𝟑𝟒

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La mujer se mueve debajo de las blancas sábanas, chocando con el brazo del hombre a su lado

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La mujer se mueve debajo de las blancas sábanas, chocando con el brazo del hombre a su lado. Astrid sonríe aún con su rostro pegado al brazo del rubio y éste la mira.

— ¿Cómoda?

— Mucho. — murmura.

Al fin, Astrid abre los ojos encontrándose con el rostro de Steve, quién la miraba encantado. Habían pasado dos años siendo fugitivos.

Durante ese tiempo, sólo llevaban una vida relativamente tranquila. Dos veces al mes se reunían con Sam y Natasha para seguir acabando con las bases de HYDRA entre las sombras. El resto del tiempo, cada uno iba por su lado, manteniendo la comunicación entre ellos y sus dispositivos encendidos para conocer la ubicación de todos en caso de que algo sucediese.

Para Astrid, era un pequeño descanso después de toda una vida yendo a misiones sin cesar. Ahora mismo se encontraban en España, por petición de Astrid.

Astrid se pega más a Steve abrazándolo y el rubio descansa su mano en el cabello de la mujer, dejando suaves caricias. Este tiempo también había servido de mucho en su relación, ahora tenían más tiempo para ellos.

— Tengo hambre. — dice Astrid.

Steve se mueve, incorporándose en la cama, para después levantarse. Astrid pasea su mirada por su cuerpo, el hombre solo llevaba la ropa interior y la mujer no se cansaba de las vistas que recibía cada mañana.

— Póntela. — dice Steve lanzándole una camisa.

Astrid sonríe de lado. Él era consciente de que ella solo llevaba la parte inferior de la ropa interior. — No quiero.

— Astrid.

— ¿Qué? ¿Es una orden, Capitán? — pregunta la mujer mirándolo, sabiendo que el hombre enloquecía cuando lo llamaba así.

Steve termina de ponerse su camiseta y la mira sabiendo que la mujer lo estaba provocando, a ella siempre le había encantado hacer eso. — Póntela.

Astrid sonríe viendo como el rubio sale de la habitación. Poco después, la mujer se pone la camisa de Steve y se dirige a la cocina donde el hombre ya estaba preparando el desayuno.

Astrid lo abraza por detrás, metiendo sus manos por debajo de su camiseta y cierra los ojos apoyándose en su espalda.

— ¿Cuándo nos vamos?

— Mañana. — responde Steve. — ¿Sabes algo de Wanda?

— Está en Escocia.

Steve asiente y se da la vuelta para mirarla, de repente estando tenso. — Lo siento.

Astrid suspira mientras se sentaba sobre la encimera frente a él. — Steve.

— Por mí estás aquí, no podemos quedarnos en un sitio fijo para que no nos encuentren. — dice el hombre, descansando sus manos en las piernas de la mujer. — Eres una fugitiva por mi culpa.

— Steve, ya hemos hablado de esto, estoy aquí porque quiero. — habla Astrid. — Además, esta vida no me disgusta.

— Quiero darte la vida que mereces. — se lamenta Steve mientras tomaba la mano de la mujer para besar el anillo que decoraba su dedo anular.

Astrid sonríe ante la imagen frente a ella y pasa sus brazos por el cuello de Steve, abrazándolo. Tan sólo unos días después de escapar de la prisión, Steve hincó rodilla ante Astrid y le pidió matrimonio. La mujer sintió que la tensión se disparaba de su cuerpo pero no tardó un segundo en decir que sí al hombre que tenía delante.

Fue precioso. Steve le hizo la proposición en la habitación que compartían en el palacio de Wakanda y la boda se celebró una semana después. Shuri se encargó de los preparativos encantada y eligió una colina en mitad del paisaje verde desde donde se veía toda Wakanda. Astrid aún recordaba el momento en que Clint tomó su brazo y la acompañó hasta el altar donde Steve la esperaba con un par de lágrimas en sus ojos, siendo acompañado por Bucky y Natasha, sus testigos.

Después de la boda, cada uno tomó diferentes caminos y tanto Clint como Scott se entregaron para pedir el arresto domiciliario.

A la pareja le dolió que no pudiese estar todo el equipo presente en la celebración. Por ello, ambos le hicieron una carta a Tony donde le informaron de que ahora eran marido y mujer y donde también Steve se disculpó con él.

Los ojos de Astrid brillan mirándolo. — La vida que merezco es contigo.

— Entonces no desaprovecharé la oportunidad.

Astrid deja sus manos a ambos lados de su rostro, acariciando su barba y deja un beso en sus labios que demuestra lo encantada que está de escuchar eso. Steve la carga y ella rodea su cintura con ambas piernas. Astrid deja salir una risa cuando Steve la deja caer sobre la cama y se posa encima de ella dejando besos en su cuello.

Astrid pasea sus manos por la espalda de Steve dejando que el rubio la manosee a su antojo y después le quita la camiseta para ver sus abdominales.

La mujer lo obliga a voltear quedando ella arriba y empezando a dejar besos por su pecho y abdomen. Steve la observa llevando sus manos a cada lado de las caderas de la mujer y ella vuelve a su rostro para besarlo.

— ¿Ahora quieres que me la quite? — se burla ella, señalando la camisa que llevaba puesta.

Steve aprieta el agarre en su cadera y abre la boca para contestar, pero el sonido de un teléfono hace que se detenga.

— Ignóralo. — se queja Astrid mirándolo. — Seguro que es Sam estando aburrido, como siempre.

El hombre toma el teléfono para apagarlo pero antes de hacerlo, ve algo en la pantalla que lo deja sorprendido. Astrid, aún encima de él, se deja caer sobre su pecho para observar el dispositivo.

Tony Stark.

De inmediato, la mujer se separa de su esposo, quien parecía en shock, y lo mira con los ojos bien abiertos.

— ¿A qué esperas? — Astrid toma su brazo sacándolo de su trance. — ¡Atiende la llamada o lo haré yo!

El hombre no pierde el tiempo y pulsa un botón antes de llevar el teléfono a su oído. Las facciones del hombre se contraen al escuchar a la persona del otro lado de la línea.

— ¿Bruce?

Ante la mención de ese nombre, Astrid siente los nervios en su estómago. Hacía 3 años que no sabían absolutamente nada sobre Bruce Banner y el hecho de que estuviese llamando con el teléfono de Stark, no la tranquilizaba nada.

— ¿Cómo dices? — pregunta Steve levantándose de la cama.

Astrid lo mira confundida antes de seguirlo. Al llegar al salón, ve a Steve parado frente a la televisión, sus hombros estaban bastante tensos. La mujer se detiene al lado de su esposo y se tensa cuando escucha lo que dicen los reporteros en las noticias.

Tony había desaparecido.

Nota de la autora.

•MARIDO Y MUJER!!! Escribir este capítulo me ha emocionado demasiado 🥹🥹🥹

•¿Ya sabéis a quien están mirando mis papis en la foto del principio? Adivinad...

•No olviden votar para más capítulos.

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𝗔𝗦𝗧𝗥𝗜𝗗 𝗟𝗔𝗡𝗘 ━━━ Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora