Mis ojos comenzaron a abrirse lentamente, mientras el agua cayendo sonaba por toda la habitación. Me incorporé y parpadeé. Levi no estaba en la cama junto a mí. Enseguida comprendí que el agua venía del cuarto de baño. Supuse que Levi estaría duchándose. Me levanté y me dirigí hacia allí. Al abrir la puerta, un vapor caliente me abrazó la piel. Me desvestí, provocando un inevitable erizamiento de mi piel al abandonar la cálida temperatura de mi pijama, y deslicé hacia un lado la mampara translúcida. La ducha era bastante espaciosa, tanto que podían caber aproximadamente tres personas sin molestarse entre sí.
Levi estaba de espaldas a mí, aclarándose el champú de su pelo. Estaba segura de que seguía sin haberse dado cuenta de mi presencia. Me permití tardar unos momentos en entrar, para poder contemplar su espalda brillante por el agua. Era fascinante ver cómo las gotas se quedaban atrapadas entre las contracciones de sus músculos y cómo caían precipitadas hacia abajo cuando Levi relajaba su torso. El agua caliente que caía de arriba enseguida me salpicó el cuerpo.
Me acerqué hacia Levi y le rodeé el torso con mis brazos. Un minúsculo espasmo de su cuerpo sirvió para reafirmar mi idea de que no se había percatado de mi presencia.
—Te pillé con la guardia baja —dije, mientras él se giraba—. Pensaba que eras infalible en detectar presencias —añadí, mientras le acariciaba la piel húmeda.
—Puedo permitirme tener la guardia baja en mi habitación —respondió, acercándome más a él—. Es muy improbable que pase algo aquí.
—¿Seguro? —recalqué entre risas, mientras pasaba mis manos por su abdomen.
Levi sonrió. Su pelo negro goteaba sobre su frente. Me asió hacia él y me besó la cara.
—¿Cómo has dormido?
—Bien. Aunque podrías haberte quedado más tiempo en la cama —repliqué.
Levi rio y cogió mi champú en lo alto del estante para pasármelo. Abrí el bote y comencé a lavarme el pelo mientras él se enjabonaba el cuerpo con ese jabón que dejaba un aroma fresco y adictivo en su piel.
—¿Quién me va a entrenar para la operación del sábado? —pregunté, mientras me aclaraba el champú. La próxima misión me tenía bastante nerviosa. Era muy importante, mucho más que ninguna otra.
—Yo —respondió al instante.
—¿Y a ti?
—Yo —repitió, esta vez con simpleza.
—Qué cínico. —Reí.
—Hace mucho que a mí nadie me entrena. No me hace falta. Además, tampoco tenemos que hacer gran cosa.
—Di eso por ti. Yo sí tengo dudas. —Comencé a enjabonarme el cuerpo con un gel de aroma a flor de cerezo, mientras Levi acababa de ducharse.
—Lo vas a hacer bien —me aseguró.
—No sabemos qué pasará —recalqué, aclarándome el jabón.
—Nos prepararemos para cualquier cosa —me aseguró, cogiéndome por la cintura y acercándome a él para ayudarme a deshacerme de los restos de jabón que quedaban por algunas partes de mi cuerpo.
Levi se detuvo más tiempo en mis caderas y en mis senos que en otras partes. Estos últimos los acarició con suavidad, mientras me besaba el cuello.
—Deberías concentrarte en el plan de secuestro —dije, con poca convicción, mientras algo dentro de mí se encendía.
—Puedo mantenerme ocupado en varias cosas a la vez —respondió—. Ya lo has podido comprobar en otras ocasiones —añadió, pasando sus manos por mi cuerpo mojado de forma descendente.
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Agatha
General FictionAgatha, una joven de diecisiete años, sólo quiere escapar. Las pesadillas, las huellas de su padre en su cuerpo y las burlas y golpes de su madre la perseguirán siempre. Pero ella lo tiene muy claro: desea ser libre. Con ayuda de su único amigo, Kla...