Capítulo 39

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A la mañana siguiente, Lunes, Jennie despertó bastante tarde. Lisa aún estaba profundamente dormida entre sus brazos, evidentemente cansada por todo lo sucedido en el concierto el día anterior.

Cuándo Jennie miró su reloj se sorprendió al descubrir que era ya bastante tarde. Por alguna razón las alarmas no habían sonado (O no las había escuchado) y sólo tenía quince minutos para llegar al colegio a tiempo. Entró al baño rápidamente y se vistió a una velocidad sorprendente, no preocupándose de que su ropa combinara o de que al menos estuviese limpia. No se maquilló ni un poco, y su cabello era un completo desastre sin peinar que no tuvo tiempo de arreglar. Ni siquiera recordó besar castamente los entreabiertos labios de su novia antes de salir de la habitación.

Se dirigió al auto sin siquiera desayunar. Gruñó mientras conducía en dirección a su escuela. Por como había comenzado, aquel sería un mal día...

No se equivocaba.

La profesora de cálculo, por suerte, estaba enferma, lo que le dio a Jennie dos horas de libertad

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La profesora de cálculo, por suerte, estaba enferma, lo que le dio a Jennie dos horas de libertad. Jisoo compartía esa clase con ella, mientras Rosé estaba en sus aburridas clases de plástica con una profesora tan vieja como las pirámides egipcias.

Jennie y Jisoo se sentaron en las gradas del gimnasio durante esas horas, descansando, observando a los de segundo dar vueltas por la pista... O bien... Jisoo los miraba. Jennie estaba demasiado agotada como para abrir los ojos. Además, ver unos sudorosos chicos no eran de su agrado.

Jisoo, en cambio, seguía viendo el atractivo en unos cuántos de ellos, así que se permitía el placer de mirar mientras Jennie descansaba sobre sus piernas, bostezando sonoramente sin poder conciliar el sueño. Lo cierto era que, después de un mes durmiendo entre los brazos de Lisa, con su aliento rozando su cabello y escuchando los irregulares latidos de su corazón, cualquier otra superficie le resultaba incómoda.

—¿Qué tal te fue ayer, Jen? —Mirar a los de segundo ya comenzaba a aburrir a Jisoo. Era más divertido ver a Rosé dormir. La chica sonrió ante la pregunta de su amiga, recordando el día.

—Me fue muy bien. Las chicas de Pinkblack son muy guapas... Sobre todo Mona Lisa Laloban.

—Y Chichu... Chichu es atractiva.

—Sí, pero huele a pies. No querrías conocerla.

—Estoy segura de que si querría...

Jennie simplemente rió y suspiró, aún con los ojos cerrados, el eco del silbato del profesor rebotando en las paredes.

—Lisa estaba tan feliz, Jisoo —dijo aún con los ojos cerrados, recordando el hermoso rostro de su novia, su sonrisa ensanchándose.— Era como si... como si Rosie y tu conocieran a Beyonce.

—Eso se escucha intenso.

—Lo fue —coincidió— Las cinco son hermosas, Jisoo. Y tienen cuerpos de infarto, pero... en ese momento solo tenía ojos para Lisa, Jisoo. Esas chicas podrían haber estado desnudas y yo la habría seguido mirando a ella y solo a ella... Es tan hermoso verla sonreír, Jisoo. Es como si lo demás en el mundo no importaran... ¿Sabes, Jisoo? Cuándo estoy con ella es como si... Estoy segura de que ya has sentido esto estando con Rosie, pero hoy necesito hablar y, no lo sé, tú pareces estar bastante atenta... Debo admitir que la deseo, Jisoo. Es decir, veo su cuerpo y solo puedo imaginarme tocándola... Pero cuándo sonríe, Jisoo, o cuando pone esa carita de bebé confundida, o cuándo sus ojos se iluminan al hablar de algo que le gusta... Cuándo la veo hacer eso solo quiero abrazarla, Jisoo. Abrazarla y no soltarla jamás. Ni desvestirla, ni besarla. Solo abrazarla hasta el fin del mundo... Es como si... Jamás he llegado a un orgasmo... Es decir, Lisa y yo nos hemos dado placer mutuamente, pero jamás hemos llegado tan lejos... Pero estoy segura de que verla sonreír es mil veces más placentero que tener sexo. Una sola de sus sonrisas acabaría con las guerras, Jisoo. Una sola de sus sonrisas podría hacer feliz hasta a la mujer más desdichada de la tierra... Cuándo ella sonríe, Jisoo, siento que el mundo tiene sentido. Cuando ella sonríe, siento que realmente es aquí donde debo estar...

La Chica De La Ventana | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora