Al amanecer, Namjoon seguía preocupado por Jungkook y su repentino quiebre la noche anterior. Jungkook era probablemente la persona más fuerte que conocía, no podía imaginar que lo estaba afectando realmente a ese punto pero lo hacía sentir más inquieto que su propia inquietud.
Con la intención de darle al menos una buena mañana, se levantó primero y fue a comprar un desayuno decente en una panadería fuera de la villa, disfrutando la brisa de verano en Tokyo de ida y vuelta. Cuando volvió Jungkook seguía dormido envuelto en las sábanas como un bollo.
Se dedicó a besar la parte trasera de su cuello y sus omóplatos desnudos hasta que Jungkook se removió con un gemido quedito y empezó a despertar lentamente.
Namjoon abrió las ventanas, aprovecho a respirar con conciencia y admirar el agua brillante moviéndose, el olor de la bahía y el cielo despejado. Tranquilidad, la tranquilidad antes de la tormenta. El día siguiente era la final por equipos, probablemente uno de los días más importantes y difíciles que tendría en su vida.
Volvió a Jungkook, quién bostezo y se estiró como un gato. Sus ojos seguían levemente hinchados por la noche anterior pero era tan adorable como nunca.
-Eres lo más bonito que existe -Dijo sin pensar, sorprendiéndose a sí mismo un poco.
Jungkook abrió uno de sus ojos, apenas ajustándose a su alrededor y sonrió bobamente, estirando sus manos hacia él como si fuera a alcanzarlo realmente estando allí acostado.
Namjoon río silenciosamente, caminó hasta él y se sentó a su lado donde seguía tumbado. Acarició su rostro con suavidad, Jungkook beso el costado de su mano y cerró los ojos ante el tacto.
-¿Cómo te sientes?
-Mejor que anoche -Murmuró gravemente.
Jungkook se había levantado con la decisión muy clara. Sería honesto. Iba a contarle a su equipo él mismo sobre la situación con Daiki y Jimin, iba a enfrentar las consecuencias y probablemente sufrir mucho en el proceso, luego trabajaría arduamente por conseguir el perdón de su equipo, recuperar su confianza y demostrar que ya no era ni cerca esa persona despreciable y no lo sería jamás. Sonaba infinitamente más fácil de lo que era.
Había una probabilidad absurdamente amplia de que Namjoon lo odie, pero Jimin ya le había advertido que le diría a los Kim por lo que lo sabría de una forma u otra, lo mejor era tomar las riendas y hacerlo él mismo para suavizar el impacto.
Bueno, no lo haría inmediatamente.
La final era el día siguiente, Jimin no quería ni siquiera verlo y era justo. Buscarlo en ese momento sería peor, como ya pudo comprobar. Tampoco quería arruinarlo -más- todo en medio de las competencias por equipo, sería estúpido.
Quizá hasta después de la final, aunque... tenía que entrenar para los All arounds y luego eran las finales por aparato por lo que... No lo tenía muy claro, pero algo si tenía claro y es que jamás haría una mierda como esa de nuevo sin importar cuanto perdiese o cuanto estuviese en riesgo.
Conservar a sus nuevos amigos -y algo más- se unió a su lista de prioridades. Estaba aterrado de perder a Namjoon, sobre todo, y para eso, tenía que recurrir a la honestidad.
No inmediatamente, claro. Después de Tokyo. Hablaría con ellos después de Tokyo, era lo mejor.
Durante el entrenamiento se mantuvo entre SeokJin y Namjoon todo el tiempo, sin querer presionar la situación. Aunque se sintió aliviado de que Jimin le hablase, seco y frío pero no ignoraba su existencia. Sabía que lo hacía para no alertar a Namjoon y Jin pero eso lo hacía menos difícil, más soportable.
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The one prize (I'd cheat to win) [namkook]
FanfictionEl equipo masculino de Gimnasia Artística de Sur Corea sufre la pérdida de un miembro antes de las Olimpiadas y un nuevo integrante altera su sinergia. Ahora no solo se enfrentaría a los equipos internacionales, también tenía que superar las grietas...