8: Tregua

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Nada estaba mejorando, ambos sabían que nada estaba mejorando, solo empeoraba. Al final de esa misma semana Namjoon fue enviado a casa después de literalmente chocar contra una barra, tan fuerte que le sangro la nariz; ni siquiera fue la barra misma sino la viga que sostenía la barra, una vergüenza.

Estaba demasiado distraído y no querían que sufriera una lesión así que le dieron el siguiente día libre para que fuera con la terapeuta, lo que Namjoon consideraba una exageración, ya recibía suficientes horas de terapia.

Jungkook observó por el rabillo del ojo que SeokJin y el entrenador tenían un charla con él, hizo una mueca disconforme y antes de salir lo miró a los ojos. Jungkook bajó la mirada apenadamente y pasó las manos por su rostro, nada estaba resultando como lo planeó.

Para colmo Jimin también tenía los ojos sobre él y lo interceptó mientras se hidrataba.

—Tu también estás muy ausente hoy ¿Todo bien?

—Si, todo bien, hyung. ¿Vamos juntos al gimnasio? —Quiso cambiar de tema y usar la carta hyung casi siempre funcionaba.

—Otro día, Jungkook-ssi, voy a ver a Namjoonie más tarde. Quiero asegurarme de que esta bien

—¿Puedo... No. Es decir, ¿avísame, por favor? —Pidió, intentando demostrar solo la preocupación necesaria. Jimin asintió revolviendo su cabello antes de seguir entrenando.

Jungkook había hecho una variedad de cosas cuestionables en su vida sin experimentar ningún sentimiento parecido a la culpa pero esta vez estaba tan presente. No esperó que besar a Namjoon terminaría rompiendo instantáneamente al capitán del equipo Olímpico como una galleta integral.

Tenía muy clara la naturaleza de la relación que debía mantener con Namjoon para que beneficiase y al mismo tiempo no entorpeciese su camino a ganar la medalla. Sin embargo, la situación actual no era exactamente lo que visualizo, en absoluto.

Namjoon había estado tocando sus fibras sensibles durante meses, nunca había meditado tan poco una idea como lo hizo en ese momento. Namjoon estaba bajó él, luciendo tan absurdamente guapo, sonriendo para él, sus manos gruesas dándole un masaje a sus brazos, la perdió en ese momento y la seguía perdiendo cada vez que Namjoon estaba cerca.

Finalmente decidió que no podía seguir viendo como el capitán se caía a pedazos por su culpa sabiendo que él no resolvería nada y volvió a buscarlo un par de días después cuando regresó al gimnasio.

Fue difícil, Namjoon lo evitaba a toda costa, si Jungkook llegaba a algún lugar, él se iría sin siquiera disimularlo. Jungkook no podía evitar sentir una punzada en su pecho.

Namjoon estaba haciendo lo mejor que podía para volver a su rendimiento habitual pero, a donde quiera que miraba, Jungkook aparecía con sus ojos grandes y brillantes a buscarlo, y Namjoon se descontrolaba como si tuviese un troyano en la cabeza.

Se escabullo en las duchas más temprano de lo normal cuando su energía para evitarlo se había agotado. Cuando llegó, el lugar estaba vacío y en silencio pero una par de regaderas se abrieron mientras se duchaba así que pudo relajarse. Al terminar se envolvió en una toalla y estaba listo para retirarse cuando la voz de Jungkook lo sorprendió tras él.

—¿Podemos hablar? —Pidió con suavidad

—Jungkook —Namjoon se tenso, mirando en todas las direcciones. —Ya hablamos de esto —Susurró

—Tú hablaste —Dijo Jungkook con seriedad.

Namjoon suspiró resignado y tiró de su muñeca para encerrarlo con él en ese pequeño cubículo húmedo. Jungkook se acomodó, usando como excusa el reducido espacio para acercarse peligrosamente. Apoyando sus manos en el cristal oscuro a los costados de Namjoon. Sus pechos desnudos casi se tocaban y las toallas que cubrían sus piernas no eran suficientes.

The one prize (I'd cheat to win) [namkook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora