Astrid Lane nació en Bulgaria pero no pasaron más de dos días para que sus padres se mudaran a Estados Unidos. Allí, empezaron a trabajar en SHIELD y la pequeña Astrid creció entre las paredes de esa organización, entrenándose desde los trece años p...
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Astrid sostiene la taza de café en su mano mientras observa a ambos hombres cortar leña frente an ella.
— ¿No es esa la misión? — pregunta Tony dejando el hacha a un lado, su tono molesto no pasa desapercibido. — ¿No es por eso que peleamos? ¿Para poder terminar la lucha y poder ir a casa?
Es entonces cuando Steve toma un tronco de madera entre sus manos y sin esfuerzo, lo parte por la mitad. Astrid se muerde el labio pensando en lo caliente que ha sido eso pero decide intervenir en la discusión.
— ¿Habéis terminado, chicos? — pregunta alzando la voz. Ambos hombres voltean a mirarla. — Estas cosas de machos son tiernas, pero no me hagáis ir y patearos el trasero.
Laura, que había notado la situación, se acerca a ellos para pedirle a Tony que arregle el tractor de Clint. Cuando el millonario se aleja, Astrid camina hasta su novio.
— Que sexy. — sonríe Astrid llegando hasta Steve.
— ¿Qué se supone que responda a eso? — pregunta Steve dejando el hacha a un lado.
— Es el momento en que vienes y me besas. — la mujer se encoge de hombros acercándose a él.
Steve sonríe de lado y deja un beso sobre los labios de Astrid.
— ¿Estás bien? — pregunta Astrid sin alejarse demasiado de él. — Desde que vinimos has estado tenso.
Steve la observa antes de suspirar y, sin querer, desviar su mirada hacia Clint y su hijo quiénes estaban jugando. Astrid también los mira y cuando devuelve su mirada a Steve, ve que su mandíbula estaba tensa.
— Steve...
— Vi como hubiera sido mi vida con Peggy si no hubiese caído en el hielo. — dice el rubio sin poder ocultárselo más. — Con una familia.
Astrid aprieta sus labios sin saber si le gustaría lo que iba a escuchar. — ¿Querías eso?
— El Steve que quería eso quedó en el hielo. — dice el Capitán mirándola por fin a los ojos. — Yo...
— Steve. — Astrid lo detiene llevando una mano a su pecho. — Yo nunca me he planteado la idea de tener una familia y dejar esta vida. Desde que tengo uso de razón mi vida siempre ha sido hacer misiones e intentar mejorar el mundo.
— ¿No te molesta?
— No. — Astrid sonríe llevando su mano a la mejilla del hombre. — No sé si algún día querré retirarme y ser madre, pero no me quiero preocupar por el futuro ahora.
Steve asiente tomando la mano de la mujer para dejar un delicado beso en ella antes de entrar al interior de la casa.
La noche ya había caído sobre el bonito hogar de los Barton cuando Stark regresó a la casa acompañado por Nick Fury.
