido algo difícil para ambos, puesto que las hormonas habían hecho lo suyo con los cambios de humor y estuvieron discutiendo todos los días.

Inclusive, esa mañana habían discutido por el hecho de que al quarterback comenzaba a fastidiarle el hecho de que la periodista aun quería mantener en secreto el embarazo. Él en serio se moría por hablar con libertad sobre los gemelos, pero ella se empeñaba en querer ocultarlo, tanto así que incluso compró ropa más grande, lo cual fue el motivo de su pelea matutina.

Además de uno que otro desacuerdo que nacieron luego de una plática que tuvieron.

En cuanto él estacionó el auto, se quitó el cinturón de seguridad, se giró y le dio unos leves toques a su prometida para poder despertarla.

-Bonita, ya llegamos, despierta –Susurró y ella poco a poco fue abriendo los ojos, él se bajó y caminó hasta la puerta de ella para ayudarla -¿Estás bien? ¿No tuviste ningún mareo?

-Estoy bien.

-De acuerdo, entremos, aún no llega nadie y solo están mis papás y Lulu junto al equipo de Staff.

-Vale.

Entrelazaron sus manos y comenzaron a caminar hacia el interior del recinto.

-Mamá, buenos días –Saludó el castaño con una sonrisa.

-Joey, mi vida que bueno que llegaron –Se acercó y abrazó a su hijo –Deva, querida, que hermosa te ves hoy –La abrazó y ella correspondió –Por cierto, la muchacha que nos vino a ayudar es muy buena, supo resolver algunos problemas que se nos presentaron.

-Me alegra que Lulu haya ayudado, me hubiera gustado hacerlo yo, pero alguien cree que estoy discapacitada -Comentó con una sonrisa forzada –En fin, iré a saludar a Jim y ver en que puedo ayudar –Se separó de ellos y salió a la terraza principal.

-¿Amaneció de mal humor? –Preguntó la rubia.

-No solo hoy, lleva ya tres días así –Respondió su hijo cansado.

-Son cosas que forman parte de este proceso, solo ten paciencia.

-Sé que debo ser paciente, pero en realidad hay cosas en las que ya no quiero ceder.

-¿Por qué no nos sentamos a hablar? –Propuso y él asintió, así que caminaron hasta un lugar con sillones –Dime ¿Qué pasa? ¿Qué los tiene así de separados? ¿Por qué pelearon?

-Deva insiste en querer ocultar el embarazo y yo ya no quiero, no me gusta porque sé que se estresa al hacerlo, en Miami corría de un lado para el otro con tal de no tener las miradas fijas en ella porque sabe que ya se le nota, y el martes que fue al centro comercial regresó con ropa dos tallas más grandes que la suya, no entiendo porque lo hace.

-¿Ya trataste de preguntarle?

-Claro que sí, y solo me respondió que no quiere a la prensa sobre nosotros, pero ya le expliqué que me puedo encargar de eso, sin embargo, ella sigue de terca.

-Tal vez aún no se siente cómoda, por lo que dijo hace un momento, me hace pensar en que tal vez la has estado sobreprotegiendo.

-No es sobreprotección, simplemente me da miedo dejarla sola.

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