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— Ven aquí —Jeon me tomó de la cintura y me acercó a él.
No voy a negar que tenerlo conmigo y a solas me ponía en una situación nerviosa, y creo que él ya lo había notado.
— No haremos nada que tú no quieras.
— Ese es el problema, quiero todo Jeon —ahora era yo quien lo tomó de sus mejillas para besarlo.
— ¿Estás segura?, sin meses los que he estado sin tener sexo.
— No te creo —reí.
— Te lo juro, no he tenido sexo desde la ultima vez que estuvimos juntos.
— Entonces qué esperas para hacerlo.
— Oh dios mío, me siento nervioso —sonrió de la manera más tierna mostrando sus dientes de conejito.
No es la primera vez que lo hacíamos, claro que no, pero hacerlo de esta manera como novios, también a mi me ponía nerviosa.
Se acercó a mi y comenzó a besarme, era un beso tierno que poco a poco iba aumentando a uno más apasionado.
Besaba mis labios, mis mejillas, bajando por mi clavícula y mi cuello, cada uno de sus besos me hacía erizar la piel.
Bajó los tirantes de mi vestido hará que cayó por completo al suelo.
— Agh! Por dios mi vida.
— ¿Sucede algo? —reí.
— Es que te extrañaba tanto -mordió su labio.
— Y yo a ti —quité su camisa dejando ver sus abdominales marcadas, más de lo que recordaba.
Sus labios los llevó a mis senos, los chupo y mordió a su gusto, con ambas manos jugaba con los dos.
Yo también comencé a besar su clavícula y su cuello, bajando por su pecho duro y llegando a su abdomen.
Me hinqué ante él y desabroché su pantalón para luego bajarlo junto a su bóxer.
Su miembro erecto salió disparado al bajar su bóxer, dios, había olvidado lo grande y grueso que era.
Lo tomé con ambas manos y comencé a estimularlo un poco, vi su rostro, mordía su labio y de vez en cuando pasaba su lengua por sus labios.
Terminé por meterlo a mi boca, primero la punta la devoraba y mi lengua jugaba con ella, poco a poco lo metí por completo causándome algunas arcadas por qué llegaba hasta el fondo de mi garganta.
— ¡¡Joder!! Tn —comenzó a gemir.
De mi boca salían esos sonidos obscenos al estar chupando su miembro.
— ¡¡Agh!!, mierda —cerró sus ojos y tomó mi cabello para meter Mar su miembro a mi boca.
Al sacarlo quedó un hilo de baba, comencé a masturbarlo y él solo me puso de pie para quitarme por completo la ropa que me quedaba.
— Es tu turno de disfrutar princesa —sonrió de lado, pero esa sonrisa era una muy pervertida.
Me acostó en la cama y besó mis labios, fue bajando dejando una fila de besos húmedos en todo mi cuerpo hasta llegar a mi intimidad.
— ¡¡Agh! Jeon —gemí al sentir su lengua en mi intimidad.
Empezó a jugar con su lengua y con sus dedos a la vez, mis piernas temblaban ante dicha acción, me aferré a las sábanas de su cama.
— Jeon, por favor no pares, voy a venirme.
Mis piernas comenzaron a temblar más, siguió lamiendo hasta que terminé.
— Por favor follame. —supliqué, lo necesitaba dentro de mi.
— Claro que lo haré princesa. —sonrió de lado.
Abrió mis piernas y se acomodó en medio para luego meter su miembro en mi, extrañaba tanto tenerlo en medio de mi.
— ¡Agh! —los soltamos un gemido al sentir nuestros cuerpos calientes.
— Te voy a follar toda la noche.
Comenzó a darme estocadas lentas y duras a la vez, los golpeteos y el sonido chicloso por nuestros fluidos se hicieron presentes.
— Ve más rápido Jeon —dije con mi voz un poco audible.
Aumentó las estocadas, lo miré a los ojos, me gustaba ver sus expresiones y esos ojos oscuros llenos de pasión me encantaban tanto.
Salió de mi y se acostó en la cama, me senté sobre él dándole la espalda y me tomó de la cintura para ayudarme con mis movimientos, su miembro ya había llegado al fondo de mi, podía sentirlo por mi vientre.
— Agh!! Joder —comencé a moverme más rápido.
— Sigue así princesa, muévete así.
Empecé a saltar apoyándome a los costados de la cama.
— Sube las piernas.
Abrió mis piernas, esa posición me gustaba, al abrirlas comenzó a moverse él, me sentía en las nubes, mis gemidos no podía controlarlos, estaba por correrme una vez más.
— Amor, voy a venirme.
Pasó su mano a mi intimidad y me tocó como él solo sabe hacerlo, sus estocadas y sus toques me hicieron llegar al grandioso clímax.
— Por dios Jeon —me sentía agitada, y trataba de controlar la respiración.
— Eso fue único, ve eso —ambos miramos el suelo y parte de la cama mojada.
— Tu me ayudaste a provocarlo amor.
Estando en la cama nos besamos y nuevamente me subí a él, mis movimientos eran lentos, solo disfrutaba de su gran miembro entrando en mi.
— Te amo princesa —dijo entre el beso.
— También te amo Kookie.
Escondí mi rostro en su cuello y seguía con mis movimientos hasta que escuché un gemido ronco en mi oído.
— Voy a venirme.
Aumenté un poco mis movimientos hasta que soltó un gemido aún más ronco. Salí de él y su semen salió de mi cavidad, debido a la posición en la que nos encontrábamos.
Luego de eso toda la noche tuvimos sexo, no dormimos para nada.