—¡Mierda, Zoro! —exclamó Nami—. ¡Les dije que no jugaran!
La pelinaranja estaba avergonzada. Y cómo no estarlo, si todos los presentes en el restaurante los miraban con disgusto y cuchicheaban sobre ellos.
El peliverde suspiró y finalmente salió del trance en el que estaba, dejando de observar al rubio con un nerviosismo evidente.
—Lo siento, lo siento… —se disculpó mientras se levantaba y le ofrecía la mano al rubio para ayudarlo a ponerse de pie—. Lo lamento, cejitas.
Y con ese "cejitas", todo lo que Sanji había sentido antes se fue al carajo. Bueno, no todo. Pero sí lo suficiente para enfadarse.
—¿¡Cómo me llamaste, marimo?! —respondió el rubio, visiblemente molesto.
—¿¡Ah!? ¡A mí nadie me llama marimo! —gruñó Zoro, alzando la voz.
—¿Estás sordo? ¡Marimo! —replicó Sanji, asegurándose de pronunciar el apodo aún más fuerte.
El intercambio de insultos provocó risas entre los amigos de Zoro, aunque el rubio y el peliverde seguían mirándose con un brillo extraño en los ojos, una mezcla de irritación fingida y algo más que ninguno lograba descifrar.
Zoro no dejó de extender su brazo a pesar de la discusión, y Sanji, aunque refunfuñando, aceptó la ayuda.
—Gracias… —susurró el rubio suavemente, lo suficientemente bajo como para que nadie más lo escuchara.
Una vez de pie, ambos se miraron con molestia fingida, pero había una tensión palpable que ninguno de los dos podía ignorar.
—¡Eres un bruto, Zoro! —le regañó Nami antes de volverse hacia Sanji—. De verdad, lamento mucho lo sucedido.
‧₊˚🖇️✩
Punto de vista y narrador:
Zoro.
Cuando me senté con los demás, no podía dejar de sentirme raro. Algo había pasado entre ese rubio de cejas raras y yo, pero no lograba entender qué.
Sin darme cuenta, me quedé ido, perdido en mis pensamientos.
¿Qué demonios me había pasado?
Pasaron solo unos minutos y un camarero llegó a nuestra mesa. Para mi decepción, no era el rubio quien nos atendía.
Después de ordenar, permanecí en silencio, escuchando de fondo las conversaciones de mis amigos.
—Menos mal que no nos echaron… Me costó demasiado conseguir esta reserva —comentó Nami con una sonrisa.
—¿Y cuál mesa pediste? Porque esto no parece barato —preguntó Brook entre risas.
—Había reservado una mesa más sencilla, pero terminamos en la más costosa. Mira cómo nos miran los demás —dijo Nami con un aire presumido.
—Fufu, increíble, Nami-san.
—¡Nami! —interrumpió Luffy con su característica impaciencia.
—¿Qué quieres? —respondió la pelinaranja, ya molesta.
—¡Tengo hambre!
El grito de Luffy resonó en todo el restaurante, provocando que varias cabezas se giraran hacia nuestra mesa.
—¡Cállate! —Nami le golpeó en la cabeza, bajando la voz—. Te juro que, si nos echan, pagarás todo lo que debo. Y créeme, en las tiendas de ropa debo más de un millón.
Eso pareció bastar para silenciar a Luffy.
Yo, mientras tanto, seguía perdido en mis pensamientos. Por alguna razón, no podía quitarme de la cabeza a ese rubio.
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Quiero Ser Tuyo (Zosan)
Romance"Sanji siempre ha sido un hombre marcado por las sombras de su pasado: una infancia rota, un padre cruel y cicatrices que nunca terminan de sanar. Sin embargo, todo cambia cuando conoce a Zoro, un espadachín de pocas palabras pero con una presencia...
