Capítulo 48

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—¿Creen que puedan resumirlo? —Jennie les preguntó.— Realmente no tengo mucho tiempo.

—Como quieras —Félix contestó sentándose frente a ella en un banco de madera al que le faltaba una de sus patas mientras Jimin, al lado de Jennie, intentaba darle de comer a su pequeña niña haciendo sonidos bastante extraños e inentendibles.— Verás, Jimin y yo siempre hemos sido mejores amigos... O lo fuimos, hasta que me di cuenta de que me había enamorado de él.

—Y yo de él —Jimin agregó haciendo a Félix reír y sonrojarse.

—Pero estábamos completamente aterrados, Jennie. Su padre es realmente atemorizante, y mi familia realmente no tiene absolutamente nada. Si le hubiésemos dicho sobre nosotros, el padre de Jimin le habría arrebatado a mis padres lo poco que teníamos.

—Siempre pensé que tenías tanto dinero como Jimin. Vestías las mejores marcas de ropa del mundo —Jennie se sorprendió.

—Jimin siempre me ayudaba con eso. Él era quien compraba mi ropa y me la daba al final del día. Él siempre supo esconder al chico gay y sin dinero en una fachada de chico rudo con casas por todo Seúl.

—Como veras, soy muy bueno con la moda... —Jimin presumió.

—Cállate, por favor —su novio suplicó divertido, golpeando la pierna del chico con la punta de su pie.— El punto es que intentábamos ocultar lo nuestro saliendo y acostándonos con chicas. No nos gustaba, pero teníamos que hacerlo.

—Fue entonces cuándo tú llegaste —Jimin habló.

—El padre de Jimin notó que ustedes eran buenos amigos, y dijo que le encantaría verlos juntos. Y como Jimin vivía para hacerlo feliz, simplemente lo intentó contigo a pesar de que solo te veía como a una muy buena amiga —resumió Félix.

—Fue cuándo me dijiste que eras lesbiana. —Esta vez, a diferencia de las otras veces en las que lo había dicho, Jimin parecía estar diciendo la palabra con respeto.— La primera vez que te golpeé debo admitir que lo hice solo porque me sentí herido. Nadie nunca me había rechazado, Jennie. Solo tú. Supongo que me dolió saber que no era el chico irresistible que todas deseaban. Fue cuándo le conté a mi padre lo que me habías hecho, y él me dijo que debía hacerte sufrir. Dijo que gente como tú no merecía pisar la tierra... Y, simplemente, me enojo. Me enojé porque yo era como tú. Pero le temía, Jennie... Así que, aunque quería golpearlo, no lo hice. Supongo que por eso fue que comencé a golpearte de forma tan seguida. Imaginaba su rostro en tu cara y era mucho más sencillo. Por eso Félix siempre me detenía... Él sabía que yo realmente no deseaba hacerte daño. Sabía que, en mi mente, le estaba haciendo daño a él.

—A mí no me parecía correcto —Félix dijo— pero tenía que hacerlo. Lo amaba. Sé que me comporté como un idiota, pero habría hecho todo por él. Daría todo lo que tengo solo para verlo sonreír.

—¿Y por eso intentaste violar a Lisa? —Jennie preguntó, la rabia acudiendo a ella rápidamente, sus puños apretando la desgastada tela del sofá.

—No, yo... En realidad...

—Él dejó de acostarse con chicas dos meses después de que comenzáramos a golpearte. Yo, en cambio, preferí seguir. Sexo era igual a más dinero de papá, y debo admitir que era lo suficientemente idiota como para preferir dinero antes que al amor de mi vida... —Félix sonrió tímidamente y escondió su cara entre sus manos al escuchar a Jimin referirse a él de tal manera. Seguramente el chico no lo hacía muy seguido.— Fue entonces cuándo comencé a acostarme con Momo. ¿Sabes, Jennie? Nunca lo hacía con una chica más de tres veces. Pero Momo era un caso especial. Ella me estaba ayudando para acabar contigo... Supongo que había comenzado a tenerte envidia cuándo deseé hacerlo. Te veías tan feliz con Lisa, pudiendo mirarla como la mirabas sin temor. Supongo que yo también quería un poco de eso...

La Chica De La Ventana | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora