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Se llegó el día de la boda, eran las ocho de la mañana, no pude dormir casi nada. Jin me mandó mensaje que ese chico había tomado el primer vuelo y llegaba aquí a las nueve.
Me di un baño y me puse ropa cómoda, escuché unas voces desconocidas cuando bajaba por las escaleras, al estar en el último escalón miré hacia la sala y estaban unas personas, caí en cuanta que era la familia de Feng.
Mi madre me pidió que me acercara a ellos para saludar y presentarme, lo hice e igual ellos hicieron lo mismo.
— Espero que hagas feliz a mi princesa Jungkook.
Solo sonreí ante lo dicho, cada minuto miraba la hora en mi reloj de mano, por primera vez el tiempo se me hacía eterno, me sentía con nervios. ¿Y si ese chico mintió y no viene a Corea?
Esperé un largo tiempo, miré el reloj ya, estaban por ser las nueve y media.
Mis piernas empezaron a temblar, esperaba en cualquier momento el sonido del timbre.
Cerré los ojos y por un momento se bloqueó el sonido de las voces que estaban en la sala y solo podía escuchar los latidos de mi corazón.
— El joven Jin está aquí —escuché la voz de una de las empleadas.
Abrí mis ojos pero mi primo estaba solo, conectamos miradas y él solo me guiñó un ojo.
— Buenas noches familia, y buenas noches personas que no conozco, me presento, soy Kim Seok Jin, primo favorito de Jungkook.
— Buenas noches —saludaron los padres y el hermano de Feng.
— Tio, me atreví a invitar a un amigo —sonrió.
— Claro Jin, puedes invitar a quien quieras —dijo mi papá.
— Gracias tio, iré por él.
Jin volvió a salir de la casa y escuché los pasos nuevamente.
— Buenas noches, soy Qiang Tao —saludó el chico y Feng se puso pálida.
— Eres chino —dijo Ming, hermano de Feng.
— Si —sonrió.
Se presentó con todos, y Feng seguía nerviosa, pálida.
— Jin me dijo que iríamos a una boda, pero no pensé que la futura esposa sería mi novia —sonrió de lado.
— ¿Que dices? —dijo el padre de Feng, la bomba está por soltarse.
— ¿A caso Feng no les contó de mi?, somos novios desde hace más de dos años, y no solo eso, está esperando un bebé mío.
Los padres de Feng la miraron, pero su padre quería matarla, pues claro, como su princesa la que creía pues y casta estaría embarazada de uno y apunto de casarse con otro.
— ¿Estás embarazada? —preguntó mi mamá indignada.
— No, no, eso es menti.... —la interrumpí.
— Feng, tú me dijiste que tenías dos meses de embarazo.
— ¿Tu lo sabías? —mi madre me preguntó.
— Si madre, lo sabía.
— Que barbaridad, yo no voy a permitir que mi hijo se case con una chica que espera un bebé de otro, lo lamento señor Xiao, pero no voy a permitir eso —mi mamá estaba molesta, ella era la única que no sabía nada de esto.
— Señor Xiao, como verá la situación, creo que tenemos que cancelar la boda, si tengo que pagar la multa del contrato lo haré, pero no voy a permitir que mi único hijo cometa un error como este.
— Yo, yo lo siento tanto señor Jeon, no sabía de esta situación, créame que si supiera que ella estaba —la miró mal— No habría echo este trato, nuestra asociación sigue en pie.
El señor Xiao se pide de pie y nos hizo una reverencia de disculpas.
— Papá, no puedes hacer esto.
— Cállate, tú no tienes derecho a hablar después de esto que haz echo.
— Lo siento Feng, pero tú sabes que yo tengo novia y no quería esta boda, a demás me mentiste, dijiste que tú novio no te había contactado, y él siempre te buscó.
— Por qué no quería volver a China, si se enteraban de mi bebé me harían abortar o si me iba con Tao, no tendría las mismas comodidades que tengo en casa o que tendría aquí si me casaba.
— Por dios Feng, yo estaba haciendo lo posible para darles lo mejor, jamás pensé que serías así, me demostraste una cosa y resultaste otra. Señor Xiao yo me haré responsable de mi hijo.
Esto era mejor que un drama, pero aún así sentía pena por ella, su madre quería matarla con la mirada, hasta ahora no había dicho nada sobre el embarazo, pero si se notaba molesta.
Al final, toda la familia Xiao regreso china, al igual que Tao.
Jin llamó a mis amigos y no tardaron en llegar a mi casa, Jimin llegó gritando de felicidad.
— Amigo, pensé que esto tardaría tanto, pero fue rápido —sonrió.
— También pensé que el señor Xiao se iba a negar, por favor, no le digan nada a Tn, aún no —sonreí.
— Tienes algo en mente ¿verdad?
— Yo personalmente iré a decirle.
— ¿Que? —gritaron todos.