‧₊˚🖇️32:𝐹𝑒𝑢 𝐼𝑛𝑡𝑒́𝑟𝑖𝑒𝑢𝑟 ✩

135 10 3
                                        

Zoro irrumpió en la casa con el pecho agitado, pero no por el cansancio... sino por la rabia. Una furia densa que le quemaba desde dentro, como fuego contenido en un recipiente a punto de estallar.

Sus pasos eran firmes, silenciosos, como los de un cazador acechando a su presa. Cada paso lo acercaba más al escritorio donde el patriarca de los Vinsmoke se encontraba, ajeno a la tormenta que se avecinaba. Judge estaba de espaldas, contemplando la noche a través del ventanal, con una copa de vino casi vacía en la mano y la botella muerta sobre la mesa.

Zoro se detuvo justo frente a él.

Judge giró su silla lentamente al sentir la presencia. Sus cejas se alzaron levemente al reconocerlo, pero su expresión no cambió demasiado. Como si ya lo hubiese anticipado.

-Roronoa... Cuánto tiempo sin vernos -dijo con una sonrisa cínica-. Sabía que vendrías. Pero no imaginé que tan pronto.

Zoro lo miró con el desprecio de quien observa algo podrido.

-¿Crees que podía esperar después de lo que hiciste? -su voz era baja, pero cargada de veneno-. Eres una peste, Vinsmoke.

Judge dejó escapar una carcajada arrogante y se levantó de su asiento. Lo observó de arriba a abajo.

-¿Y crees que me ganarás en una pelea? ¿Tú?

Zoro esbozó una sonrisa torcida, igual de arrogante.

-No lo creo... Lo aseguro.

-Sigues siendo el mismo mocoso imprudente -dijo Judge, sacudiendo la cabeza-. Intentaste borrar tu pasado, pero no puedes cambiar tu esencia. La furia te sigue devorando como antes... siempre serás ese niño perdido.

Zoro soltó una carcajada breve, seca, casi dolida.

-Sí... traté de cambiar. De dejar atrás al loco que solo quería ver el mundo arder... -sus ojos brillaron con una oscuridad contenida-. Pero tú... tú te encargaste de traerlo de vuelta.

-¿Para qué viniste entonces? ¿A soltar un discurso? -preguntó Judge con fastidio.

-Vine a hacerte pagar por todo lo que le hiciste a Sanji -gruñó Zoro-. Por lo que hiciste a nosotros.

-¿Yo? ¿Hacerle daño? -Judge rió con fuerza-. ¡Por favor! Tú fuiste el idiota que cayó en la trampa. Tú lo heriste. Tú lo perdiste. No yo.

Zoro entrecerró los ojos. Un destello de duda cruzó por su rostro... pero no importaba. No ahora.

-Quizás sí... fui un imbécil -admitió, bajando la mirada un segundo-. Pero pedí perdón. Y tú... tú ni siquiera sabes lo que esa palabra significa.

Judge bufó.

-¿Y qué harás? ¿Matarme?

Zoro avanzó, lentamente, bordeando el escritorio.

-No vine a matarte... vine a mostrarte lo que es el verdadero sufrimiento.

Judge tensó los hombros. Ese tono... ya no era el de un joven impulsivo. Era el de un hombre que había cruzado todos sus límites.

Zoro se detuvo frente a él.

-Esta noche... conocerás el infierno.

Quiero Ser Tuyo (Zosan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora