XXI

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Los entrenamientos con Gerasim eran incluso más duros que los de Robert. Nos hacía correr mucho más y nos mantenía entrenando durante largas horas. Era mucho más recto a la hora de reprender nuestra desobediencia o mal rendimiento. Un día hizo que un Shestyorka diera cincuenta vueltas al exterior bajo la lluvia y el frío glacial sin prácticamente ropa. Regresó resfriado y tuvo que estar en cama durante media semana.

Durante las largas y exhaustivas semanas de entrenamiento como Shestyorka de nivel 1, aprendí mucho y mejoré mis técnicas de combate. No me reconocía de la Agatha que entró en la mansión aquella noche de septiembre y no había pasado tanto tiempo desde entonces.

Mi relación de amistad con Ignaty, Eduard y Georgy iba cada vez mejor. Entrenábamos juntos y nos ayudábamos mutuamente cuando algo se nos complicaba. Georgy era el más hablador de todos y siempre se las ingeniaba para hacer reír al resto. Ignaty también era hablador, pero no decía tantas tonterías como el joven de pelo castaño y profusas pecas. Eduard seguía siendo igual de callado, pero cuando hablaba era para decir cosas realmente interesantes. Aunque a las chicas les incomodaba su silencio, a mí me parecía de lo más cómodo. No hacía falta conversación alguna, la mera presencia llenaba ese vacío. Cuando yo entrenaba o practicaba mis tiros, me gustaba estar en silencio concentrada. Agradecía que Eduard fuera igual que yo en ese sentido, podía estar ensimismada en mis pensamientos sin ninguna distracción.

La compañía de las chicas era agradable. Katya era la más habladora. Su carácter era bastante fuerte y siempre tenía algo sarcástico y gore que decir. Si en algún momento hubiera dicho que la sangre le excitaba, no lo hubiera negado. Parecía como si estuviera hecha para matar. Alin también era bastante divertida. Tenía una gran determinación y fuerza, a pesar de sus delgados miembros. Por último, Yulia nos sorprendió a todos con su gran inteligencia. Lo que mejor se le daba era la informática. En eso se parecía a Georgy. Y, hablando de Georgy, parecía que Yulia había cogido un gusto excéntrico en hacerle bromas y molestarle. Y, como Georgy siempre saltaba ofendido causando gracia con sus gestos, Yulia siempre continuaba.

A pesar de que se me obligaba a comer la mayor parte de la semana en el comedor de los soldados del subterráneo, solía aprovechar para comer en el comedor de las criadas de la planta baja los fines de semana. Me solía llevar reprimendas por parte de algunas jefas de cocina. No debía estar ahí, no era lugar para un "cuerpo de seguridad" como me llamaban ellas, demasiado ingenuas como para plantearse mi verdadero trabajo. Igualmente, no les hacía mucho caso y siempre conseguía escabullirme. Tras todo lo ocurrido con Crystal, mi amistad con Angelica, Lauren, Karolina y Marie se había afianzado. Aunque no tenía apenas tiempo libre, me gustaba pasar algún que otro rato con ellas.

Desde todo lo ocurrido, Marie había cambiado su semblante de pánico y nerviosismo constante por uno más relajado. Ahora siempre intervenía en las conversaciones, haciendo que Karolina interpretara todas las ocurrencias que tenía para decir. Lauren seguía igual de vigorosa y Karolina seguía teniendo sus ojos tristes de siempre pero parecía encontrarse bien, igual que todas. Angelica y yo habíamos vuelto a conectar como al principio. Ella ya había aceptado el curso de las cosas y, aunque sabía que seguía preocupándose por mí, todas las tensiones habían desaparecido.

Le contaba todas las novedades que vivía abajo en el subterráneo y ella me contaba todo lo que acontecía allí arriba. Como no podía salir con libertad de la mansión, ella era la encargada de comprarme ropa y todo lo que necesitase cuando iba al centro de la ciudad. Le daba dinero que Damien me proporcionaba todos los meses y ella regresaba con ropa, perfumes, algún que otro libro, maquillaje, accesorios y productos para el pelo y el cuerpo.

Por otro lado, Crystal y Lukyan ya no eran un problema. Crystal estaba muerta, la había matado Damien. Cosa que me satisfacía y me ponía los pelos de punta a partes iguales. Lukyan no aparecería de nuevo en la mansión por una larga temporada y eso me relajaba. Se notaba su ausencia, había más tranquilidad.

AgathaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora