Astrid Lane nació en Bulgaria pero no pasaron más de dos días para que sus padres se mudaran a Estados Unidos. Allí, empezaron a trabajar en SHIELD y la pequeña Astrid creció entre las paredes de esa organización, entrenándose desde los trece años p...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Necesito refuerzos, Batroc se ha escapado. — la voz de Steve llega a sus oídos. — Ayudad a Rumlow con los rehenes.
— Ve tú. — le dice Natahsa a su amiga. — Tengo que ir donde tú sabes.
Astrid asiente antes de salir corriendo por los mismos pasillos por los que había entrado. Pronto, sale al exterior del barco y se encuentra con Steve, sin su casco, luchando contra Batroc.
— ¡Eh! — exclama Astrid corriendo hacia Batroc cuando Steve cae al suelo.
La mujer salta a la vez que extiende su pierna golpeando en el pecho al hombre, quien cae al suelo. Enseguida, Batroc se levanta e intenta atacarla pero Astrid se defiende y recibe un puñetazo en su pómulo izquierdo.
— ¡Dije que ayudaras a Rumlow! — reclama el Capitán levantándose del suelo. — ¿Dónde está Nat?
Astrid vuelve a correr hacia él y lo empuja hasta que ambos chocan con una puerta, la cual cae al suelo con ellos encima. La morena, quien estaba subida sobre Batroc, lo golpea con el puñal de su arma en la cabeza dejándolo inconsciente.
La respiración agitada de Astrid es lo único que se escucha cuando Steve camina hasta quedar frente a ella con una mirada de desaprobación, la morena lo reta con la mirada, aún subida sobre Batroc. Finalmente, Steve suelta un suspiro y le tiende su mano.
— Deja de renegar. — dice Astrid aceptando su mano para levantarse. — Te he salvado el culo.
— Lo tenía controlado. — rebate el Capitán frente a ella.
Astrid sonríe de lado y acerca su rostro al de él. — No lo parecía.
— Que situación tan comprometedora. — la voz de Natasha hace que ambos volteen sus rostros para observarla.
La pelirroja estaba de pie, dejando sus manos sobre la mesa mientras miraba el ordenador frente a ella.
— ¿Qué haces? — Steve camina hasta la pelirroja.
— ¿Todavía sigues aquí? — bufa Astrid cruzándose de brazos. — Yo ya habría terminado.
— Rumlow te necesitaba. — reprocha Steve mirando a Nat para después mirar a la otra mujer. — A las dos.
— Que le jodan a Rumlow. — Astrid rueda los ojos.
— Estoy acabando con el disco duro. — comenta Natahsa. — Es una costumbre.
— Eso es información de SHIELD. — dice Steve mirando la pantalla del ordenador confundido.
— Yo tomo todo lo que hay.
— La misión es liberar rehenes. — reclama Steve.
— La vuestra es liberar rehenes. — dice Natasha. — La mía es esta.
