ᑕᗩᑭÍTᑌᒪO TᖇᗴIᑎTᗩ

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Helena salió de la habitación junto a su bolsa que siempre se lleva.

Cerré la puerta con seguro y me senté en su cama, miraba hacia el balcón y recordé a Jungkook.

En verdad se había casado, ya no será mío, ya no podría verlo, besarlo, abrazarlo.

Mis lagrimas comenzaron a salir, junto a unos sollozos fuertes.

Escuché un ruido proveniente del balcón, como si quisieran entrar, me paré de la cama y caminé hacia el otro lado, soy muy miedosa ante estas cosas.

— Q..quien está allí. —dije con voz temblorosa.

La puerta del balcón se abrió y vi a alguien pasar por ahí, estaba de negro, pero por la oscuridad no lograba ver quien era.

— Estoy armada y voy a llamar al guardia del edificio. —mis lagrimas salían aún más.

Al final pude verlo, pero solo veía su sombra acercarse a mi, caminé hasta la puerta y choqué con ella, mis nervios eran cada vez más fuertes.

— Por favor no me hagas nada. —dije en un llanto.

— No me casé, eso quise difiérelo en persona —fruncí el ceño al escuchar la voz de Jungkook.

— ¿Jungkook?

— Lamentó si te asusté, quería darte la sorpresa.

Prendí el foco y entrecerró los ojos a causa de la luz.

— Eres un idiota, me asustaste mucho, pensé que alguien había entrado.

Ahora mis lagrimas estaban peor que hace un rato.

— Lo siento, mi amor no quería hacer eso.

Me abrazó y en sus brazos me sentía segura, extrañaba tanto estar así con él.

— Te extrañé tanto amor. —susurré en su oído.

— También te extrañé, no sabes cuanta falta me has echo, pensé que te perdía.

— Yo pensé que ya te había perdido, como no me llamaste pensé que ya te habías casado.

— Te dije que iba a hacer algo para impedir mi boda.

— Debiste decirme, la pasé mal al pensar que ya no serías mío.

— Lo sé yo siento pero quería decirte personalmente.

— ¿Cuando llegaste?

— Hace unas horas, todo fue planeado junto a Hao.

— Ese tonto —bufé con molestia.

— No lo culpes a él, yo le insistí.

Lo miré unos segundos y lo besé, devoraba sus labios jugando con mi lengua en sus aros del labio.

— Te amo Jeon.

— Y yo te amo a ti princesa.

— Amor, ¿estás cansado?

— ¿Por? —sonrió de lado.

— Quiero que me hagas el amor —susurré en sus labios.

— Joder, claro que lo haré —me besó y mordió mis labios.

Me tomó de la nuca para besarme más deseoso, bajó sus labios a mi cuello y poco a poco fue quitando cada una de mis prendas al igual lo hacía yo con las suyas.

— Dios, ya te necesitaba preciosa.

— Y yo a ti, ¡ahh! —comencé a gemir cuando sentí su lengua en mis pezones excitados.

Siguió lamiendo con tanto desespero, sacándome suspiros y gemidos, solo él sabía cómo tocarme, con solo sus toques me hacía querer correrme enseguida.

Estando cerca de la cama me acostó y abrió mis piernas para comenzar a lamer mi intimidad mojada.

— Joder Jeon —gemí de placer al sentir sus dedos dentro de mi.

— Extrañaba probarte —ahora succionando mi intimidad.

Después de minutos de haberme lamido, alineó su miembro en mi intimidad y entró en mi sin contemplación alguna.

— ¡Agh! —tenía los ojos cerrados y al sentir sus estocadas duras los abrí mirándolo a los ojos.

Tenía un brillo en sus ojos, al conectar nuestras miradas ese brillo hizo que sus ojos se oscurecieran más de lo que ya eran.

Apoyó sus brazos en la cama y bajó a mi rostro para besarme mientras sus estocadas aumentaban cada vez más.

— Dios, siento que voy a correrme.

A este punto no podía retener mi orgasmo, simplemente él hacía que quiera llegar tan rápido, sus movimientos y sus profundas penetraciones hacían tocar mi punto dulce.

— Espera un poco princesa, yo aún no quiero terminar —sonrió de lado.

Sin salir de mi pasó sus manos por mi espalda y con cuidado me cargó y él tomó asiento en la cama, estando sobre él comencé a saltar causando gemidos de ambos.

Me aferré a su cuello y lo besé lentamente, jugando con nuestras lenguas.

Apretó fuerte mis caderas y cerró los ojos, mientras sus gemidos eran aún más roncos de lo normal, su respiración comenzó a agitarse hasta que se corrió en mi pero yo aún no lo hacía.

Había bajado la intensidad de sus estocadas, bajo su mano para tomar mi intimidad, sus pequeñas estocadas y sus movimientos con sus dedos me hicieron terminar enseguida, mis piernas temblaban por el glorioso orgasmo que había echo en mi.

Eres Mía pt. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora