12: Campo Minado

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Una semana después su puerta era llamada con insistencia, Namjoon sabía que era Jungkook porque no había forma de que fuese alguien más tan temprano en la mañana, pero no evitaba que se sintiera ansioso y expectante. No sé molestó en ponerse una camisa. Jungkook ni siquiera esperó a que terminase de abrir la puerta para entrar gritando con emoción.

—¡Vamos a Tokyo en una semana! —Brinco y revoloteo por toda la sala. Namjoon sonrió con ternura.

—Felicidades, bebé —Ambos quedaron en silencio. Bebé. La palabra cayendo como un guijarro en un campo minado. Peligro. Namjoon quedó en blanco.—Lo si-

Jungkook lo besó fuertemente antes de que pudiera decir nada, con los sentimientos a flor de piel. Y se separó con la sonrisa más grande que había visto, calentaba el corazón de Namjoon furiosamente, así que se obligó a sí mismo a callarse y dejarlo ser.

—Estoy tan feliz, esto es un sueño —Dijo Jungkook sin aliento.

—No ha empezado —Namjoon beso su frente y Jungkook sentía que se convertía en líquido en el piso.

Porque hablo de ti.

—Es cierto —Dijo Jungkook con una sonrisa —¡Rápido! Tenemos la última prueba de uniformes y ni siquiera te has vestido ¿Cuándo vamos a llegar? —Namjoon le robó un beso más antes de hacerle caso.

Tuvieron su última prueba de uniformes y mallas esa mañana. SeokJin finalmente dio el visto bueno a las mallas rojas, blanco y negro y se quejó un poco de las chaquetas blancas porque el azul de la manga –Que no ocupaba ni tres centímetros de tela– no era el tono azul que quería pero accedió a ellos. Solo quedaban unos pocos días para viajar pero SeokJin hubiese mandado todo atrás si no estaba satisfecho sin importar qué estaban a contrarreloj.

Al finalizar el día, Namjoon viajó al otro lado de la ciudad por trabajo con uno de sus patrocinadores y Jungkook regresó solo a su casa. Después de cenar y darse otra ducha, tuvo la idea de llamar a sus antiguos compañeros, para conocer un poco más sobre su preparación, saber en qué condición estaban. El equipo de Japón era uno de los favoritos, y ahora que estaba en la competencia por equipos y en su tierra, se encontró ligeramente más interesado en ellos.

Busco su computadora e inicio una videollamada con un integrante que sabía de antemano que iba a contestar, Kitazono. El hombre era tan inocente de todo, en el pasado le dio un poco de lástima pero ahora desearía tener tan poca malicia como él. Como supuso, Kitazono contestó rápidamente con una sonrisa grande y emocionada que ocupaba casi toda la pantalla.

—¡Jeon Jungkook!

—Hey

Chicos, el dorado llamó

—Qué tan estúpidos tiene que ser para seguir contestando sus llamadas —Fue la voz lejana de Daiki, el joven capitán del equipo japonés.

Kitazono se movió de la pantalla y aparecieron tres miembros más del equipo en la imagen, uno de ellos armaba una maleta, probablemente para moverse cerca de la villa. Habían algunos rostros amigables y otros que simplemente lo conocían demasiado para esforzarse.

—Pff! Jeon al fin tiene tiempo para llamar ¿Qué te trae por aquí, traidor? No te he visto en los titulares en un caliente minuto

Jungkook no hizo más que reír.

—¿Buscas mi nombre en los titulares todos los días, Kentaro? De todas las personas, sabía que tu me extrañarías más ¿No es cierto? —El hombre abrió y cerró la boca sin saber cómo responder y Jungkook se jactó para sus adentro, solo un poco —No llores demasiado, tu hombre va a volver a Ariake pronto

The one prize (I'd cheat to win) [namkook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora