El rubio no podía apartar la vista del lugar que lo rodeaba. Aunque el cielo se había vuelto grisáceo y la lluvia caía suave sobre ellos, el parque mantenía una belleza indescriptible. Las luces de los faroles reflejadas en los charcos recién formados parecían pequeñas estrellas esparcidas en el suelo.
—Es precioso… —murmuró Sanji con una sonrisa, mientras observaba todo a su alrededor.
Zoro, sin embargo, apenas prestaba atención al paisaje. Su mirada se había quedado atrapada en el rubio, en cómo sus ojos brillaban incluso bajo el cielo nublado.
Narrador: Zoro
Lo admito: el lugar es bonito, pero él… él lo es mucho más.
Lo traje aquí porque sabía que le gustaría, que no podría resistirse a admirarlo todo. Pero no esperaba que, al llegar, no me soltara la mano. Su agarre era firme, como si temiera perderse en medio de la lluvia. Y aunque su mirada estaba en el paisaje, yo no podía dejar de mirarlo a él.
Nunca pensé que me enamoraría de alguien, mucho menos de un tipo como Sanji. Pero ahora, aquí estoy, incapaz de ignorar lo que siento.
Sin darme cuenta, una sonrisa apareció en mi rostro. Sentí un calor extraño en las mejillas, pero no me importó. Aunque siempre lo molestaba diciendo que sus ojos eran ordinarios, la verdad es que jamás he visto algo más hermoso que ese azul, profundo como el océano.
Entonces, una gota de lluvia me sacó de mis pensamientos. Miré hacia arriba y me di cuenta de que estaba empezando a llover más fuerte.
Narrador: normal
Ambos salieron de su ensimismamiento al notar que las gotas comenzaban a caer con más frecuencia. Sanji levantó las manos para cubrirse la cabeza y rió suavemente.
—Parece que la lluvia no quiere que estemos aquí —dijo, temblando un poco—. Además, está haciendo mucho frío.
—Y tú, idiota, no trajiste nada para abrigarte —respondió Zoro con una sonrisa burlona, aunque sus ojos lo delataron: estaba preocupado.
Sanji hizo un puchero y desvió la mirada.
—No pensé que haría tanto frío…
Sin decir más, Zoro se quitó el abrigo y se lo ofreció, extendiéndoselo sin dudar.
—Toma.
El rubio parpadeó, sorprendido.
—¿Qué? No, no puedo aceptarlo. Tú también te mojarás y…
—Te lo pongas o no, me da igual, pero te advierto que no voy a quedarme aquí mientras te congelas —interrumpió Zoro, firme.
Sanji dudó, pero finalmente tomó el abrigo y se lo puso. El olor de Zoro lo envolvió de inmediato, cálido y reconfortante, y no pudo evitar que sus mejillas se tiñeran de rojo.
—Gracias…
—No hay de qué —respondió Zoro, relajándose un poco.
Un silencio cómodo se instaló entre ellos. Sanji levantó la mirada hacia el cielo, dejando que algunas gotas cayeran sobre su rostro, mientras Zoro se mantenía a su lado, observándolo en silencio.
—No quiero irme todavía —dijo Sanji de repente, con una sonrisa melancólica—. La lluvia le da al lugar algo especial.
—Entonces me quedaré contigo —respondió Zoro sin pensarlo.
Sanji lo miró, sorprendido.
—¿Eh? No tienes que quedarte si no quieres. No me importa quedarme solo.
—Ya te lo dije, quiero quedarme.
El rubio sintió cómo su pecho se apretaba. Ver a Zoro ahí, bajo la lluvia, con una sonrisa tranquila en el rostro… algo dentro de él se agitó. Era extraño. Era cálido.
—¿Sabes? Nunca pensé que te vería sonriendo así, marimo. —Sanji rió suavemente—. Te ves casi… humano.
Zoro soltó una carcajada.
—Qué idiota.
Unos minutos más pasaron. Aunque ya no sostenían sus manos, sus hombros estaban pegados, y ambos se sentían cómodos con la cercanía. Entonces, Sanji rompió el silencio.
—Marimo… ¿puedo preguntarte algo?
—¿Qué?
Sanji bajó la mirada, nervioso.
—¿Te gusta alguien?
La pregunta tomó a Zoro por sorpresa. El espadachín se quedó inmóvil, con los ojos fijos en el suelo. ¿Cómo podía responder a eso? La respuesta estaba clara, pero decirla en voz alta… no podía.
—Sí —dijo al fin, con un hilo de voz—. Me gusta alguien.
Sanji sintió un pinchazo en el pecho. Apretó los puños, tratando de no dejar que su voz temblara.
—¿Y quién es ella?
Zoro tragó saliva. Quería ser honesto, quería decirle que esa persona era él. Pero el miedo lo paralizó.
—Es… una chica, claro.
Sanji forzó una sonrisa.
—Qué bien. Espero que seas feliz con ella.
—Gracias…
No sabía por qué, pero el rubio sintió como si algo dentro de él se rompiera.
—Creo que ya es tarde. Será mejor que me vaya —dijo de repente, alejándose rápidamente antes de que Zoro pudiera responder.
El espadachín se quedó quieto, observándolo desaparecer bajo la lluvia.
—Adiós… cocinero.
‧₊˚🖇️✩
Quiero hacer las partes más largas, pero estoy siguiendo a como estaban antes, aunque los cambie ligeramente, ojalá entiendan. ╥﹏╥
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Quiero Ser Tuyo (Zosan)
Romance"Sanji siempre ha sido un hombre marcado por las sombras de su pasado: una infancia rota, un padre cruel y cicatrices que nunca terminan de sanar. Sin embargo, todo cambia cuando conoce a Zoro, un espadachín de pocas palabras pero con una presencia...
