Capítulo 25

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Lisa se sorprendió bastante al abrir los ojos y descubrir que estaba en una sala de hospital en la que nunca antes había estado. También se sorprendió al darse cuenta de que tenía nauseas y mareos, muy típicos en ella después de que se le aplicase anestesia general...

"¿Anestesia general?" Aquello tenía que ser una broma.

Sintió un agudo dolor en el vientre cuando intentó sentarse, un leve jadeo escapando por sus labios, así que desistió y se tumbó de nuevo sobre la cama. Cuándo inspeccionó su cuerpo con sus manos se detuvo en el vendaje que abarcaba toda su zona abdominal.

¿Acaso era posible que...?

No pudo terminar sus pensamientos, pues una enfermera había entrado a la habitación y había comenzado a llamar al doctor Yontararak, a los médicos y a sus compañeras de trabajo a través de su intercomunicador, contándoles que Lisa había despertado.

No pudo terminar sus pensamientos, pues una enfermera había entrado a la habitación y había comenzado a llamar al doctor Yontararak, a los médicos y a sus compañeras de trabajo a través de su intercomunicador, contándoles que Lisa había despertado

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Su corazón estaba cediendo. Se hacía débil cada día, pero los médicos aún creían en una especie de milagro. Pero, en caso de que ese milagro no sucediera, los médicos y padres de Lisa determinaron que hacerla apta para un trasplante de corazón era una prioridad, así que el primer paso era un trasplante de riñón que tenía la gran probabilidad de ser rechazado de nuevo.

Había estado inconsciente tres días antes de la cirugía, y dos días más después de esta. Al día siguiente de que Lisa abriera los ojos, los doctores (Entre ellos el padre de Minnie, quien no había participado abiertamente de la cirugía, pero se había asegurado de que todo fuese bien) se dignaron a explicarle lo sucedido, de cómo se había desmayado en medio de la sala de espera de su psicólogo y en cómo la habían trasladado días antes a un hospital con mejor tecnología que el del doctor Yontararak para que se realizara su trasplante.

En la primera persona en la que pensó fue en Jennie, y el hecho de que su novia podía... no, no podía. Jennie seguramente ESTABA preocupada por ella. Su corazón era tan hermoso que podía preocuparse en una pequeña hormiga aplastada por una aplanadora al otro lado del mundo.

Habló con sus padres, su hermanos y Minnie ese día. Nada importante, solo cosas estúpidas que habían sucedido esos días como divertidas cenas en familia o los divertidos dibujos de Minnie con los cuales Bambam había llenado las paredes de su habitación.

No le devolvieron su teléfono hasta la tarde del día siguiente. En cuánto lo tuvo entre manos suplicó a sus padres y amiga salir de la habitación, alegando que necesitaba algo de privacidad después de haber estado con ellos más de un día entero. Lo primero que pensó fue en llamar a Jennie, pero sabiendo que su madre probablemente estaba escuchando a través de la puerta, decidió solo enviarle un mensaje para que dejara de preocuparse como, seguramente, lo estaba haciendo. Lo sabía porque en sus ojos gatunos veía cariño cada vez que juntaban sus miradas, porque se lo había demostrado y porque simplemente quería creerlo. Estuvo mordiendo su labio durante cinco minutos, pensando en cuál sería el mensaje perfecto, hasta que lo decidió. No podía ser solo perdón, porque eso no explicaría su ausencia y, aunque planeaba que ella le respondiera y tuviesen una larga conversación, Lisa deseaba que un solo mensaje reflejara todo lo que había sucedido, y así fue como vino la gran idea...

La Chica De La Ventana | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora