Astrid Lane nació en Bulgaria pero no pasaron más de dos días para que sus padres se mudaran a Estados Unidos. Allí, empezaron a trabajar en SHIELD y la pequeña Astrid creció entre las paredes de esa organización, entrenándose desde los trece años p...
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↳Prólogo
Los señores Lane habían trabajado toda la vida para SHIELD. Ambos eran unos profesionales científicos, prestigiosos dentro de la organización.
Astrid, a pesar de estar criándose dentro de las instalaciones de SHIELD y entrenando para ser una futura agente, era feliz y admiraba a sus padres desde que tenía uso de razón. A una edad muy temprana, la niña ya estaba correteando por el laboratorio en el que sus padres trabajaban. Pero no fue hasta que Astrid tenía 12 años que todo se torció.
Año 2000
Un día como cualquiera, la niña estaba de camino al laboratorio para esperar a que sus padres terminasen el trabajo y poder ir a cenar al restaurante que tanto le gustaba.
Al entrar, Astrid notó que algo no iba bien. Sus padres discutían sobre algo en voz baja mientras ambos estaban frente a la máquina en la que habían trabajado tanto. El aparato estaba encendido y dentro de él se podía notar una luz azul intensa muy llamativa.
— ¿Papá? — intenta llamar ella, pero es interrumpida por la luz, que comenzó a hacerse más grande hasta el punto en que una onda expansiva provocó un gran estruendo y los dos adultos salieron disparados a una de las paredes.
Astrid pudo reaccionar como le habían enseñado en sus entrenamientos y se cubrió bajo un escritorio. Cuando el ruido se detuvo, la joven de 12 años alzó su mirada sólo para encontrar los cuerpos de sus padres. Los escritorios, las sillas, las luces, todo estaba destruído, incluso la propia maquina que había provocado eso.
De inmediato, una alarma comenzó a sonar por toda la institución y algunos agentes no tardaron en entrar al laboratorio.
— ¡Mamá! — solloza Astrid tirándose junto a los cuerpos de sus padres.
Unos brazos tiraron de ella hacia arriba, obligándola a ponerse de pie. Uno de los agentes se agacha para poder revisarla y hace una mueca cuando ve un hilo de sangre caer de la nariz de la niña.
