‧₊˚🖇️12: 𝐻𝑖𝑦𝑜𝑟𝑖✩

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Hace unos años atrás…

Desde la secundaria, había algo que todos sabían sobre Kozuki Hiyori: su obsesión por Roronoa Zoro. Cada vez que se encontraba con sus amigas, el tema inevitablemente surgía. Siempre hablaba del futuro con Zoro, diciendo que se casarían, tendrían 20 hijos y, por supuesto, un perro. Las historias eran absurdas, incluso para ella, pero no podía evitar soñarlas.

Y no solo era Hiyori. Zoro había sido objeto de atención para muchas chicas a lo largo de los años. Sin embargo, él nunca les prestaba atención, su mundo giraba en torno al kendo y a sus amigos. Además, Zoro tenía una reputación que lo precedía: en ese tiempo lo llamaban el "demonio verde" por meterse en peleas callejeras aparte del kendo.

Con Hiyori, la cosa era diferente. Eran amigos, pero solo porque ella no paraba de insistir. Zoro, cansado de sus constantes palabras, había cedido a ser su amigo.

—¡Kya! ¡Ahora soy amiga de Zoro-kun! —gritaba ella, haciendo que todos los que pasaban por el pasillo la escucharan.

—¿Te puedes callar? —respondió Zoro, con el tono más indiferente posible—. Solo acepté ser tu amigo porque me insistías tanto que me harté.

—Pero…

—¡Pero nada! ¡Cállate! —dijo, sin importarle que todos lo escucharan. Se giró y se fue sin mirar atrás.

‧₊˚🖇️✩

Zoro estaba sentado en el comedor con los demás, intentando disfrutar de un poco de tranquilidad antes de que empezaran las clases. Pero, como era habitual, esa calma no duró mucho.

—¡Zoro-kun! —La voz de Hiyori resonó por el pasillo, tan aguda y entusiasta que casi todos en la sala voltearon a mirar.

Zoro suspiró, ya anticipando el caos que traería.

—Ahí viene... —murmuró, mientras Nami y Robin intercambiaban miradas divertidas.

—¿Cómo haces para atraer tantos problemas? —bromeó usopp, apoyando el codo en la mesa.

—Cállate, nariz larga —gruñó Zoro, cruzándose de brazos.

Hiyori llegó hasta ellos, sosteniendo una pequeña caja envuelta con un listón verde. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas, pero su sonrisa era tan amplia que podría iluminar toda la escuela.

—Zoro-kun, te traje esto —dijo, extendiendo la caja con ambas manos.

Zoro levantó una ceja. Estaba a punto de rechazarlo cuando Nami le dio un codazo discreto.

—Acéptalo.—dijo Robin, sonriendo con amabilidad.

Zoro bufó, claramente molesto, pero tomó la caja.

—Gracias... supongo.

Hiyori dio un pequeño salto de emoción y se cubrió el rostro con las manos.

—¡Sabía que te gustaría! —exclamó, antes de girarse apresuradamente y tropezar contra una mesa vacía en su prisa por salir. El estruendo hizo que todos estallaran en carcajadas.

—Qué desastre... —susurró Zoro, mirando hacia otro lado, pero no pudo evitar que una sonrisa se asomara en sus labios.

—La pobre está loca por ti, ¿eh? —comentó Nami, mientras Robin asentía.

—Más que loca, está obsesionada —añadió luffy, riendo—. ¿Cómo lo soportas, demonio verde?

Zoro detuvo su sonrisa de golpe y giró hacia él, lanzándole una mirada peligrosa.

Quiero Ser Tuyo (Zosan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora