Después de abrir el libro de las ocho llaves, los chicos aparecen en distintos puntos geográficos; en un lugar distinto cada uno, desconcertados e incomunicados.
A partir de ese momento, tendrán que descubrir cuál es su misión, enfrentando a todo a...
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VALENTINA.
Las chicas, especialmente Mar, no sé quedó nada tranquila, así que organizó a las chicas para que a Esponja la acorraláramos para poder sacarle algo. Además de que Mar seguía sospechando de ella y, poe lo mismo, no quería quedarse sin hacer nada. Honestamente, yo no la veía mala, pero sí veía un poco sospechoso todo lo que pasaba.
Escuchamos la voz de Esponja detrás de la puerta algo que hizo que todas se alistaran.
—Chicas, ¿están seguras?— pregunté.
—¡Sí!— Mar respondió casi en susurro.
—Pero-
—¡Shhh!— me callaron todas, menos Cari.
La puerta se abrió y todas saltaron enseguida y la acorralaron, amenazándola con tenedores.
—Paren, paren, no es chúcara ella, chicas, no— se escuchó la voz de Caridad.
Asentí —Mejor hablemos civilizadamente.
Todas nos ignoraron.
Mar miró a Esponja —Ay, que miedito, ¿no?— rió burlándose —¿Cuiqui cuiqui sentiste? Dijiste, opa, con quién estoy tratando, por favor, ¿no?
La acorralada no mostraba ni una pizca de miedo.
—La verdad que sí— contestó —Aficionada al box, con ese cuerpo tan intimidante...
—¡Bueno, basta! Queremos hablar con Nico.
—Explicame por qué no funciona el televisor ni el teléfono ni nada, eh. ¿Quién sos? ¿Qué pasa?— la interrogó Jazmín, demandante.
—¡Upa! Cuantas preguntas— Esponja rió —Viento oeste— nos explicó —Se corta toda la conexión y... bueno, nos deja incomunicados, un desastre. Una tragedia diría yo.
Se abrió paso hasta el centro de la habitación. Me percaté de las bolsas que tenía en sus manos.
—Con respecto a quien soy, ¿qué les puedo decir? Una frase, un refrán, qué se yo. Pará, una pista.... Dime qué calzas, y te dire quién eres. Va perfecta.
—Ah, entonces sos flor de gato vos— Vale dijo.
Melody se levantó enseguida de la cama.
—¡No me digas más gato!— exclamó.
Todas la miramos confundidas. Melody observó a Esponja y todas la bolsas que traía.
—¿Eso es para mí?
—Chicas, a cada persona su zapato— Esponja nos dijo —No sé cómo decírselo— suspiró y sacó de la bolsa un par —Vale, empezamos por vos.
—¿Qué me estás diciendo zapato a mí?— le habló, muy a la defensiva, Vale.
