Después de abrir el libro de las ocho llaves, los chicos aparecen en distintos puntos geográficos; en un lugar distinto cada uno, desconcertados e incomunicados.
A partir de ese momento, tendrán que descubrir cuál es su misión, enfrentando a todo a...
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Aquella desconocida se nos había acercado y miró con asombro a todos, nos analizaba como si aquel momento fuese uno que había estado esperando y deseando toda su vida. Nos miraba como si ya nos conociera de antes. ¿Por qué? No tenía ni idea, los chicos, mucho menos.
—No lo puedo creer— murmuró la desconocida al volver a mirarnos —No, no lo puedo creer— negó, con una mano en la boca.
No me daba mala espina.. pero tampoco confiaba.
La mirada de la extraña se posó en Cari —¡¿Tortas fritas?!— la señaló y Caridad la miró confundida y algo asustada. Luego miró a Nacho —¡Cachetes!— apretó sus mejillas —¡Cachetes, sos vos!— este dió un paso hacia atrás mientras Valeria reía —¿Gata? ¡Gata! No, no, no, no, no, no puedo creerlo— miró ahora a Tacho —¡Mirá el pelo que tenés!— tocó su cabello —Bonito, no, no puedo creerlo— le sonrió, consiguiendo que Jazmín la mirase mal —No, no.. gitana— tomó su mano —Todo bien- ¡Gitana! ¡Ay! Claro, sí...— se detuvo y miró a Rama —Ocho...
—S-sí, soy ocho— Rama contestó confundido.
Justina le daba miradas amenazantes a la extraña, mientras ella tenía un encuentro con nosotros que nadie entendía.
—¡Tero!— la rubia señaló a Tefi y esta gritó con su ceño fruncido mientras Tacho reía. La extraña sin dejar de sonreír miró a Mar —¡Tractorcito!— rió y Mar la miró seria. La rubia giró y miró a Thiago al escucharlo reír —Yayo...— dijo con mucha ternura para luego apretar sus mejillas —Ay, Yayo, no, me muero...— luego, miró a Lleca —¡Boncha! Boncha, ¿qué hacés?— rió —Ay, no lo puedo creer... ¡jirafa! ¿Vos sos jirafa?— señaló a Melody sonriente y ella frunció el ceño. El siguiente, fue Sebas —¡Sebitas! ¡Ay, estás menos rubio!— la mirada de este paso a ser de extrañes a confusión —Negri, ¿qué hacés?— habló a Luca y luego miró a Simón —Ay, payasito.
Simón se rió y la saludó chocando los cinco, como algo casual. La mirada de la extraña se posó sobre mí, soltando un pequeño jadeo en el proceso.
—¡Ay, no!— acunó mi rostro con adoración —¡No! ¡Bombón, sos vos! Sos... sos... sos divina.
Escuché las risas de alguno de los chicos, Nacho y Sebas entre ellos, mientras yo miraba a la extraña. Decir que estábamos confundidos era poco.
—¡Bueno, basta!— exclamó Tina —¡Silencio-!
—¡Entierrrro!— completó la extraña su frase y rió divertida —Esa frase, me mata. No lo puedo creer, sos... sos igual.
¿Igual a quién? ¿A qué se refería?
—¿Quién sos?— le preguntamos todos.
Ella nos miró —Eh... me mandó Nico a buscarlos.
Al escucharla decir aquel nombre, comenzamos a llenarla de preguntas. ¿Qué pasó? ¿Cómo fue que todos caímos? ¿Cuándo íbamos a regresar a casa? ¿Dónde estábamos? ¿Por qué pasó todo eso?
