Lamentablemente, la celebración no duró mucho.
Todo iba bien, la gente del pueblo estaba tan feliz, agradecida por lo que habíamos hecho con el tren, algo que todos compartíamos. Toda la celebración terminó cuando oímos un grito furioso.
—¡Salgan de la vía!
Todos giramos a ver a la persona que exclamó. Yo fruncí el ceño cuando vi a un señor mirarnos muy enojado por lo que habíamos hecho. Se trataba de nada más y nada menos que del maquinista. Supe que estábamos en problemas cuando lo vi sacar el celular y llamar a la policía.
Mar, que también lo había escuchado, y yo rápido corrimos hacia él para frenarlo.
—¡No, no, espere! Espere, por favor, señor, no sea ortiva— Mar pidió, juntando sus manos —¡Esto es por la gente!
—¿Y mi gente? ¿Y mis pasajeros qué?
Los demás se acercaron al escucharnos a ambas y aquel maquinista siguió hablando con la poli. Era verdaderamente un desastre, sobre todo porque a toda la gente del pueblo se le veía feliz y sabíamos que aquel tren sería de mucha ayuda para ellos.
—¡El pueblo necesita ese tren!— Maia trató.
El maquinista bufó —¡Qué me importa si necesita este pueblo un tren! Yo hago mi trabajo y listo, no hay más. Así que...
Señaló a Maia para que se mueva.
Sebastián saltó —Hey, hey, la tocás y te mato.
—¡No me defiendas!— Maia lo empujó y miró con seriedad al maquinista —Me tocás y te pone.
El hombre rió con burla en respuesta.
—Señor, póngase en el lugar de la gente— hablé y junté mis manos —Por favor, piense en ellos y los niños que viven aquí.
—¿Y en mi lugar quién se pone, pendeja?— atacó.
Todos los chicos saltaron cuando el hombre habló hacia mí de esa manera. Tratamos de hacer que él entre en razón y se apiade de la gente del pueblo o por lo menos, intente hacerlo. Entendía que hacer eso estaba un poco difícil porque era su trabajo, sí entendía, pero podía intentar y no negarse rápido.
Un par de minutos después, vimos cómo venían a nosotros más de dos oficiales. A este punto, ya las personas del pueblo se habían juntado para poder guerrear contra todo.
—¡A pelear!— exclamó José.
Tratamos de calmar a la gente del pueblo, pero su enojo era más fuerte. Sí seguían así, no podremos conseguirles nada y ese no era el plan.
Tina y Esponja se colocaron en el centro.
—Eh, no, no, paz, paz— Esponja trató.
—Basta— Tina miró a ambos grupos.
ESTÁS LEYENDO
You're On Your Own, Kid || Casi Ángeles
Teen FictionDespués de abrir el libro de las ocho llaves, los chicos aparecen en distintos puntos geográficos; en un lugar distinto cada uno, desconcertados e incomunicados. A partir de ese momento, tendrán que descubrir cuál es su misión, enfrentando a todo a...