XV

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Golpes imparables me sacaron de mi onírico trance, haciendo que diera un respingo. Pero hasta que mis ojos no se acostumbraron a la semioscuridad de mi habitación, no recordé lo que pasaría ese día. Me levanté torpemente a encender la luz y abrí la puerta. Al otro lado estaba Levi.

—Es la hora. Te estamos esperando en el despacho de Damien —me dijo, antes de marcharse.

Por la forma indiferente de mirarme, supe que se comportaría como si no hubiera pasado nada entre nosotros. Como si ese beso jamás hubiera existido. Me deshice de esos pensamientos. Si para él no significaba nada, para mí tampoco.

Comencé a prepararme. Me vestí rápidamente con la ropa que llevaría en el club, la cual consistía en un falda pantalón diseñada para guardar cuchillos por debajo de la tela que hacía de falda, unas botas negras altas hasta la rodilla y una blusa ancha plateada que disimulaba el corset con fundas para la pistola. Me arreglé el pelo en una coleta trenzada y me maquillé. Ya estaba lista para pasar desapercibida en el club que estaría rebosante de gente. Salí de mi habitación y me encaminé hasta el despacho de Damien. Al llegar todos se me quedaron mirando por demasiado tiempo.

—Cuando te pones guapa se me olvida que te odio —dijo Lukyan. Al oír sus palabras Ivan rodó los ojos y yo también.

—Bueno —tomó la palabra Damien—. Repasemos el plan —dijo, señalando uno de los pequeños sillones que tenía al otro lado de su escritorio, invitándome a sentarme junto a Levi y Arman.

—Como ya sabes este es el mapa del interior del club. Lo más probable es que no sea muy exacto ya que lo hemos realizado a partir de visitas que han ido haciendo algunos de nuestros hombres —tomó el relevo Levi. Se podía ver que el club constaba de dos plantas, las cuales estaban muy detalladas—. Es todo muy sencillo. Te llevarán hasta la ciudad en coche y ahí cogerás un taxi. Se dice que rastrean todas las matrículas que entran en la zona del club, así que es mejor ahorrarnos sospechas. Esta es tu invitación. —Levi me acercó un pequeño papel, el cual contenía unos símbolos extraños y mi nombre falso escrito en él, Natali Antonova.

—Ha sido complicado conseguirte una invitación real, pero aquí está —habló Arman—. Tuvimos que hacer que uno de los habituales clientes del club te invitara.

—¿Cómo? —pregunté.

—Mandamos a una Boyevik que se hacía pasar por Natali Antonova. No le tomó mucho tiempo hacer que ese hombre le proporcionara una invitación —contestó Arman.

—¿Y si ese hombre se pone a buscarme?

—Él sigue pensando que tienes la apariencia de la otra mujer. De todos modos, no debes hablar con nadie salvo si es necesario —respondió, haciendo que yo asintiera.

—Una vez en la calle dónde se encuentra el club, debes acceder al único edificio abandonado que hay. Distinguirás enseguida una puerta negra de metal. Deberás llamar y meter tu invitación por una pequeña rendija de la puerta. Se supone que ahí verifican que tu invitación es real. Cuando lo hagan, te abrirán y te pedirán los documentos de identidad. Tendrás que darle estos falsos —dijo Levi, señalando mi nueva documentación para esa noche—. Y una vez te dejen pasar, ya estarás dentro. Tendrás que esperar hasta que sean las tres de la madrugada. Es cuando más gente hay y los guardias estarán más ocupados con la multitud. Hasta entonces, no bebas alcohol; mantente a toda costa sobria. No es de extrañar que muchas personas acaben drogadas y desaparecidas cuando van ahí. —La mirada de Levi pretendía enfundarme temor.

Damien señaló el recorrido que tendría que hacer:

—Después de haber actuado como cualquier otra persona del interior, cuando veas que todas las salas están llenas, deberás colarte en el almacén de las bebidas. Creemos que ahí se esconde alguna puerta de acceso a alguna parte donde debe estar lo que buscamos.

AgathaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora