Capítulo 51

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Lisa despertó bastante temprano el domingo, sonriendo al ver a Jennie dormir sobre su pecho mientras chupaba su dedo. La chica había tenido una pesadilla la noche anterior. No había sido realmente mala, pues solo había caído por unas escaleras, pero había sido lo suficientemente aterrador como para no permitirle dormir a la pequeña durante un buen rato, en los cuales Lisa la mantuvo abrazada, tarareando dulces canciones de cuna. Lisa sonrió al recordarlo.

Por un momento ella dejó de ser la chica débil con ataques de pánico que necesitaba de sus manos para sentirse en control y pasó a ser la novia protectora que abrazó a su temerosa novia en medio de la noche. Y se sintió bien. Se sintió bien saber que podía hacer algo más que chasquear los dedos y acurrucarse en un rincón.

Suspiró. Se veía hermosa durmiendo, aún con el cabello enredado e incluso con un pequeño hilo de saliva descendiendo por su labio. Tal vez así se veían los ángeles de los que tanto le hablaba su madre cuándo era pequeña.

Besó su frente dulcemente y acarició sus mejillas, una sonrisa involuntaria apareciendo en el rostro de su novia, antes de salir de la cama. Fue al baño, se cambió de ropa, bajó por las escaleras y entró a la cocina, donde comenzó a resolver crucigramas mientras desayunaba, como todos los días desde que vivía en aquel lugar. Había intentado irse a vivir con Minnie, o alquilar un departamento lo suficientemente barato como para poder pagarlo, pero los padres de Jennie se habían negado. Al parecer, a pesar de que a veces las encontraban en situaciones un tanto subidas de tono, les gustaba tenerla allí.

Se tomó sus variadas medicinas y se colocó la insulina antes de subir junto con dos nuevos crucigramas completados.

Cuándo entró a la habitación, Jennie aún estaba plácidamente dormida. Entró a la cama de nuevo, rodeando su cintura con sus brazos, sintiendo a Jennie suspirar en medio del sueño.

Comprobó con la mirada que la puerta estuviese cerrada, y al asegurarlo simplemente sonrió y comenzó a depositar tiernos besos sobre las mejillas de su novia, bajando lentamente hasta su cuello. Jennie se removió entre sus brazos.

—Ummm... ¿Lisa? ¿Eres tú? —preguntó con voz rasposa debido al sueño.

—¿Esperabas a alguien más? —preguntó divertida, dirigiendo sus labios a su mandíbula, dejando sutiles mordiscos en la zona, su novia dejando escapar débiles risitas.

—No... realmente no —susurró, moviendo su cuello ligeramente para que Lisa tuviera más acceso a él.— En realidad —agregó luego de unos minutos, alejándose un poco para mirarla a los ojos. Lisa suspiró. Sus ojos no cambiaban de color, ni eran claros, ni tenían un tono peculiar, pero para ella... para ella eran los ojos más hermosos del mundo— ni siquiera esperaba encontrarte a mi lado al despertar —confesó acariciando sus mejillas con una sonrisa, Lisa sintiendose decepcionada de si misma. Jennie realmente nunca la esperaba a su lado en la cama. Jennie sabía que no estaría.— Es decir, siempre te encuentro desayunando en la cocina, haciendo un crucigrama... Y esta bien, me gusta que sigas tu rutina. Que seas tú misma... No pongas esa cara, amor. Ya te dije que está bien. Te amo, y no necesito despertar todos los días a tu lado para saber que lo haces también. Solo necesito verte suspirar como hace algunos segundos, o escucharte llamarme "Nini", o besarme...

—Pero yo... yo... —Lisa intentaba hablar, pero un nudo se había formado en su garganta.— El punto que ambas seamos felices en esta relación, Nini. No solo yo. No me importaría salir un poco de mi rutina por ti, amor. Si quieres que despierte a tu lado solo dímelo y me quedaré junto a ti, pero tienes que decírmelo. Recuerda que no soy buena en eso de adivinar cosas, ¿Bien?

—Bien —dijo con una sonrisa que Lisa imitó. Le encantaba verla sonreír, sobre todo si sabía que ella era el origen de esta sonrisa.— Ahora, como estamos empezando en esto de la comunicación, quiero que sigas con lo que estabas haciendo antes...

La Chica De La Ventana | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora