Capítulo 2: Infancia
Jenna y Max Verstappen crecieron en un hogar donde las expectativas eran altas y la presión constante. Sus madres, Sophie (mama de max) y Lupe (mamá de Jenna), tenían un enfoque muy diferente hacia cada uno de ellos, lo cual afectó profundamente cómo se sentían y se desarrollaron a lo largo de los años.
Jos Verstappen, ex piloto de Fórmula 1, era un hombre de carácter fuerte y disciplinado. Desde que Max mostró interés en el automovilismo, Jos se dedicó por completo a entrenarlo. Sus métodos eran estrictos y a menudo severos, creyendo que la única forma de alcanzar la grandeza era a través del esfuerzo implacable y la disciplina rigurosa.
Max era el centro de atención de Jos. Cada día, después de la escuela, pasaban horas en la pista de karting. Jos analizaba cada movimiento de Max, corrigiendo sus errores con un tono que oscilaba entre la instrucción paciente y la crítica dura. Para Max, esto era una mezcla de orgullo y presión. Se sentía afortunado de recibir tanta atención y conocimiento de su padre, pero también sentía el peso de las expectativas sobre sus hombros. Había momentos en los que la severidad de su padre lo dejaba agotado y frustrado, pero nunca se atrevió a mostrar debilidad. Max quería demostrarle a su padre que valía la pena, que podía cumplir con las expectativas que se habían impuesto sobre él.
Por otro lado, Jenna siempre estuvo al margen de estas intensas sesiones de entrenamiento. Jos la veía como una observadora y rara vez le dedicaba tiempo o atención. Aunque Jenna deseaba aprender y participar, la realidad era que su padre no la consideraba parte del plan de éxito que tenía para Max. Este trato desigual la llenaba de tristeza y resentimiento. Se sentía invisible, como si sus sueños y aspiraciones no importaran tanto como los de su hermano.
Sophie y Lupe siendo las ex esposas de Jos eran la figura maternal que trataba de equilibrar la intensidad de Jos. Aunque no estaban tan involucrada en el entrenamiento de los niños, era el apoyo emocional que ambos necesitaban. Sophie siempre estaba allí para escuchar, para consolar y para ofrecer palabras de aliento. Sin embargo, también respetaba en gran medida las decisiones de Jos en cuanto a la crianza y el entrenamiento de los niños.
Max encontraba en su madre un refugio cuando la presión se volvía insoportable. Sophie le ofrecía la comprensión y el apoyo emocional que a veces le faltaban de su padre. Ella le recordaba que era importante disfrutar del proceso y no solo centrarse en los resultados. Para Max, su madre era un bálsamo que aliviaba el rigor de la vida bajo la tutela de Jos.
Para Jenna, Lupe era la única que realmente la veía y valoraba. Su madre era consciente de los sentimientos de su hija y trataba de compensar la falta de atención de Jos. Lupe le enseñaba a Jenna la importancia de ser fuerte y resiliente, y la animaba a seguir sus sueños, incluso si su padre no la apoyaba de la misma manera que a Max. Jenna encontraba en su madre la validación y el amor que tanto necesitaba, aunque el vacío de no recibir lo mismo de su padre seguía pesando en su corazón.
La dinámica familiar estaba marcada por la dicotomía entre la atención intensa que Max recibía y la relativa indiferencia hacia Jenna. Los fines de semana, mientras Max y Jos viajaban a competiciones de karting, Jenna y Sophie a menudo pasaban tiempo juntas, lo cual fortalecía su vínculo. Sin embargo, Jenna no podía evitar sentir que su pasión por el automovilismo la aislaba de su padre y de la experiencia compartida con su hermano.
Max, por su parte, se sentía dividido. Amaba a su hermana y admiraba su determinación, pero también sentía la presión de ser el hijo en quien Jos había depositado sus esperanzas. Sabía que Jenna se sentía dejada de lado y eso le dolía, pero no sabía cómo cambiar la situación sin defraudar a su padre.
Para Jenna, la falta de atención y apoyo de su padre fue una fuente constante de dolor y motivación. Se sentía como una sombra en el mundo de su hermano, pero esa misma sombra la impulsaba a trabajar más duro, a demostrar que ella también tenía lo que se necesitaba para triunfar. Su relación con Max era de camaradería y competencia, una mezcla de apoyo mutuo y el deseo de sobresalir cada uno a su manera.
Max, por otro lado, se debatía entre la gratitud por el entrenamiento que recibía y la culpa por la situación de Jenna. Admiraba la fuerza de su hermana y se sentía culpable por ser el foco de la atención de su padre. Quería ayudarla y apoyarla, pero también estaba atrapado en su propia carrera y las expectativas que pesaban sobre él.
Era una tarde calurosa de verano en el pequeño circuito de karting donde Jenna y Max pasaban la mayoría de sus días. Max acababa de terminar una sesión de práctica, y su padre, Jos, no estaba satisfecho con su rendimiento. Jenna, como de costumbre, observaba desde la distancia, tomando nota de cada corrección y consejo que Jos le daba a su hermano.
Jos estaba frustrado. La tensión se notaba en su rostro y en la rigidez de sus movimientos. "¡Max, ya te lo he dicho mil veces! Tienes que frenar más tarde en esa curva," gritó, sus palabras cargadas de impaciencia. "¿Cómo esperas mejorar si no sigues las instrucciones?"
Max, visiblemente cansado, intentaba defenderse. "Lo intenté, papá. Realmente lo intenté, pero..."
"¡No hay peros!" Jos interrumpió, su voz resonando en el aire caliente. "Si no empiezas a tomarte esto en serio, nunca llegarás a ser un piloto profesional."
Jenna, sintiendo la creciente tensión, decidió acercarse. Quería animar a Max y quizás suavizar el ánimo de su padre. "Papá, Max está haciendo su mejor esfuerzo. Todos cometemos errores al aprender."
Jos se volvió hacia ella, su mirada dura y severa. "Jenna, esto no es un juego. Si no puedes aportar nada útil, mejor quédate al margen."
La dureza en su voz golpeó a Jenna con fuerza, pero no retrocedió. "Solo trato de ayudar, papá. Max necesita apoyo, no solo críticas."
Jos perdió la paciencia. En un arrebato de ira, levantó la mano y le dio una bofetada a Jenna. El golpe fue rápido y sorprendente, dejándola aturdida y con los ojos llenos de lágrimas. Max dio un paso adelante, interponiéndose entre su padre y su hermana.
"¡Papá, no! Ella solo quería ayudar," gritó Max, su voz llena de desesperación.
Jos, respirando pesadamente, bajó la mano, dándose cuenta de lo que había hecho. La furia en sus ojos se desvaneció, reemplazada por una mezcla de culpa y confusión. "Lo siento," murmuró, sin saber realmente cómo enmendar lo ocurrido. "Lo siento, Jenna."
Jenna, con una mejilla ardiendo por el golpe, se quedó en silencio. Las lágrimas corrían por su rostro, pero se negó a mostrar debilidad. Simplemente asintió y dio un paso atrás, alejándose de la escena.
Esa noche, mientras el cielo se oscurecía y el circuito quedaba en silencio, Jenna se refugió en su habitación. Las palabras de su padre resonaban en su mente, junto con el dolor físico y emocional del golpe. Sabía que Jos esperaba mucho de Max y que la presión lo hacía actuar de manera irracional, pero eso no justificaba lo que había hecho.
Max entró en la habitación poco después, con una expresión de tristeza y preocupación. "Jenna, lo siento mucho. Papá no debió hacer eso."
Jenna lo miró, su determinación aún intacta a pesar del dolor. "No es tu culpa, Max. Papá está bajo mucha presión, pero eso no significa que tenga derecho a lastimarnos. Tenemos que ser fuertes y seguir adelante."
Max asintió, admirando la fortaleza de su hermana. "Vamos a demostrarle a papá que ambos podemos ser grandes pilotos. Juntos."
Desde ese día, Jenna decidió que no solo se convertiría en una gran piloto, sino que también demostraría su valía sin importar las adversidades. Aprendió a canalizar su dolor y frustración en una determinación férrea, usando cada obstáculo como motivación para mejorar y alcanzar sus sueños.
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The greatest | A Lando Norris F1 fanfiction
FanficJenna Verstappen, hermanastra de Max Verstappen, comenzó su carrera en el automovilismo desde joven, influenciada por su padre Jos, ex piloto de Fórmula 1. Tras destacarse en el karting y ascender en las categorías juveniles, Jenna, a los 18 años, h...