Todo el mundo está muy nervioso. Las cosas están cambiando. Hoy voy al laberinto después de mucho tiempo, estoy muy asustada. Si el claro no es seguro, el laberinto menos.
Está amaneciendo, deben de quedar un par de minutos para que se abran las puertas. Yo estoy esperando justo enfrente, sentada en el suelo.
— ¿Nerviosa? — Me preguntó Minho.
— Si me lo hubieras preguntado ayer, te diría que para nada, no es nada nuevo para mi. En cambio, hoy si que hay algo nuevo.
— Rebecca, no pasa nada, si vamos todos juntos no pasará nada. — Esto lo dijo Alby, él no es corredor, pero viene para limpiar los restos de ben.
Las puertas se están empezando a abrir. Me giré y vi a Thomas y Newt hablando y mirándonos. Newt levantó el brazo como saludándome, o despidiéndose.
— Vamos Rebe. — Minho me extendió la mano y me ayudó a levantar.
Ya estamos dentro.
Corríamos.
Corríamos.
Y corríamos.
Íbamos comprobando que los mapas estuvieran bien. Hace tres años que no hay cambios, obviamente no los va a haber ahora. Seguimos con la esperanza de habernos equivocado. De que haya alguna encrucijada que nos hayamos pasado. Nunca la hay.
— ¿Ahora a donde vamos? — Le pregunté porque no recuerdo exactamente todo.
Cada pareja recorre un tramo del laberinto, pero la próxima vez que toque esta secuencia nos tocará otro tramo. Esto lo hacemos para que si alguien tiene un error, otra pareja lo corrija.
— Hoy nos toca este tramo. — Señaló en el papel por dónde tenemos que correr.
— Estamos aquí, ¿no?
— Sip, tenemos que venir aquí, girar a la izquierda, aquí seguir recto, después... — Me explicó el recorrido para refrescarme la memoria.
Estuvimos corriendo más o menos un par de horas.
— Minho espera.
— ¿Qué pasa? ¿Estás cansada?
— No. — Miré al rededor.
—Rebecca, ¿qué pasa? — Creo que le he preocupado.
— No lo sé, pero algo pasa. — Di una vuelta sobre mi misma fijándome en todos los detalles. — Siento que algo nos sigue.
— Vamos no me jodas. — Miró hacia arriba. — ¡Corre!
Miré arriba. Efectivamente. Un puto lacerador. Corrí. Corrí como no había corrido nunca en mi vida. Minho iba unos pasos delante de mí, así que le seguía. Miró para atrás un momento.
— ¡REBECCA MÁS RÁPIDO!
Intenté acelerar, pero no puedo ir más rápido, no es físicamente posible. Es muy probable que nos mate en unos minutos. No podremos seguir corriendo.
Minho cogió dos desvíos seguidos, así que creo que lo hemos dejado atrás. No pienso parar para comprobarlo. Corríamos y corríamos. Hasta que Minho se metió en un pequeño hueco entre varios muros dónde no nos podía ver desde fuera.
— ¿Estás bien? — Le pregunté.
— Creo que si.
Teníamos la respiración muy agitada, obviamente. Tanto por el miedo tanto por el cardio que acabamos de hacer.
— ¿Qué hacemos? ¿Quedarnos aquí un rato o intentar volver al claro?
— Te iba a hacer la misma pregunta, aquí somos más vulnerables, pero ¿enseñarle el camino hasta el claro?
— Pues no sé. — Me lo dijo con la voz temblando.
— ¿Cuánto se tarda en llegar?
— No mucho.
— Pues esperamos aquí un rato y volvemos antes de que anochezca.
— Buena idea Rebe.
Creo que no estuvimos ni 20 minutos, pero me estaba dando muchísima ansiedad. Él también estaba muy estresado, así que decidimos ir yendo y que sea lo que Dios quiera.
Le agarré de la muñeca para evitar separarnos en el caso de que nos lo volvamos a encontrar. Falta poco para llegar.
Derrepente se escuchó un sonido. Un sonido de lacerador. De hecho estaba cerca.
— ¡MINHO!
Otra vez.
Nos lo encontramos en un cruce de tres caminos. Por suerte el que lleva al claro es el otro. Corrimos igual de rápido y con la misma ansiedad que antes.
Yo iba un poco más atrás, pero no mucho. Me giré para mirar cuánta ventaja teníamos.
No teníamos.
Se me lanzó encima y me tiró.
— ¡REBE!
Estoy en el suelo con el lacerador encima. Intento darle patadas y golpes para evitar que me pique.
No paro de llorar. Tengo miedo. Me va a picar. Minho le está tirando piedras y haciendo lo que puede.
— AY.
Se va.
Minho se agachó y se puso a mi lado mientras el monstruo se iba.
— Tranquila ya ha pasado. No te ha hecho nada.
— Me arde. — Nunca había llorado tan fuerte, la sensación es como si me estuviera quemando el abdomen.
— ¿Qué?. —Me levanté la camiseta. — Joder.
— Vete, me ha infectado, corre tu que puedes.
— No.
— Si.
Me ayudó a levantar y me llevo arastras. Siento que en cualquier momento me desmayo. Él intenta correr, pero le cuesta. Me agarró también de las piernas y me llevó en brazos.
— Tranquila estamos llegando.
— Minho te lo digo enserio deberías dejarme aquí.
— No, estamos apunto de llegar. Aguanta.
Estoy increíblemente mareada por el dolor. He dejado de llorar porque estoy literalmente seca. Me arde todo. Voy a morir.
— Déjame.
— El claro está ahí.
Tenía razón, levanté la mirada y estaban todos allí.
— ¡Ahí están! — Gritó Chuck super contento. — ¡Os lo dije! Os dije que lo conseguirían
— Algo va mal. — Me pareció la voz de Newt.
Todos gritaban cosas para animarnos, pero no iba a servir de nada, las puertas se están cerrando.
— Minho déjame aquí.
Apenas había hueco para llegar al claro, Minho iba a morir por mi culpa. Me puso en el suelo y me arrastró por los pies. Cerré los ojos. No quería que esto pasara. No podía ser.
Levanté la cabeza para mirarlos a todos por última vez. Alguien estaba entrando al laberinto, pero no lo reconocí. Se cerraron las puertas.
— Felicidades tío, acabas de suicidarte. — Le dijo Minho.
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Maze lovers
Romance🎀 Historia en español 🎀 Rebecca lleva tres años en el laberinto, fue la segunda en llegar, un mes después que Alby. Era corredora, pero se lesionó la pierna. Se lleva genial con Newt, Minho, Chuck... (los protagonistas básicamente) Su interés amo...