Capítulo 57

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Por supuesto las cosas no eran color rosa en Nueva York. Es decir, la vida nunca lo es. Había peleas. Discusiones. Desacuerdos. Pero también había buenos momentos.

El departamento era pequeño, casi tanto como el de Minnie, pero funcionaba para ambas. Las tareas diarias solía realizarlas quien estuviese menos cansada, y esta era la razón por la cual algunas veces el lugar se asemejaba a un chiquero, produciendo un increíble estrés en Lisa.

A veces las luces titilaban. A veces el agua de la ducha era tan fría que apenas podían bañarse con ella. A veces la calefacción fallaba... Pero aún así las chicas se sentían felices al decir que aquel lugar era suyo.

Su hogar.

Resulta ser que Chaewon y Marco habían comprado el departamento para las chicas solo si prometían pagarlo con el paso de los meses, lo cual estaban haciendo lentamente. Por supuesto, en cuánto pudieran, pensaban comprar un lugar más cómodo, pero ahora, con Jennie en la universidad y Lisa asistiendo a eventos infantiles con su maestro para tomar algunas fotografías, realmente no podían pedir nada mejor.

Aquel día en particular fue bastante frío. Lisa estaba intentando preparar una cena decente para su novia, la cual, sobre la pequeña mesa del comedor que había limpiado el día anterior, comenzaba a realizar varios ensayos y trabajos atrasados que debía entregar dentro de unas cuántas semanas.

Lisa no era excepcionalmente buena cocinando, aunque aún así podría decirse que sus platos eran digeribles, pero aquel día en el que el frío aire azotaba las ventanas y la calefacción no funcionaba verdaderamente bien sus dedos se sentían tan entumecidos que no podía cortar ni un trozo de pan.

"Perfecto, idiota, tus dedos están petrificados. ¿Sabes lo importantes que son tus dedos hoy?... Y no me refiero solo a la comida"

—Amor... Creo que... ¿Te parece si ordenamos pizza? —preguntó a su novia rindiéndose.

Jennie de inmediato fijó sus ojos en ella y sonrió dulcemente, la pequeña pero hermosa cicatriz en su mejilla acentuándose con esta acción.

—La pizza siempre es la mejor opción, Lisa Manoban.

La chica simplemente asintió sonriente, tomando el teléfono y realizando la llamada. Por supuesto, pidió la pizza más grande del menú, sabiendo que su novia no se conformaría con solo unos trozos. Cuándo se hablaba de pizza Jennie podía pasar horas enteras comiéndola sin importar la cantidad.

—Si no llega en media hora es gratis —Lisa informó sonriente en cuánto la llamada se terminó, como si eso realmente fuera a pasar.

—Si no llega en media hora la pizza se enfriará —Jennie agregó.

—Tienes razón —Asintió. Era un buen argumento.

Se sentó al lado de su novia, abrazando sus cintura fuertemente y juntando sus cuerpos más de lo necesario, intentando proporcionarse calor a sí misma sin que su novia dejara de escribir.

—Amor... —Lisa la llamó.

—¿Si? —preguntó sin dejar de mirar la hoja de papel y los diversos libros esparcidos a su alrededor. A veces Lisa se preguntaba cómo su novia podía hacer tantas cosas a la vez y no terminar con un terrible dolor de cabeza.

—Este sábado Simón fue contratado para el primer cumpleaños de una niña con un padre bastante influyente y me pidió ser su asistente... Y no pude negarme, Nini. Simón es increíble y quiero aprenderlo todo de él... Sé que es nuestro aniversario de un año y siete meses, pero...

—Está bien, Lili —Jennie dijo con una sonrisa, desviando su vista unos minutos de la hoja de papel y besando su fría nariz antes de mirarla fijamente a los ojos— Supongo que podemos celebrar cuándo llegues con comida china. Tampoco es como si hubiésemos planeado algo especial... Además, tengo algunos trabajos que necesito terminar y supongo que eso me dará tiempo.

La Chica De La Ventana | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora