Después de abrir el libro de las ocho llaves, los chicos aparecen en distintos puntos geográficos; en un lugar distinto cada uno, desconcertados e incomunicados.
A partir de ese momento, tendrán que descubrir cuál es su misión, enfrentando a todo a...
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VALENTINA.
La clase de relajación en la piscina estuvo buena y divertida. ¡Deberían de hacer más clases como esa porque me anotaría! Lamentablemente, y por algo que pasó con Hope, nos tuvo que sacar a todos del agua y dió la clase por finalizada. ¡Aburrida!
Después de escaparme de Nacho, algo que sí costó bastante, me cambié por el uniforme y fui al bar al lado de Melody y Tefi. Había intentando enviar un mensaje de texto a Simón, pero no sabía en dónde había dejado el celular. Iba a tomar algo y luego a buscar a mi novio.
Tefi soltó un chillido al ver a Kika. Esta última nos miró al lado de Rama.
—¡Qué horror esa pollera, gordi!— señaló su falda, con asco —¡Qué color horroroso!
—Ay, sí, tenés que usar colores más vivos, mucho.. mucho más modernos— Melody comentó.
Asentí, dándole la razón —Como este, por ejemplo aquí— moví la parte de arriba de mi uniforme y mi tira del brasier se dejó ver —Lindo, ¿o no, Ramita?
—Eh... sí, está- está lindo— tartamudeó.
—¡Qué bueno que está!— Kika comentó.
Tefi rió —Bueno, gordi, a vos te queda lindo, pero- pero es porque el color es lindo porque si fuese por vos... como que te falta un poco, ¿no?
—¿Sí?— me burlé —A ti te falta un poco de...— reí, levantando las manos a la altura de mi pecho —De carne, ¿no?
Kika y Melody rieron.
—¡Ay, qué mala! ¡Valen, no seas mala, gordi!
—Y, bueno, tiene razón, gorda— Melody dijo.
Tefi la miró ofendida —¡Qué guacha! ¡Ahora estás- estás así, me odiás y me tratás mal, no sé qué pasa con vos! ¡Le pedís consejos a la morci!
—Bueno, obvio obvio porque la morci sabe más de hombres. Se comió a Thiaguito, ¿entendés? No a... un ñoñín como Luca que te estás comiendo vos eh, sory— comentó la rubia.
—¡Qué garca! ¡Re que Luqui está más bueno que... no sé!— objetó Tefi.
Reí —¡Está re fuerte!
—¿Perdón?— Tefi me miró —¿Le tenés ganas? No, eso no es de amigas, guacha.
—Solo dije la verdad— encogí mis hombros —Luca es... es lindo, está fuerte y ya.
—Ah, sí, sí, sí, pero no tanto como Rama, mi amor.
Al escuchar a Kika decir eso, la miramos.
De pronto, comenzó a sonar una canción conocida por la radio: You Can Leave Your Hat On. Las tres chillamos bastante alegres.
