Después de abrir el libro de las ocho llaves, los chicos aparecen en distintos puntos geográficos; en un lugar distinto cada uno, desconcertados e incomunicados.
A partir de ese momento, tendrán que descubrir cuál es su misión, enfrentando a todo a...
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Unos cuantos kilómetros después, Esponja le bajó más la velocidad al autobús. Sospechaba que iba a parar una vez más, sobre todo cuando cambió con Tacho para que sea ella quién maneje el bus.
—¿Llegamos a casa?— preguntó el teñido.
—Bueno, depende de lo que sea casa para vos— le respondió Esponja.
Mar bufó y la miró mal —¡Ay, no empieces con los acertijos, eh, que me salta la térmica!
—¿En dónde estamos?— pregunté.
Por la venta podía ver que no era casa.
—No, please, otro pueblucho no— Tefi pidió entre quejas —Chicos, ¿un hotel cinco estrellas no?
—Si se quedaron sin agua, que se mueran, eh— se quejó Nacho —O sea, yo otro arroyito no.
Esponja se levantó y nos miró a todos.
—Okay!— sonrió —¡Abajo todo el mundo!
Bajamos del bus a regañadientes.
—¿Qué hacemos acá?— pregunté confundida.
Esponja rió —Eh.. ustedes ni idea, yo voy a cargar nafta.
—¿Qué? ¿Me despertaste para cargar nafta? No— Lleca negó —No, no, no.
Comenzó a alejarse.
—No, Nico dijo que paremos acá y-
—Y bueno— Rama se encogió de hombros y todos miramos al rubio —Bueno, vemos qué onda y... de paso estiramos las piernas, ¿no?
—Siempre más centrado vos, eh— Esponja le dijo.
Valeria frunció el ceño, evidentemente celosa y no tardó en mostrarlo —¿Qué pasa? ¿Le estás tirando onda? Es mi novio, ¿sabías?
Rama evitó que Vale se lance sobre Esponja.
—En dos horas en la estación de tren, por favor— nos indicó Esponja —Ahora disfruten pajaritos. Y vuelen, vuelen— rió.
Comencé a caminar un poco y noté el cartel en la entrada del pueblo. "Valle del Viento" había en él. Comenzaba a creer que la dinámica del viaje iba a basarse en eso, cumplir pequeñas misiones.
Escuché la voz de Simón y caminé hasta dónde se encontraba él, siguiendo a Nacho. Este último iba cubriéndose las orejas, irritado.
—¡Es que no entendés, Nacho! Uno no se mete en un- un delirio, ¡es el delirio el que se mete en uno! Es... es- es como estar en un laberinto de ilusiones donde todo parece-
