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Nueva sede de los Vengadores, NUEVA YORK

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Nueva sede de los Vengadores, NUEVA YORK

Frente a ella había tres bloques de su misma altura hechos de metal. Suspira mientras mueve los dedos de sus manos sintiendo las cosquillas en ellos, eleva ambos brazos al frente concentrado su mirada azul en esos pesados bloques.

Con un brusco movimiento de manos, siente la tensión recorrer sus brazos y aprieta sus dientes con fuerza viendo como una oleada de rayos eléctricos golpeaba los bloques. Sin embargo, antes de que los bloques chocasen contra la pared, un aura roja los envuelve deteniéndolos en el aire.

— Eso ha sido brutal. — sonríe Wanda dejando los bloques sobre el suelo.

— Gracias. — dice Astrid notando la pequeña capa de sudor que se acumulaba en su frente. — Iré a ducharme.

La sokoviana asiente regalándole una sonrisa mientras ambas salen de la sala que Tony mandó a hacer específicamente para ellas y sus poderes.

Durante el año que llevaban conviviendo, Astrid y Wanda se habían unido bastante. Pasaban mucho tiempo juntas entrenando sus poderes. También, Astrid fue el mayor punto de apoyo para Wanda cuando la batalla contra Ultron acabó y la chica aún lloraba la pérdida de su hermano.

Wanda camina hasta la cocina mientras que Astrid se desvía para subir a la planta de las habitaciones. Al llegar a la suya, entra a la ducha de inmediato. La mujer suspira sintiendo como la tensión de sus músculos se desvanecía ante el agua caliente que caía sobre ella.

Últimamente, la base de los Vengadores había estado algo más activa ya que habían encontrado pistas para rastrear la ubicación de Broc Rumlow y eso la tenía bastante tensa. Hacía dos años que Rumlow se había escapado de los incidentes en Washington DC y hasta ahora, no habían podido encontrar nada sobre él.

Así que esta era su oportunidad para encerrar a ese idiota por fin.

Cuando Astrid sale de la ducha, envuelve su cuerpo en una toalla mientras que su cabello mojado y peinado cae por sus hombros. La morena sale del baño encontrándose con Steve dándole la espalda, observando algo en el escritorio.

— Steve. — llama la mujer. El nombrado voltea encontrándose con su novia pensando que incluso con el cabello mojado y unas pequeñas ojeras bajo sus ojos aún se veía hermosa.

— Tony me ha llamado. — dice el Capitán. — Dice que vendrá en unos días y que querrá que todo el equipo esté presente.

— Eso no suena muy fiable. — comenta ella con una mueca antes de desviar su mirada al escritorio. — ¿Qué hacías?

Astrid camina hasta quedar al lado de Steve y observa el cuaderno que había sobre la mesa.

Era ella.

Cada línea trazada por encima del papel formaba una precisa imagen de su propio rostro. Pero lo que más llamaba su atención era el hecho de que el dibujo estaba hecho a lápiz tomando un color grisáceo con la excepción de sus ojos. Los ojos estaban rellenados con todas las tonalidades de azul que podía imaginar, aunque al final, el azul eléctrico era el que predominaba.

— Aún no está terminado. — dice Steve.

— Es precioso. — dice Astrid sonriente. Ella ya sabía sobre la pequeña afición que tenía el rubio y también sabía que se le daba bastante bien.

— Gracias. — dice, recorriendo con la mirada a la mujer frente a él sin poder evitar la abrasadora sensación que se expandía en su cuerpo al tener a su novia con una simple y pequeña toalla.

Astrid muerde su labio mirando una última vez el dibujo antes de rodear el cuello de Steve con sus brazos y estampar sus labios con los suyos. Él no tarda en llevar ambas manos a las caderas de la mujer, apretándolas cuando siente que la lengua de Astrid invade su boca sin permiso.

La morena se separa dejando una mordida en el labio inferior de Steve aunque sus rostros aún estaban cerca.

— Tienes entrenamiento con Natasha en diez minutos, que no se te olvide. — dice Steve en voz baja sintiendo la respiración de Astrid chocar contra él.

— Claro, Capitán. — murmura Astrid sin alejarse de él ni un centímetro. Ella siente como los hombros de Steve se tensan y el azul de sus ojos se oscurece en segundos. Astrid suelta una risita sabiendo que cuando lo llamaba así, se volvía loco.

— No deberías haber dicho eso.

De un momento a otro, la mano de Steve toma el borde de la toalla que envolvía a Astrid y tira de ella dejando su cuerpo desnudo y aún levemente mojado expuesto ante él. Ella muerde su labio sin sorprenderse ante aquella acción y nota como la respiración de Steve se vuelve más pesada.

Steve lanza la toalla lejos antes de llevar una mano a la mejilla de Astrid con firmeza y unir sus labios de forma desesperada. Está vez es Astrid quién jadea cuando siente la lengua de Steve entrar a su boca con brusquedad.

La mujer empuja a Steve lejos de ella. Lo único que se escucha en la habitación es la agitada respiración de ambos. Astrid camina de nuevo hasta él desabrochando el botón de sus pantalones mientras el rubio se deshacía de su camiseta.

Astrid suelta un gemido cuando Steve la tira sobre la cama y se sube sobre ella dejando que note el bulto que había crecido bajo sus calzoncillos.

— Pensé que tenía entrenamiento. — jadea Astrid mientras Steve tomaba sus muñecas y las llevaba por encima de su cabeza.

— Yo me encargo de eso. — dice él dejando un rastro de besos por todo el cuello y pecho de la morena.

...

— Al fin aparecéis. — dice Sam cuando la pareja entra al salón donde el resto del equipo ya estaba comiendo.

Astrid usa sus manos para peinar su cabello disimuladamente mientras se sentaba junto a Steve en la mesa. La morena se encuentra con la mirada de Natasha que aparentemente no mostraba ningún sentimiento pero Astrid sabía que en el fondo había burla.

— No has ido a tu entrenamiento de esta mañana. — dice la pelirroja sonando natural.

Astrid eleva ambas cejas y mira a Steve a su lado, recordándole con una mirada su frase "yo me encargo".

— Entrenó conmigo. — dice el rubio.

— Pues tendréis que cambiar vuestro horario de sexo mañanero. — dice Natasha provocando las risas de Wanda y Sam mientras Vision hace una mueca y Rhodes niega.

Steve rueda los ojos y Astrid bufa mirando a su amiga. — No necesito entrenar tanto, soy agente de nivel 6 como tú.

— Eso es porque eras el ojito derecho de Fury. — rebate la pelirroja con burla.

Astrid la mira falsamente indignada. — Eres una envidiosa, Romanoff.

Ambas agentes se miran entre ellas antes de soltar una carcajada y seguir la comida con el resto del equipo.

Nota de la autora.

•CIVIL WAR 😥😥😥

•No olviden votar para más capítulos.

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𝗔𝗦𝗧𝗥𝗜𝗗 𝗟𝗔𝗡𝗘 ━━━ Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora