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Viernes 21 de Octubre de 1989.
8:15 am.

                                               ๑⑅๑

El sol le daba en la cara a Stanley lo que provocó que despertara.
Vió la hora en su reloj y se sorprendió de que fuera tan tarde. Jamás había dormido hasta las ocho de la mañana.

Abrazaba a Bill por la cintura. Bill estaba acostado en el pecho de Stanley. Dormía plácidamente. Casi se podía notar una sonrisa en su cara.

Stanley se quedó embobado mirando aquella vista tan hermosa que tenía de Bill.
Su cabello lacio tapaba un poco sus ojos.
Se veía tan agusto que Stanley no se movió ni un poco.

Observaba cada detalle de su rostro con detenimiento.
Admiraba la mandíbula definida.
El lunar perfecto en la quijada.
Los labios finos y rojos.
Las pestañas alargadas y enchinadas.
Para Stanley observar a Bill era como admirar una pintura perfecta en un museo.
Para Stanley todo se trataba de Bill.
Bill vivía diariamente en su mente.
Bill y solo Bill se había robado el corazón de Stanley.

Stanley se dio cuenta de que Bill comenzaba a removerse, a abrir los ojos con lentitud.
Se hizo el dormido.

Sintió la mirada de Bill sobre él y se esforzó todo lo que pudo para seguir fingiendo estar dormido.

Sintió las manos de Bill acariciar sus rizados cabellos con mucho cuidado, fue sintiendo como sus manos iban bajando hasta su mejilla donde Bill reposo su mano acunando la mejilla de Stanley.
Le dio un dulce beso.

Stanley entonces abrió los ojos tan lento como pudo. Bill se apartó solo un poco.
Cuando Stan abrió los ojos por completo volteo a ver a Bill y notó que este lo miraba fijamente con una sonrisa tierna.

Bill: Buenos días Stannie -su tono era tan cálido que hizo revolver el estómago de Stanley.

Sonrió.

Stan: Buenos días Billy.

Se quedaron un par de segundos mirándose a los ojos con los rayos de sol pegando en sus caras.
Ese montón de mariposas revoloteando en sus estómagos no se iban. Ese cálido hermoso sentimiento en sus pechos permanecía.
El deseo de pasar el resto de sus días con el otro simplemente no parecía querer irse.

El despertador de Bill retumbó en la habitación haciéndolos romper aquella tensión tan hermosa.
Ambos rieron.

Bill: Iré a p-preparar el desayuno. ¿Vienes? -se incorporó.

Stan: Sí, en un momento. -se quedó ahí viendo cómo Bill salía de la habitación.

Todo estaba en silencio. Solo estaban ellos dos.

Se levantó después de unos minutos y se dirigió al baño.
Se vio al espejo y con una sonrisa comenzó a recordar la noche anterior.

Bill también recordaba todo aquello en la cocina, sonreía.
Recordó como después de quedarse bailando casi media hora se soltaron con cuidado y se recostaron sin quitarse la vista de encima, se durmieron abrazados disfrutando el tacto y compañía del otro.

Bill prepararía la receta de hot cakes de arándanos que su madre le había dado.
A Stanley le gustaban mucho de esos.
Era bastante fácil para Bill, después de haber preparado perfectamente el 'pollo con brócoli a la mantequilla de cacahuete' todo le parecía sencillo.

Puso esa música antigua que comenzaba a gustarle. Stanley le había pegado sus gustos musicales.
Con esa melodía tan relajada comenzó a preparar el desayuno con calma, tarareando y bailando un poco, divirtiéndose en la cocina por primera vez.

Let Me Feel Your Heartbeat {Stenbrough}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora