𝟐𝟕

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— Margareth Carter era para muchos la fundadora de SHIELD, para mí era tía Peggy

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— Margareth Carter era para muchos la fundadora de SHIELD, para mí era tía Peggy. — dice Sharon en el altar. — De niña me emocionaba, pero era imposible llegar a su altura, por eso nunca dije que éramos parientes. Una vez le pregunté cómo llegó
a ser lo que fue en una época en la que nadie dejaba que una mujer brillase y dijo, si no puedes comprometerte no lo hagas aunque todos te digan que algo malo es bueno...

Así siguió el discurso de Sharon para conmemorar a su tía hasta que el funeral se dió por terminado y toda la gente empezó a salir de la iglesia. Sam dijo que saldría a tomar el aire mientras Steve quería quedarse unos minutos más.

Así que Astrid esperó unos pasos por detrás mientras él miraba el ataúd. Astrid se había criado oyendo increíbles historias sobre las misiones de la famosa Agente Carter y saber que fue alguien importante para Steve hace que la morena sienta más respeto hacia ella.

Una mano toca su hombro y Astrid voltea para encontrarse con una amiga.

— Nat.

Steve voltea ante la voz de Astrid y se acerca a ambas.

— Voy a Viena para la firma de los Acuerdos. — dice Natasha. — Hay sitio de sobra en el jet.

— ¿Quién ha firmado? — pregunta Astrid.

— Tony, Rhodes y Vision.

— ¿Y Clint? — pregunta Astrid.

— Dice que se retira. — contesta Natasha.

— ¿Wanda? — pregunta Steve.

— No sabe que hacer.

Natasha mira a Astrid. Ella hace una mueca, lo había decidido. Iba a firmar. Pero no le agradaba la idea de dejar a Steve.

— Firmaré. — dice finalmente.

Natasha le da una leve sonrisa, sabiendo que ha sido una decisión difícil para su amiga. La pelirroja voltea su mirada a Steve.

— Que sea el camino menos satisfactorio no significa que sea el camino equivocado. — habla Romanoff. — Seguir juntos importa más que el cómo.

Ahí Astrid tenía que darle la razón a su amiga.

— Si pero, ¿a costa de qué? — pregunta Steve. — Lo siento, Natasha, no puedo.

— Lo sé.

— Entonces, ¿qué haces aquí?

— Quería darte mis condolencias. — responde la pelirroja antes de abrazar al Capitán y mirar a Astrid. — Tenemos que irnos, te espero fuera.

Cuando Natasha se aleja de ellos, Astrid mira los ojos de Steve. Él le sonríe y toma sus manos.

— Steve...

— Te amaré pase lo que pase. — dice él.

— ¿Pase lo que pase? — pregunta Astrid.

— Sí, pase lo que pase. — repite el Capitán.

Astrid le sonríe cuando se acerca a ella y se abrazan con tristeza, estaban en bandos contrarios.

— Ve con ella. — susurra Steve.

— Te amo. — dice Astrid. — Por favor, no hagas nada estúpido. No quiero que esto empeore más.

— Yo también te amo.

Ambos unen sus labios en un largo beso cargado de sentimiento. Con una última sonrisa, Astrid se aleja del rubio y sigue el camino que anteriormente había hecho Natasha.

Una vez en el avión privado, Astrid puede sentir la mirada de Natasha en ella.

— Dilo.

La pelirroja suelta una risa. — ¿Está todo bien con vosotros dos?

— ¿Steve y yo? — pregunta Astrid, Natasha asiente. — Si, claro.

— Antes había un poco de tensión. — comenta Natasha.

— No es cierto. — niega la morena.

— Oye, sólo me aseguro de que mis amigos no tienen problemas en el paraíso. — bromea la pelirroja. — Los dos sois unos tercos y estáis en diferentes lados del tablero.

— No quiero que esto afecte a mi relación con él. — admite Astrid.

— Estoy segura de que sabréis manejarlo. — dice Natasha poniendo su mano sobre la de Astrid.

...

VIENA

El avión ya había aterrizado en la ciudad. Astrid no se molestó en cambiar su ropa, por lo que se dirigieron al edificio de la ONU.

— No estamos acostumbrados a ser el centro de atención. — una voz masculina se acerca a ambas mujeres cuando éstas terminan de firmar unos papeles.

Astrid se da la vuelta, encontrándose con el rostro del príncipe T'Challa de Wakanda.

— No siempre es agradable. — comenta Natasha.

— Pensé que no estarían precisamente cómodas en esta compañía. — comenta T'Challa.

— Y no lo estamos. — asegura Astrid.

— Eso hace que me alegre de que esten aquí, señoritas.

— ¿Por qué? — pregunta Natasha. — ¿No está de acuerdo con todo esto?

— Con los Acuerdos sí, con la política no tanto. — responde el príncipe de Wakanda. — Dos personas en una habitación pueden conseguir más que un centenar.

— A no ser que tengas que mover un piano. — una nueva voz masculina llega a sus espaldas.

El rey T'Chaka saluda a su hijo y a ambas mujeres.

— Gracias por estar de acuerdo con todo esto. — les dice el rey. — Me apena saber que el Capitán Rogers no estará hoy con nosotros.

— A mi también. — responde Natasha cuando ve que Astrid, extrañamente, no tiene intención de comentar nada.

Segundos después, la reunión comienza por lo que Natasha y Astrid se sientan en sus respectivos asientos para escuchar las palabras del rey de Wakanda.

Ambas mujeres notan como T'Challa se mueve de su sitio, pero no les da tiempo a reaccionar cuando todo sucede.

— ¡Todo el mundo al suelo!

Dichas esas palabras, una fuerte explosión hace que los cristales de los grandes ventanales salgan disparados al igual que restos de los escritorios.

Astrid gime cuando su cuerpo se estrella contra el suelo y siente varios cristales caer sobre ella. A su lado, una mujer cae inconsciente por lo que no duda en arrastrarse hasta ella, ignorando los cristales clavándose en su piel.

— Oiga. — Astrid mueve el cuerpo de la mujer y unos segundos después, abre los ojos con lentitud.

— ¡Astrid! — Natasha llega hasta ella corriendo para tomar el rostro de su amiga entre sus manos. — ¿Estás bien?

Astrid alza su mirada para observar a la pelirroja, que no parecía estar herida.

— Tenemos que salir. — murmura la mujer a la que Astrid estaba ayudando.

Nota de la autora

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𝗔𝗦𝗧𝗥𝗜𝗗 𝗟𝗔𝗡𝗘 ━━━ Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora