Capítulo 1

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—A ver ¿Qué tenemos aquí?

—¡Es Jennie Kim! ¡Nuestra lesbiana favorita!

—Félix, Jimin, déjenla en paz. Se los advierto —advirtió Jisoo.

—Déjalos, Jisoo. No me importa —le respondió Jennie

—Pero a nosotros sí nos importa, Jen, y hasta que estos idiotas no te dejen en paz... —habló Rosé.

—¡Cállate de una vez! ¡Nosotros haremos con ella lo que se nos dé la gana! —escupió Félix.

Jennie dejó escapar un gemido de terror. Sabía lo que aquellas palabras significaban. La golpearían... De nuevo.

—¡Ni se les ocurra tocarla! —Rosé se puso alerta.

—¿Y qué pasará si lo hago? ¿Qué me harán? —preguntó Jimin con una sonrisa típica de villano de película.

—No querrás saberlo, Park Jimin —respondió Jisoo desafiante.

Félix y Jimin se miraron y dejaron escapar una fuerte carcajada al unísono. Luego, Félix miró a Jimin y asintió aún con su sonrisa de villano en el rostro.

Fue entonces cuando Jimin sujetó el cabello de Jennie con una mano, la hizo retroceder hasta los casilleros y luego enterró su rodilla en su estómago. Un grito de dolor escapó de los labios de Jennie y, cuando el chico la soltó, cayó al suelo jadeando, intentando recuperarse del golpe. Las lágrimas ya resbalaban por sus mejillas.

—Maldita les... —Jimin empezó a gritar, pero no pudo culminar su frase, pues Jisoo ya se había lanzado sobre él y estaba golpeándolo con todas las fuerzas que tenía mientras Rosé intentaba detener a Félix.

—¡Corre, Jen! —Jisoo gritó.

Jennie no dudó ni un segundo en hacerlo. Con el estómago aún doliéndole, corrió y corrió hasta llegar al estacionamiento. Una vez allí buscó las llaves de su auto desenfrenadamente hasta dar con ellas. Un minuto después, Jennie surcaba las calles en dirección a su casa a máxima velocidad, con lágrimas en los ojos y un terrible dolor en el vientre.

Al llegar, como siempre, la casa estaba vacía. Su madre y su padrastro solían trabajar hasta muy tarde, y Ahyeon, su pequeña hermana, era cuidada por su tía durante las tardes. Jennie suspiró. A veces deseaba poder llegar, abrazar a su madre y contarle lo que había sucedido, pero no podía. Y cuándo tenía la oportunidad de decirlo, no lo hacía. No lo hacía porque tenía miedo de que la llamasen cobarde. Ya tenía bastante con que todos en la escuela (Exceptuando Jisoo, Rosé y un par de gays) la llamaran estúpida lesbiana. No quería ser la estúpida lesbiana cobarde.

Triste y adolorida, subió a su habitación y empezó a llorar.

—¡ERES TAN ESTÚPIDA! ¡¿POR QUÉ NO DEJASTE QUE TE BESARA ESA VEZ?! ¡¿Por qué, IDIOTA?! —se gritaba a sí misma, llorando sobre su cama.

*Flashback*

—Vamos, Jennie, sé que quieres hacerlo —había dicho Jimin mientras la mantenía presa entre los casilleros y sus brazos.

Jennie se sentía asqueada por su olor a sudor, por sus labios demasiado cerca de los suyos, por sus brazos demasiado grandes para su gusto...

—Jimin, yo... no... no quiero —dijo, con nerviosismo en su voz.

—Vamos, Jennie, solo un beso —insistió.

—No... ya... ya te lo dije —decía, intentando empujarlo. Pero su fuerza era muy superior a la de ella por mucho.

—¿Por qué no?

Jennie se quedó callada. Sabía lo que sucedería si lo decía. En Nueva Zelanda había cambiado de escuela tres veces por esa razón.

La Chica De La Ventana | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora