Al día siguiente, Sanji se levantó mucho más temprano de lo habitual, algo extraño para alguien que solía aprovechar cada minuto extra en la cama los fines de semana. Abrió los ojos y, por unos instantes, permaneció inmóvil, mirando el techo de su habitación. Todo estaba en un profundo silencio. Zeff, su "padre" adoptivo, había salido temprano hacia el Baratie para encargarse de unos asuntos, dejándolo completamente solo en la casa.
Con un suspiro, Sanji se incorporó lentamente, apoyando la espalda contra la cabecera de su cama. Desde hacía unos meses, la idea de mudarse por su cuenta rondaba su cabeza. No porque no apreciara a Zeff, sino porque empezaba a sentir que su presencia era más una carga que una compañía. Aunque sabía que ese pensamiento era infundado, no podía evitarlo.
Agarró su celular del buró y lo desbloqueó, revisando la hora: 5:50 AM. Era ridículamente temprano. Sin mucho ánimo de volver a dormir, decidió continuar con su búsqueda de apartamentos. Había estado revisando opciones sin mucho éxito durante semanas, pero esa mañana parecía diferente.
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Después de casi dos horas navegando entre anuncios y páginas, finalmente encontró algo que le llamó la atención: un apartamento pequeño pero acogedor, con un precio razonable y lo suficientemente lejos como para darle su espacio, pero no tanto como para cortar lazos con el Baratie. Sin dudarlo, envió un mensaje al propietario, preguntando por la disponibilidad y otros detalles.
Para cuando terminó de concretar una visita al lugar, ya eran casi las 10:00 AM. Sanji dejó el celular sobre la mesita y se levantó. Primero pasó por el baño para lavarse la cara y despejarse un poco antes de dirigirse a la cocina. No tenía ganas de complicarse, así que preparó un desayuno sencillo: café negro y una tostada con mantequilla.
El resto de la mañana transcurrió sin incidentes, en una especie de calma tensa. La fiesta a la que lo había invitado Zoro rondaba sus pensamientos, pero no de forma agradable. Había tantas cosas sin resolver entre ellos que Sanji sentía que, más que diversión, esa reunión sería un campo de batalla emocional.
Cuando el reloj marcó las 5:00 PM, decidió que era hora de prepararse. Entró al baño, dejando que el agua caliente de la ducha lo relajara. Pensó en qué ponerse, y después de unos minutos frente al armario, eligió algo que consideró perfecto: unos pantalones negros ajustados, una camisa blanca de lino con las mangas remangadas hasta los codos, y un blazer azul marino entallado. Combinó el look con unos zapatos negros brillantes y un reloj sencillo pero elegante.
Antes de salir, se roció un poco de su perfume favorito, uno con notas cítricas y amaderadas, lo justo para no ser abrumador. Luego agarró un bolso negro pequeño donde guardó su celular, las llaves y su billetera. Releyó el mensaje de Zoro con la dirección de la fiesta y, con un último vistazo a su reflejo en el espejo, salió de casa.
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El camino hacia la fiesta fue tranquilo, aunque cada paso lo hacía sentir más nervioso. Sanji no entendía por qué Zoro se comportaba tan indiferente últimamente. Había muchas preguntas acumuladas en su mente, pero ninguna respuesta.
Llegó al lugar justo a tiempo. La casa era grande, moderna y ya estaba llena de gente. Desde afuera, se escuchaba la música y el murmullo de las conversaciones. Sanji ajustó su blazer, tomó aire y cruzó la puerta.
Entre el gentío, divisó a Luffy cerca de la mesa de bocadillos, comiendo como si no hubiera mañana. A su lado estaban Usopp y Nami, quienes lo saludaron al verlo entrar.
-¡Sanji! -gritó Luffy, con la boca llena. -¡Por fin llegaste!
Sanji sonrió levemente y les devolvió el saludo, pero su mirada seguía buscando a alguien más. Finalmente, lo encontró: Zoro estaba en una esquina, con un vaso en la mano, hablando con Hiyori. Ella llevaba un vestido sencillo pero elegante, y reía despreocupadamente ante algo que él había dicho.
El corazón de Sanji se hundió un poco al verlo. Aunque no sabía qué esperaba, esa escena no era lo que quería presenciar nada más llegar. Sin embargo, no iba a quedarse quieto.
Con paso firme, se dirigió hacia ellos, decidido a enfrentar la situación de una vez por todas.
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Se que se preguntaran, Sanji aprovechaba cada minuto para estar en su cama o algo así?? Pues aquí si, ya que, su trabajo en el baratie es agotador, y llega todos los días a las 8:00 de la mañana y sale a las 10:00 de la noche, son demasiadas horas en el trabajó pero el lo decidió así, zeff había hablado con él pero Sanji simplemente se negaba, llegando cansado a su casa.
Y por eso mismo, los fines de semana aprovechaba cada minuto para descansar en su cama, ojalá me haya explicado bien.
Sin más que decir, sigamos. (~‾▿‾)~
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Quiero Ser Tuyo (Zosan)
Romance"Sanji siempre ha sido un hombre marcado por las sombras de su pasado: una infancia rota, un padre cruel y cicatrices que nunca terminan de sanar. Sin embargo, todo cambia cuando conoce a Zoro, un espadachín de pocas palabras pero con una presencia...
